100+, M
RP | OC | Deidad Japonesa del Sol | Príncipe Imperial
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Kazuhiko · 100+, M
Señor Kazuhiko, está despierto La voz sonó apenas la puerta de la habitación fue abierta, se trataba de uno de los guerreros a los que se les encargó el cuidado del guardián mientras era tratado por su particular condición. Solo contaba con una pequeña linterna de papel en su mano, por lo que apenas si la luz sería suficiente para iluminar la alta silueta de quien debería estar reposando en la habitación, pero que ahora se encontraba de pie. Escuché ruido, como voces ¿Está todo bien, señor? Preguntó el joven al guardián, aunque su voz era algo insegura, debido a que aun se desconocía mucho de la condición del mismo, por lo que estaría a la defensiva pero con prudencia.
Me disculpo por la molestia, quise meditar un poco y tal vez alcé un poco la voz de más pero todo está bien, guardaré más mesura. Agradezco el verificar mi estado.
Su respuesta fue con una voz tranquila, aprovechó que su enorme silueta podía dar el cobijo suficiente a su protegido para esconderlo a sus espaldas. No era una manera demasiado ortodoxa de hacerlo, pero fue la única que pudo pensar en esos instantes cortos en los que se tardó el joven soldado en verificar todo y retirarse. Apenas la puerta se cerró nuevamente, Kazuhiko se giró para ver nuevamente la silueta de Akihito escondida, a lo que suavemente colocó sus manos sobre los hombros contrarios.
Me disculpo por la molestia, quise meditar un poco y tal vez alcé un poco la voz de más pero todo está bien, guardaré más mesura. Agradezco el verificar mi estado.
Su respuesta fue con una voz tranquila, aprovechó que su enorme silueta podía dar el cobijo suficiente a su protegido para esconderlo a sus espaldas. No era una manera demasiado ortodoxa de hacerlo, pero fue la única que pudo pensar en esos instantes cortos en los que se tardó el joven soldado en verificar todo y retirarse. Apenas la puerta se cerró nuevamente, Kazuhiko se giró para ver nuevamente la silueta de Akihito escondida, a lo que suavemente colocó sus manos sobre los hombros contrarios.
Aki, no es correcto que sigas aquí, es probable que los guardias vayan pronto a tu habitación para rectificar tu buen estado. Te acompañaré si asi lo deseas, pero deberemos ser cautelosos ¿Está bien?
Kazuhiko · 100+, M
[2/2]
En un principio se sentiría que era una especie de regaño, en especial por el tono frio que su voz delatara, más cuando hubo de agacharse un poco para acercarse más a él, el contrario sería testigo como las nubes se moverían para dejar en evidencia, gracias a la luz lunar, esa tristeza que ahora inundara el dorado de los ojos mayores a pesar de que sus facciones no hubieran cambiado casi en nada. Kazuhiko era como un pilar, parecia inamovible y se habia hecho a la reputación de ser alguien distante e inexpresivo, pero la verdad solo la conocería Akihito, quien fuera el único que entendiera el lenguaje de sus miradas más allá de la placa fría de su semblante. Su alma se lamentaba demasiado ahora el producir tales expresiones sombrías en él, tan opuestas a esa calidez radiante que siempre hubiera admirado antes de todo lo ocurrido.
Su cuerpo actuó antes que su pensamiento, por lo que antes de notarlo si quiera se encontraría abrazando al contrario. Por ese instante de intimidad no importó el hecho de que aquello podría ser mal visto por los ojos militares o de los demás o incluso del mundo. En ese instante solo importó su sentir, el verdadero, ese que desde mucho antes le suplicó acogerlo en sus brazos y protegerlo de todo aquello que pudiera lastimarlo. Su tacto sería frio, sus manos se sentirían como delgadas extensiones de hielo terminadas en punta, sensación que tendría en el cuerpo en general, empalidecido y de aspecto sepulcral, más sin embargo se esforzaría por brindar esa calidez verdadera que su cuerpo quisiera compartirle al ajeno. Allí, con la mirada oculta de los ojos contrarios, sujetando su cabeza hacia su propio pecho, fue que pudo tomar el valor para hablar.
No recuerdo aún que sucedió ni sé por qué terminé lejos de tí, pero no hay mayor suplicio, mayor carga y herida que el saber que han sido mis actos los que han hecho que tu alma se cargue con el dolor que te hizo decir todo eso.
Por un instante se mordió el labio inferior, su sentimiento era genuino, tan doloroso y de ardor más intenso que incluso la herida de su cuello que hubo de abrirse por el flujo acelerado de su sangre al palpitar de su corazón rebosante de verdad para él. Sus colmillos resaltaron de entre sus labios pálidos, punzando en su piel pero sin producir un dolor ni siquiera cercano al que expresara ahora.
Dime, Aki, ¿cuántas veces deberé repetirte que jamás debes agachar la mirada a nadie? Eres un príncipe, un respetable hijo del sol, solo por ese hecho es que no importa cuan arrepentido estés, jamás bajarás la cabeza ante ningún ser.
En un principio se sentiría que era una especie de regaño, en especial por el tono frio que su voz delatara, más cuando hubo de agacharse un poco para acercarse más a él, el contrario sería testigo como las nubes se moverían para dejar en evidencia, gracias a la luz lunar, esa tristeza que ahora inundara el dorado de los ojos mayores a pesar de que sus facciones no hubieran cambiado casi en nada. Kazuhiko era como un pilar, parecia inamovible y se habia hecho a la reputación de ser alguien distante e inexpresivo, pero la verdad solo la conocería Akihito, quien fuera el único que entendiera el lenguaje de sus miradas más allá de la placa fría de su semblante. Su alma se lamentaba demasiado ahora el producir tales expresiones sombrías en él, tan opuestas a esa calidez radiante que siempre hubiera admirado antes de todo lo ocurrido.
Su cuerpo actuó antes que su pensamiento, por lo que antes de notarlo si quiera se encontraría abrazando al contrario. Por ese instante de intimidad no importó el hecho de que aquello podría ser mal visto por los ojos militares o de los demás o incluso del mundo. En ese instante solo importó su sentir, el verdadero, ese que desde mucho antes le suplicó acogerlo en sus brazos y protegerlo de todo aquello que pudiera lastimarlo. Su tacto sería frio, sus manos se sentirían como delgadas extensiones de hielo terminadas en punta, sensación que tendría en el cuerpo en general, empalidecido y de aspecto sepulcral, más sin embargo se esforzaría por brindar esa calidez verdadera que su cuerpo quisiera compartirle al ajeno. Allí, con la mirada oculta de los ojos contrarios, sujetando su cabeza hacia su propio pecho, fue que pudo tomar el valor para hablar.
No recuerdo aún que sucedió ni sé por qué terminé lejos de tí, pero no hay mayor suplicio, mayor carga y herida que el saber que han sido mis actos los que han hecho que tu alma se cargue con el dolor que te hizo decir todo eso.
Por un instante se mordió el labio inferior, su sentimiento era genuino, tan doloroso y de ardor más intenso que incluso la herida de su cuello que hubo de abrirse por el flujo acelerado de su sangre al palpitar de su corazón rebosante de verdad para él. Sus colmillos resaltaron de entre sus labios pálidos, punzando en su piel pero sin producir un dolor ni siquiera cercano al que expresara ahora.
Oscuridad fue todo lo que pude ver por unos instantes en los que la confusión me llegó a desear mi propia muerte y el fin de tan eterea reacción en mi cabeza, pero fue tu recuerdo el que me dió la valentía de volver, asi fuese de un modo muy diferente al que llegaras a conocer antes de mí. Perdona que actúe de éste modo tan permisivo y si me rechazas no me opondré a ello, pero lo único que quiero que sepas es que no deseo que tengas una idea erronea de ésto. Jamás te daría la espalda, jamás me alejaría de tí por voluntad propia...
Kazuhiko · 100+, M
[1/2]
Era demasiada información para asimilar, incluso él mismo aún desconocía muchas de las cosas que hubieran acontecido antes de su desfallecer en la batalla por el cansacio, por lo que se mantuvo en silencio el tiempo en el que él hubiera de hablar y exponer cada una de sus razones. Ello le remitió un instante a aquellos años de su tierna infancia en los que el mayor se detuviera a admirar esa sinceridad tan innata que su contraparte tuviese, siendo capaz de expresar todo, desde sus gustos hasta los disgustos, no podía esconder nada y aunque aveces eso podía ser contraproducente, en situaciones como esa era algo que ayudaba a por lo menos liberar todo que el corazón gritara en su lenguaje único e incomprendido.
La silueta oscurecida apenas dejaba a la vista esa mirada intensa que examinara cada uno de los movimientos contrarios, se asombraba de la calidad del detalle que ahora podía notar. No era como si no admirara antes en silencio cada dote del contrario, cada gesto, sino que ahora era aún más intenso al punto de sentir su respiración, la contracción del pecho al pronunciar cada palabra, cada pulsación del corazón... Por un instante se sintió inmerso en eso, el corazón que bombeaba ese líquido de vida carmesí que sintió casi ver, de no ser por las palabras ajenas que lo sacaron de ello.
¿Cómo responder? eran demasiadas cosas las que sentía erradas en las palabras que Akihito le dijera. Eran momentos como ese los que hacían que se sintiera torpe al no poder expresar esa sinceridad tan pura que él le mostrara en cada acción hacia sí mismo; deseó desde lo más profundo de su ser poder comunicar tantas cosas, pero sin embargo se asombraba lo mucho que aquel se subestimara a causa de lo acontecido. Su mano dudó en acercarse a él, más todo temor pereció ante aquellas palabras que amenazaran con la retirada de Aki de su lado. Antes de si quiera notarlo, su mano se colocó sobre el mentón contrario, alzandole el rostro en dirección al propio, haciendo que las nubes oscuras solo dejaran a la vista esos ojos de dorado cortante que ahora habrían de entrecerrarse para ver en medio de las penumbras a los opuestos, bellos y opacados por su tristeza.
Era demasiada información para asimilar, incluso él mismo aún desconocía muchas de las cosas que hubieran acontecido antes de su desfallecer en la batalla por el cansacio, por lo que se mantuvo en silencio el tiempo en el que él hubiera de hablar y exponer cada una de sus razones. Ello le remitió un instante a aquellos años de su tierna infancia en los que el mayor se detuviera a admirar esa sinceridad tan innata que su contraparte tuviese, siendo capaz de expresar todo, desde sus gustos hasta los disgustos, no podía esconder nada y aunque aveces eso podía ser contraproducente, en situaciones como esa era algo que ayudaba a por lo menos liberar todo que el corazón gritara en su lenguaje único e incomprendido.
La silueta oscurecida apenas dejaba a la vista esa mirada intensa que examinara cada uno de los movimientos contrarios, se asombraba de la calidad del detalle que ahora podía notar. No era como si no admirara antes en silencio cada dote del contrario, cada gesto, sino que ahora era aún más intenso al punto de sentir su respiración, la contracción del pecho al pronunciar cada palabra, cada pulsación del corazón... Por un instante se sintió inmerso en eso, el corazón que bombeaba ese líquido de vida carmesí que sintió casi ver, de no ser por las palabras ajenas que lo sacaron de ello.
¿Cómo responder? eran demasiadas cosas las que sentía erradas en las palabras que Akihito le dijera. Eran momentos como ese los que hacían que se sintiera torpe al no poder expresar esa sinceridad tan pura que él le mostrara en cada acción hacia sí mismo; deseó desde lo más profundo de su ser poder comunicar tantas cosas, pero sin embargo se asombraba lo mucho que aquel se subestimara a causa de lo acontecido. Su mano dudó en acercarse a él, más todo temor pereció ante aquellas palabras que amenazaran con la retirada de Aki de su lado. Antes de si quiera notarlo, su mano se colocó sobre el mentón contrario, alzandole el rostro en dirección al propio, haciendo que las nubes oscuras solo dejaran a la vista esos ojos de dorado cortante que ahora habrían de entrecerrarse para ver en medio de las penumbras a los opuestos, bellos y opacados por su tristeza.
Kazuhiko · 100+, M
[2/2]
Disperso de todo paso de tiempo transcurrido tras el ataque, el guerrero consagrado a la luna yació inconsciente desde su cansancio en la pelea hasta su traslado al palacio, llevado a una de las habitaciones designadas a los guardas para que su condición fuese tratada. Su cuerpo parecía hervir en un calor que los médicos parecían no poder controlar, de no ser por los sacerdotes que acudieron al llamado y atendieron la figura masculina que se abatiera entre ataques y fuertes tensiones que embistieran su ser carente de consciencia. Todos se esforzaban por dar calma al abatido guerrero, hasta que hubo que recurrirse a una purificación sacerdotal para que todo rasgo de energía impura fuera sacada de su cuerpo y asi éste pudiera vagamente descansar después de varias horas de tratamiento.
"Ya no es el mismo, mi señor, me temo que... ya no es humano" Afirmó uno de los tratantes al emperador, el cual mostrara preocupación por lo que pudiera acontecer al súbdito encargado del cuidado de su sucesor. "Hemos purificado su cuerpo y ya está fuera de peligro" Prosiguió, "Pero no sabemos qué será de él ahora, por lo que lo más prudente es que descanse y que nadie se le acerque" Concluyó, antes de reverenciar y retirarse del lugar. El emperador, por el bien de su servidor y el de su hijo, decretó que nadie debería aproximársele hasta nuevo aviso, sin pensar que sería su propio hijo el que burlaría esa orden.
Apenas entró el príncipe, se sentiría una leve onda oscura que se aproximaría con cautela a él por la espalda, como una escurridiza silueta que se escondiera en la sombra que el propio Akihito diera al estar en contra luz a la inmensa luna que se permitiera seguir con su luz como si quiera hacer acto de presencia ante ambos. Su voz emergió como un susurro sobre el oído derecho del menor, mientras una mirada dorada e intensa contrastaba con la negrura aparente que bañara la silueta del guardián.
Disperso de todo paso de tiempo transcurrido tras el ataque, el guerrero consagrado a la luna yació inconsciente desde su cansancio en la pelea hasta su traslado al palacio, llevado a una de las habitaciones designadas a los guardas para que su condición fuese tratada. Su cuerpo parecía hervir en un calor que los médicos parecían no poder controlar, de no ser por los sacerdotes que acudieron al llamado y atendieron la figura masculina que se abatiera entre ataques y fuertes tensiones que embistieran su ser carente de consciencia. Todos se esforzaban por dar calma al abatido guerrero, hasta que hubo que recurrirse a una purificación sacerdotal para que todo rasgo de energía impura fuera sacada de su cuerpo y asi éste pudiera vagamente descansar después de varias horas de tratamiento.
"Ya no es el mismo, mi señor, me temo que... ya no es humano" Afirmó uno de los tratantes al emperador, el cual mostrara preocupación por lo que pudiera acontecer al súbdito encargado del cuidado de su sucesor. "Hemos purificado su cuerpo y ya está fuera de peligro" Prosiguió, "Pero no sabemos qué será de él ahora, por lo que lo más prudente es que descanse y que nadie se le acerque" Concluyó, antes de reverenciar y retirarse del lugar. El emperador, por el bien de su servidor y el de su hijo, decretó que nadie debería aproximársele hasta nuevo aviso, sin pensar que sería su propio hijo el que burlaría esa orden.
Apenas entró el príncipe, se sentiría una leve onda oscura que se aproximaría con cautela a él por la espalda, como una escurridiza silueta que se escondiera en la sombra que el propio Akihito diera al estar en contra luz a la inmensa luna que se permitiera seguir con su luz como si quiera hacer acto de presencia ante ambos. Su voz emergió como un susurro sobre el oído derecho del menor, mientras una mirada dorada e intensa contrastaba con la negrura aparente que bañara la silueta del guardián.
Escuché muy bien que nadie podía entrar aquí ¿Porqué haz venido? Aki.
Kazuhiko · 100+, M
[1/2]
Oscuridad era lo que a su alrededor existía, nada más. Estiraba sus manos y no podía tocar nada, ese mismo vacío que viera sus ojos hasta el más recóndito límite de su campo visual. No había nada, ni un sol ni una luna que siquiera pudieran enseñar su existencia bajo el manto de la bóveda celeste que abarcara todo. ¿Qué era ese extraño estado? ¿Porqué estaba ahí? Su mente parecía aturdida por la incertidumbre que el escenario le diera, queriendo guardarse a la calma pero siendo una idea difícil ante la carencia de respuestas que tuviera ahora. Todo parecía un extraño sueño, siendo aturdido por una sensación calurosa que bajara de su cuello hacia su pecho, lo que de inmediato le hizo desviar la mirada en dirección a ésta parte de su cuerpo. Largos hilos rojos brotaban de sí mismo, lo que hizo que su mano se llevara al cuello, sintiendo unas perforaciones en su piel de las cuales su sangre se escapaba.
Su mirada entonces se abrió con asombro, recordando todo de golpe, la imagen de la ciudad, el camino que hubiera decidido seguir en búsqueda del origen de las perturbaciones del pueblo, la luna alta que se veía en el firmamento mientras caminaba, unas criaturas monstruosas, el temor de Akihito... Akihito... ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado con él? Su preocupación pareció un detonante del fuerte dolor que comenzaría a expandirse por su cuerpo teniendo como base las hendiduras de su piel causadas por esas bestias del sub-mundo, un ardor profundo que amenazaba con consumar cada célula de su cuerpo y lo empujara a caer de rodillas en ese espacio neutro.
Su rostro se frunció por la sensación que le obligara a sujetarse el cuello con fuerza, mirando hacia el suelo y notando como las gotas carmesí se volvían semillas de las que brotaban flores rojas. ¿Qué significaba todo eso? ¿Porqué estaba ahí? ¿Era acaso un castigo por enfrentar tales seres? No lo supo, su mente se nublaba mientras su vista se llenaba del paisaje que esas flores crearan a su alrededor. Al final solo pudo dedicar sus pensamientos a él, Aki... Deseando con el corazón el que Tsukuyomi se hubiera apiadado de él y por lo menos estuviera seguro, antes de cerrar sus ojos a la bruma que le robara el pensamiento.
Oscuridad era lo que a su alrededor existía, nada más. Estiraba sus manos y no podía tocar nada, ese mismo vacío que viera sus ojos hasta el más recóndito límite de su campo visual. No había nada, ni un sol ni una luna que siquiera pudieran enseñar su existencia bajo el manto de la bóveda celeste que abarcara todo. ¿Qué era ese extraño estado? ¿Porqué estaba ahí? Su mente parecía aturdida por la incertidumbre que el escenario le diera, queriendo guardarse a la calma pero siendo una idea difícil ante la carencia de respuestas que tuviera ahora. Todo parecía un extraño sueño, siendo aturdido por una sensación calurosa que bajara de su cuello hacia su pecho, lo que de inmediato le hizo desviar la mirada en dirección a ésta parte de su cuerpo. Largos hilos rojos brotaban de sí mismo, lo que hizo que su mano se llevara al cuello, sintiendo unas perforaciones en su piel de las cuales su sangre se escapaba.
Su mirada entonces se abrió con asombro, recordando todo de golpe, la imagen de la ciudad, el camino que hubiera decidido seguir en búsqueda del origen de las perturbaciones del pueblo, la luna alta que se veía en el firmamento mientras caminaba, unas criaturas monstruosas, el temor de Akihito... Akihito... ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado con él? Su preocupación pareció un detonante del fuerte dolor que comenzaría a expandirse por su cuerpo teniendo como base las hendiduras de su piel causadas por esas bestias del sub-mundo, un ardor profundo que amenazaba con consumar cada célula de su cuerpo y lo empujara a caer de rodillas en ese espacio neutro.
Su rostro se frunció por la sensación que le obligara a sujetarse el cuello con fuerza, mirando hacia el suelo y notando como las gotas carmesí se volvían semillas de las que brotaban flores rojas. ¿Qué significaba todo eso? ¿Porqué estaba ahí? ¿Era acaso un castigo por enfrentar tales seres? No lo supo, su mente se nublaba mientras su vista se llenaba del paisaje que esas flores crearan a su alrededor. Al final solo pudo dedicar sus pensamientos a él, Aki... Deseando con el corazón el que Tsukuyomi se hubiera apiadado de él y por lo menos estuviera seguro, antes de cerrar sus ojos a la bruma que le robara el pensamiento.
DaisukeShinobu · M
Off: Lo espero lo mismo, aunque Daisuke tiene boca grande XD
DaisukeShinobu · M
Out: Gracias por aceptar ser mi amigo. Espero que eses dos príncipes se van a llevar bien XD
AltoAizawa · 22-25, M
Out: Gracias por ser mi amigo.
MokaUraAkashiya · 22-25, F
MokaUraAkashiya thinks you are Clumsy.
Kazuhiko · 100+, M
Kazuhiko thinks you are Adventurous.