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100+, M
RP | OC | Deidad Japonesa del Sol | Príncipe Imperial
About Me
About Me
SOBRE MÍ:

[code]L E Y E N D A:

[c=#BF8F60]▽ Color Dorado: On Mode (Diálogos/Pensamiento de Personaje)[/c]
[c=#000000]▷ Color Negro: On Mode (Texto Narrativo y/o Descriptivo)[/c]
[c=#737373]△ Color Gris: Off Mode (Intervención del Usuario) [/c]

G É N E R O S:

[center]Random | Battle | Fiction | Gore | Romance | Gothic
Terror | Phantasy | Epic | Creation | Social | +18[/center]
[quote]"La historia de este personaje [original character] es totalmente inventada por la imaginación del usuario, aunque ciertos datos mostrados en la ficha informativa son antecedentes históricos verdaderos, entrelazando la historia japonesa original con la magia de la imaginación."[/quote][/code]

[center]
[code]Humano | Masculino | Príncipe Imperial | 23 años
Heredero al trono | Bisexual | Japonés | Guerrero[/center][/code]

[code]Nombre: Akihito Sanjo
Alias: Sol Naciente
Kanji: 三條 明仁
Identidad Verdadera: Amaterasu
Rango: 1º Príncipe Imperial
Título: Tenno Heika [天皇 陛下]
Dinastía: Sanjo
Nacimiento: Año 977 del periodo Heian
Era: Kanko (Antigüedad / Kodai)
Lugar de Origen: Japón
Edad Aparente: 23 años
Ubicación: Castillo Nijo (Kyoto)
Padre: Emperador Sanjo Tenno - Okisada (三条天皇 - 居貞)
Madre: Emperatriz Anekouji Akiko (姉小路 アキコ)
Guarda Real: Shunten Kazuhiko (舜天 カズ彦)

S Í N T E S I S:

Sanjo Akihito, es el primer hijo del emperador Sanjo Tenno, y heredero legítimo al trono del imperio japonés. Nació en el año 977 de la era Kanko. En su nacimiento su madre perdió la vida, por lo que su padre contrajo nuevas nupcias cuando tenía solo 2 años. Conforme fue creciendo fue considerado por sus súbditos como un regalo celestial de los dioses, por lo que recibió el sobrenombre de Tenno Heika. A pesar de ser el primero en la línea de nacimiento, abdicó al trono después de encontrar la verdadera senda a la que pertenecía, cediendo su puesto al primo segundo de su padre, el Príncipe Imperial Atsuhira que posteriormente fue conocido como Go-Ichijo Tenno.[/code]

[code]P E R S O N A L I D A D:

Akihito es un hombre dotado de gran inteligencia, su carácter es equivalente al de un hombre gentil, honesto, estudiado y sumamente elegante, a pesar de su alto estatus, nunca tuvo restricciones para con su pueblo, pasando la mayor parte de sus dias en convivencia constante con la gente humilde y los guerreros de su nación. Es diestro con las armas siendo la espada de filo simple su arma predilecta. Es sumamente respetuoso al referirse a los dioses y seres divinos. Es un gran estratega y defensor de su pueblo. Ante los terceros se muestra siempre como un joven radiante, lleno de elegancia y sapiencia. Pero oculta al mundo su verdadera esencia, la cual muestra únicamente hacia su guarda Kazuhiko, pudiendo llegar a ser un hombre muy posesivo, celoso y sobreprotector. Puede ser una persona bromista con las personas que ganan su confianza, llegando a reflejar su lado inocente, infantil y cristalino.

A P A R I E N C I A:

Akihito es un hermoso joven con facciones delicadas y rasgos corporales ambiguos, pudiendo ser considerado un andrógino. De complexión delgada-atletica. Mide aproximadamente 1m 75cms. Posee una larga cabellera negra que llega hasta su cintura, mayormente suele llevarlo suelto, sujetando casi al final su cabellera con una cinta dorada; cuando combate suele usar un peinado elegante que le permite tener mayor movilidad pero sin perder ese aire de divinidad y elegancia que su cabello largo suele darle. Su piel posee tonalidades claras, semejantes a la porcelana. Sus ojos son de color castaño miel pudiendo ser confundido con un tono dorado. Mayormente suele usar un kimono externo color negro con ribetes dorados y guindas; combatiendo utiliza un katchu sencillo. Por su apariencia tan angelical, muchos solían considerarlo como una reencarnación de una de las divinidades del Shinto.

C U R I O S I D A D E S:

▷ Es un hombre letrado que gusta de la lectura y las artes.
▷ No le agradan las cosas picantes.
▷ Es la reencarnación de Amaterasu.
▷ A pesar de su apariencia delicada, es un maestro del combate.
▷ Su bebida preferida es el sake.
▷ Su nombre es traducido como: hombre brillante y distinguido.
▷ Tiene una fobia muy compleja a la soledad.
▷ Dio el sobrenombre de Kazu a su guardián.
▷ Solo Kazuhiko tiene el permiso de llamarlo Aki.
▷ Puede pasar horas jugando Shogi.
▷ Toca instrumentos como la flauta y el Shamisen.
▷ Es considerado como el sol naciente por su pueblo.[/code]

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INTERESES:

[code]I N D I C A C I O N E S:

▷ +18 puede abarcar muchas cosas pero no hago Rol Erótico.
▷ No acepto rol por MP o Chatbox.
▷ No confundas el trato que brindo con seducción.
▷ No doy datos personales ni redes sociales.
▷ Respeto ante todo para el personaje y usuario.

H I S T O R I A:

[quote]"Desde eras ancestrales, los emperadores y soberanos siempre fueron vistos como un símbolo de poder y divinidad, y en el país del sol naciente esto no fue una excepción. En la vasta historia nipona, existieron muchos emperadores que fueron considerados dioses por el poder que controlaban, obteniendo de este modo sabiduría, mando y control sobre la población que, confiando en su señor, entregaban su alma y vida a cambio de paz, abundancia y seguridad para ellos y los miembros de su familia. Esta larga tradición continuó con el tiempo, perpetrando el poderío de los clanes más poderosos, asegurando la sucesión en el trono de aquel que poseía el poder de los dioses en la tierra." [/quote]
En una era donde los mitos y leyendas no eran fantasías, un noble emperador asumió el trono, otorgando con su llegada gran prosperidad y armonía al país. El 67º emperador ascendía al poder como líder absoluto del imperio nipón y con él la consagración de perpetuidad de su clan como herederos de la sangre y bendiciones de los dioses. En el año 977 de la era Kanko, a un año de haber asumido el Trono de Crisantemo, el Emperador Sanjo Tenno daba una noticia de algarabía a su pueblo, su primer hijo y heredero nacía entre los resplandecientes rayos solares que bendecían la nueva vida engendrada. Fue de este modo como la existencia de Akihito Sanjo dio comienzo.

Lastimosamente en el parto, su amada madre falleció por lo que nunca tuvo recuerdo alguno de su rostro, pero todo ese cariño fue transferido a su nueva madre, la segunda consorte del emperador, quien lo educo en sus primeros años como si fuera su madre biológica. Como dicta la tradición, a la edad de 5 años fue alejado de su familia para recibir una educación estricta y avanzada. Sus tutores eran hombres letrados muy estrictos que no dudaron en compartir su conocimiento y alimentar la sed de sabiduría en el pequeño príncipe. Aunque la firmeza de sus instructores era a veces tan exagerada que lo más probable es que hubiera enloquecido de no haber contado con la compañía de Kazuhiko. La tradición no solo le obligaba a estar lejos de sus padres para centrar su total atención en sus estudios, sino que también le imponía la existencia de un guarda que lo acompañaría y vigilara por toda su vida, y ese guardián era Kazuhiko, hijo de una de las familias más importantes del imperio, perteneciente al clan Shunten.

En principio, la idea de ser vigilado no era de su agrado, incluso metió en incontables aprietos a su guardián con el único fin de recuperar un poco la libertad que sentía haber perdido. Un pensamiento inmaduro muy acorde a un niño de 5 años. Siempre se escapaba, se metía en problemas adrede para aburrir a su vigilante, pero nada de lo que hacía lograba apartarlo. Incluso con las reprimendas de sus tutores. Ese muchacho era como una sombra que siempre perseguía su silueta. Pero fue a los 7 años que una de sus jugarretas le hizo una mala pasada, pero gracias a esa experiencia pudo ver el verdadero valor que ese muchacho poseía. Con tan solo 3 años más que él, era un experto con las armas, su defensa y ataque podía compararse con los más diestros shogunes del imperio. Y fue desde ese momento que una eterna amistad nacería entre ambos, entrelazando los hilos del destino que ya habían sido designados.

Cuando cumplió los 13 años la tradición mandaba que regresara a su hogar. El Castillo Nijo se veía imponente desde el horizonte o al menos así lo apreciaba. Había cumplido la mayoría de edad necesaria para ser considerado un adulto responsable, y ahora tendría que ir acostumbrándose a las obligaciones que el príncipe heredero debía cumplir. Los días de su adolescencia fueron gratos, grabo muchos recuerdos invaluables. A pesar de su estatus, gustaba de socializar con su pueblo. A veces se le veía jugar con los niños como si fuera un niño más. Mantenía la inocencia de un infante y la sabiduría de un soberano justo. Fue tan grande la impresión que dio a su pueblo que llego a ser considerado como la reencarnación de Amaterasu, la deidad del sol del Shinto.

Se convirtió en un guerrero diestro, comparable con la destreza de su guardián que también se convirtió en su maestro de armas. Disfrutaba de entrenar día a día con Kazuhiko, también apreciaba poder disfrutar de buenos libros. Amaba el conocimiento, la sabiduría era algo que siempre destaco en el joven príncipe. Pero, así como tenía sus virtudes, podría decirse que tenía uno que otro defecto. Al ser fanático del sake, había ocasiones en que sucumbía ante las delicias del vino, por lo que siempre era reprendido por Kazuhiko. También podía llegar a ser testarudo cuando algo se le metía en la cabeza. Y esa testarudez sería el principio de la culpa que siempre cargaría en silencio consigo.

A los 20 años, en una de las ciudades cercanas se esparció el rumor que ciertas bestias y ayakashis atormentaban a la población. Un sin número de muertes fue el detonante para que el emperador enviara a un grupo de samuráis para que investigaran a fondo el problema. Akihito, a pesar de ser un creyente ferviente de los dioses, mantenía ciertas dudas sobre aquellos seres sobrenaturales, y escuchar que la gente moría por esas apariciones fue el gatillo suficiente para que decidiera acompañar a la expedición. Por más que su guardián quiso impedir tal viaje, su testarudez fue mayor, lo que termino arrastrando a los dos jóvenes a una aventura que terminaría en un recuerdo teñido de sangre.

La gente del poblado afectado sintió gran alivio al ver a la resurrección del sol hecho hombre llegar a su desolado pueblo. Muchos clamaban por la salvación de sus vidas y el exterminio de los demonios que sesgaban sus frágiles vidas. Pero la incredulidad del joven príncipe llegó a ser mayor que esas suplicas. ¿Podría ser tal vez un animal salvaje? O quizá ¿Un grupo de rebeldes?, solo podía pensar en esas opciones… Fue así como el grupo compuesto por 18 samuráis, el príncipe y su guardián se adentraron a las entrañas del espeso bosque donde se habían reportado la mayoría de incidentes. Esa noche, la luna llena se tiñó del más puro y aterrador rojo.

Sin creer lo que veía, en el suelo yacían los cuerpos sin vida de su equipo, el responsable de todo eso era solo una persona, un extraño hombre que fácilmente se confundía con la negrura de la noche. ¿Acaso esto era un castigo de los dioses? Ahora podía creerlo, aquel ser era uno de los más temibles y sanguinarios de entre todas las criaturas sobrenaturales: un sediento kyuuketsuki (vampiro).

Paralizado por la culpa, su vida entera paso en cuestión de segundos. Su vida sería sesgada por un horrendo monstruo que creía solo habitaba en cuentos de hadas. Resignado, solo cerro los ojos esperando el final de su existencia, pero mayor fue su culpa al ver que Kazuhiko recibía el castigo destinado para él. Verlo bañado en su propia sangre fue suficiente para que despertara y apartara el miedo que lo había invadido. Había ganado la pelea contra esa fiera, pero ahora se debatía la existencia de la persona más importante de su vida.

Kazuhiko pudo sobrevivir al ataque, su recuperación se debió en parte al servicio de los médicos imperiales, pero algo había cambiado y solo él lo sabía. La leyenda nipona dice que, aquel que sobreviva a un ataque de un kyuuketsuki, terminará convirtiéndose en uno. Una maldición de fantasía que ahora cobraba vida en la existencia de Kazuhiko. Desde ese día, se juró proteger al hombre que lo salvo de una muerte segura, sobre su propia alma y existencia, jamás lo abandonaría, únicamente la muerte podría evitar que cumpliera su juramento. Aquel leal guardián ahora era un ser inmortal muy superior a él, pero a pesar de ello, él seguía idolatrándolo como su amo, y ese cariño que se tenían quedo revelado como un amor único, puro y verdadero. El secreto de su nueva naturaleza jamás sería revelado y con ello nacería el pacto de una eternidad entrelazada por el destino. [/code]

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