-Sus ojos se sienten pesados, debe mantenerlos cerrados mientras escucha la voz femenina. Su voz es calma, casi adormecida.- Muchas veces. -Y a través de sus palabras se puede sentir la sensación de pérdida y dolor que hay tras la muerte. Aprieta los dientes por un momento, los músculos de su mandíbula y cuello se tensan, luego se resigna.- La inmortalidad es relativa. La eternidad también. Yo no sólo puedo morir, puedo dejar de existir. -Ladea la cabeza, acomodándola y haciendo que el trapo húmedo caiga.- Pero tu destino no va a ser mejor.

No sabía que tanto le podría ayudar aquello que estaba haciendo pero al menos lo intentaría, aunque esas palabras que pronunció la dejaron inmóvil durante unos instantes. —¿Moriste? ¿Cómo que... Ya has muerto? Pensé que eras inmortal—. Aprieta los labios y suspira. —Si... En cualquier momento pueden destrozarnos—.

-Baja los brazos y suspira, no porque el dolor se hubiera ido, sino porque perdía tiempo reaccionando hacia ese dolor tan fuerte. La realidad es que "morir" sigue sintiéndose peor que una migraña.- Lo que viene después de morir es la muerte. -Las gotas de agua caen por su rostro y sobre el colchón. Mira el techo, trata de respirar de forma controlada. Su pecho se infla un poco al hacerlo, luego se deshace en exhalaciones suaves.- He muerto antes. -Se agarra el cuello a sí mismo con suavidad.- Ustedes tienen cuerpos frágiles.

—Tal vez no...—. Ve la manera en que se agarra la cabeza y sabe que el dolor debía ser insoportable, tal vez era una resaca ¿Los demonios podían tener resacas? Deja la toalla mojada sobre su frente y se sorprende ligeramente cuando sus ojos descansan sobre ella. —¿Entonces que es? ¿Cómo te ayudo, John?—. Suelta un largo suspiro y asiente. —Si... Mucha gente no lo entiende porque jamás han estado tan cerca de la muerte... Pero es como si te quedaras dormido—.

¿Difícil? No tienes idea. -Se agarra la cara con ambas manos, aprieta, siente que quiere arrancarse la piel. El dolor es tan grande como ser golpeado con un machete desde dentro, la sensación del corte y el desgarro incluso en partes donde debería ser imposible de sentir. Aprieta l,os dientes, entonces el frío lo relaja de golpe. Sus ojos se abren de par en par y la miran directamente.- ¿Agotado? No. -"No es últimamente" piensa, entonces su mirada se desvía con desgano.- Morir debe ser una sensación única, algo que pocos entienden.

—No es penoso, pero una vida inmortal puede ser difícil—. Respira hondo, mirando hacia la ventana un poco perdida. —Algún día deberías contarme esa historia, John. Debe ser interesante—. Sus ojos se mueven hacia él observando como se mueve hacia la cama y termina por recostarse. —Bueno, tal vez sea porque últimamente estás agotado—. Fue hacia el baño y mojó una toalla con agua fría, caminó de regreso hacia la cama sentándose en la orilla junto a él y la puso sobre la frente ajena. —Esto te ayudará—.

-¿Es acaso penoso desde el punto de vida humano aquella aberración que es el demonio como para que se sientan afortunados de no "morir" en esos términos? Se frustra por dentro, pero eso no cambia su estado en el exterior.- Es una larga historia. Valió la pena al final. -Su mirada se hace más serena, pero perdida, como si estuviera rememorando algo que no coincide con el resto de su ser, con el resto de su historia y su memoria. Suspira. Luego se levanta, sólo para echarse en oa cama boca arriba.- Carajo, es la primera vez que me pasa esto.

—Para ti seguro que no lo es...—. Deja la comida a un lado y no se mueve ni un poco cuando termina por acercarse a ella y observarla, invadiendo todo el espacio que había entre ellos. —Supongo que entonces es una fortuna para mi no tener que hacer una transición después de morir—. Su voz es dura, pero sus ojos no demuestran enfado. —¿Vivías en una choza? Vaya...—. Era un dato sobre él que la había tomado por sorpresa, ladea un poco la cabeza. —Te traeré una toalla mojada para el dolor de cabeza, deberías recostarte—.

La muerte no es el final. -Deja de comer, tal vez ya se vio satisfecho, o símplemente perdió el apetito. No sabría decirlo. Pero en ese momento se gira hacia ella y se acerca lo suficiente como para invadir su espacio personal.- Sobre todo para mi. Sólo una molestia, un momento de transición. -El susurro que sale de su voz es áspero y violento, pero no se siente esa hostilidad en su mirada. Tal vez sea sólo un resquicio de su naturaleza.- Antes de vivir aquí vivía en una choza de madera en ruinas. -Que él dejó en peor estado aún.- Eso debería dejar claro por qué el estado de este lugar. ¿No? -Se relaja, se notó tanto en su voz como en su rostro. Pero siente una molestia.- Mi cabeza...

—Bromeabas... Claro—. Aquello le hace enarcar una ceja, a veces le costaba trabajo entender el humor que John solía tener. —En eso tienes razón. Cualquiera que entrara a tu departamento pensaría que estas a punto de matarte o al borde de una intoxicación por alcohol—. Miró el suelo donde estaba lleno de agujas y vidrios rotos, recordó como estaba cuando llegó hacía sólo apenas unos minutos antes. —Lo sé... A pesar de todo... Eres un demonio fuerte, no te dejarías morir de una forma tan lamentable—. Esta vez le sonrió con amabilidad.