ºº Y ya habían pasado un par de semanas desde que el último encargo había acabado, uno que otro nuevo recluta se había unido, algunos más capaces que otros. Pero luego de aquella expedición de un par de días en el bosque no había nada mejor que encontrar algo de paz en medio de la taverna, donde el alcohol y comida solían fluir como las arcas de oro de un rey.
Cuando aquella pregunta vino, posó su índice diestro sobre sus labios y se quedó pensativo, ¿Realmente amaba aquella vida? Todo lo que había pasado hasta ese momento lo había forjado en lo que era, y a pesar de lo libre que era, poco control tuvo sobre aquello en lo que se convirtió, pero a diferencia de aquellos víctimas de las circunstancias como su hermano o su madre, una amplia sonrisa apareció en sus labios. — ¿Cómo no amarlo? He visitado cientos de países y tierras, he peleado con monstruos, y he defendido inocentes. He conocido hombres y mujeres de valor, y he conocido a algunos a fondo, e inclusive he hecho cientos de amigos en el camino. Algunos odian su destino, yo amo el que he forjado, ¿Tú que amas, Mina? —