-Aún sin atisbo de emoción, tan sólo el carmesí de sus ojos. Los surcos de impulsividad en su iris. En el centro, el oscuro vacío de su pupila que transportaría a cualquiera al infierno, tan helado como es cuando él estaba encerrado. Pronto regresa a su postura original, reposando contra el respaldar. Entonces suspira.- ¿Quieres morir? -Sus ojos miran su bebida vacía, por lo que ordena más, el mozo es el que le sirve y deja la botella. Incluso sonríe como si la actitud del mismo hubiera sido forzada por alguien o algo, es denotado por el titubeo en su mano. Al instante en que se va John procede a beber todo el vaso de whisky.- Porque te acabas de exponer ante mi. -Como si hiciera falta el recordatorio de que él no es leal, no es alguien que se modere o siquiera tenga un orden para actuar. Es un monstruo que no comprende la moral del todo.-

Sus ojos parecieron tomar un color rojo más intenso, parecían estarla llamando como si con un gesto o palabra pudiera llenar aquel bar con la sangre de todos los presentes. El sonido de su voz tan cerca le aceleró por unos instantes el corazón que incluso cerró los ojos mientras le hablaba. ¿Algo mejor? ¿Que podría ser mejor en la mente del demonio? Ésta vez un escalofrío le recorrió la espalda cuando comenzó a describirle aquella escena... Podía casi sentir la sangre y su calidez. Sus ojos buscan nuevamente los ajenos, pero no demuestra temor y logra mantener su sonrisa sádica. —¿Imaginas mi muerte? Mi sangre sería un bonito color para decorar tu linda cara—.

-No parece siquiera inmutarse por las palabras de la mujer, o siquiera por el cambio en ella. El demonio entiende, pero lo hace en un silencio lúgubre. Ahora mismo es como si no hubiera ni un sólo sonido alrededor, ninguno a parte de ellos. John suspira con ligereza, lo hace cerca del oído de Zylith. Luego le susurra con esa voz rasposa que ha arrastrado desde que posee el cuerpo de John Smith.- Hay algo mejor que eso. -Hace una pequeña pausa, entonces se acerca un tanto más, la calidez de su aliento sólo se compensa con la frialdad de su tono.- El cuerpo inerte de un hermano, el dolor a través de un rostro acallado por el terror de la muerte. El aroma de la sangre. Un cuerpo enfriándose. -Como si se tratase de un encanto, es como si de unas palabras tan simples el mero concepto de la tortura se hiciera palpable, una realidad llena de colores trágicos.- Tu muerte, Zylith. -Sentencia con el desapego que sólo un espíritu corrupto y destruido como él puede tener.-

—¿Que si disfruté su muerte?—. Aquellos recuerdos comienzan a hacerse presente, recordar aquellos gritos de dolor y esa mirada patética suplicando por su vida le llenaban el pecho de sentimientos encontrados. Mueve su vaso un poco sólo para mover el líquido en su interior, nota la cercanía de John, había tomado su asiento para acercarlo completamente a ella. Sonrió ante sus palabras, una sonrisa sádica que oscureció sus ojos y los hizo brillar ante aquel recuerdo carmesí. —Lo disfruté como no te imaginas, ver su cuerpo mancharse de sangre poco a poco fue maravilloso~ Ver la vida escapar de sus ojos aterrado—.

-¿Siquiera el demonio puede sentir lástima o empatía por ella? No podría importarle en lo más mínimo lo que aquella mujer decía, pero su reacción, si, su reacción lo era todo para él que eran tan básico e instintivo.- ¿No disfrutaste su muerte? -El canadiense vuelve a hablar con normalidad. Su lenguaje corporal se centra en el alcohol, en la atención por su vaso que no tiene siquiera hielo. Se permite un trago más antes de levantarse, sólo para aproximar más su asiento al de la mujer, casi al punto de invadir su espacio personal. Se vuelve a sentar y se inclina hasta finalmente estar lo suficientemente cerca como para susurrar.- El tacto con la carne, el color de la sangre. La sensación de que una vida que antes no era tuya ahora te pertenece. -Sus ojos estaban llenos de tentación, eran unos orbes hipnóticos repletos de ese color tan puro y similar a la sangre. Palpitan con un ligero tono más oscuro, mientras sus pupilas se contraen en un profundo desagrado.-

—Puedo notarlo—. Dice mientras da otro trago a la bebida. Aún podía sentir esa frustración en su interior, sus ojos dejaban ver la oscuridad que comenzaba a hacerse presente. —Era importante, él... Era mi prometido. Yo lo amaba y era mi compañero—. Notó su cercanía y lo miró a los ojos, sabría que no podría ocultarle nada a él que podía saberlo todo con sólo observarla. —Los humanos vivimos en esa miseria... Lamentarnos por cosas que no sucedieron o por cosas que si sucedieron y cambiaron nuestra forma de ver nuestro alrededor—. Logró percibir un cambio en la manera de hablar de John... Un acento diferente.

Créeme, no soy alguien que haga lo que le conviene. -Realmente, después de todo vive en el fracaso, en el pesar y el dolor desde su primer momento en la tierra. Es algo que no buscó pero tampoco intentó evitar. Aún así no parece afectarle tanto como debería.- Ya veo. -De cierta forma se regocijó con la oscuridad detrás de la mirada de Zylith. Dio otro trago al whisky y esta vez imitó el gesto de relamerse los labios.- Esa mirada, aún te duele. ¿Tan importante era en tu corta vida? -Se aproximó un poco a ella mientras preguntaba. Ahora mismo sentía que tenían la misma mirada, sólo que la oscuridad del demonio estaba endulzada con odio y enojo.- Lamentar algo que no fue es como recordar algo que no pasó. -Casi como si lo hubiera sacado de la mente de un filósofo, hasta su acento fue ligeramente distinto al sutil canadiense que acostumbra.-

—Es por eso que podría resultarte conveniente tenerme cerca—. Sabiendo lo que sabía de él, a ella también le resultaba conveniente tenerlo cerca, eso y porque estaba tan acostumbrada a su compañía que en ocasiones le resultaba extraño no estar a su lado. Llevó la copa a sus labios, degustando el sabor del whisky incluso relamiendose los labios y suspirando de gusto. Observa a John, era extraordinario ver sus cambios, eran algo digno de admirar. Aprieta los labios al escucharlo y asiente ante aquella pregunta. —Lo recuerdo... Era una persona a la que amaba y por quien habría dado la vida, me traicionó y lo maté—. Sus ojos parecieron oscurecerse un poco.

Es bueno saber que te cuidan la espalda. -Para sus adentros se pregunta cuándo fue la última vez que estuvo en una posición tan favorable como para poder evadir la ley sin tener que extorsionar o amenazar a nadie. Al tomar la copa aquél pensamiento desaparece en el primer sorbo del whisky que conlleva ligeros sabores similares al amargo del chocolate. Es un trago que sólo probó una vez en la vida. Ahora está en paz, su cuerpo al menos. Un suspiro profundo escapa de sus finos labios, entonces la mira con cierta tranquilidad.- Lo sé. -Detalla las facciones del rostro femenino con detenimiento, él si está seguro de saber lo que ella puede haber sentido.- ¿Cuál fue tu primer desconsuelo? ¿Lo recuerdas?

—Bueno... Yo sólo digo que si eso llegara a suceder tienes alguien bastante competente para sacarte—. Encoge los hombros un poco, hacer esa clase de comentarios con él le resultaba de lo más normal y cómodo. Ahora que sabían que eran capaces de hacer no había manera de ocultarlo al menos no ante John. —Lo sé... Es un dolor agudo que parece estarte matando pero solo alarga tu agonía—. Parecía entender lo que quería decirle aunque no estaba segura del sentir ajeno, mira su dedo arañar la mesa y observa con cierto disgusto al mozo que deja rápidamente los tragos sobre la mesa y se va. —Lo he sentido... Más veces de lo que parece, John—. Toma su vaso y acerca el otro al azabache.