En los subterráneos lares de la antigua necrópolis construída bajo las ruinas de la pirámide principal, cual fuese tumba de los avatares de anteriores monarcas, solían caminar los sacerdotes de Osiris, y los agentes de Anubis, con gracil calma y expectativa, casi nunca nada sucedía allí, al menos no a ojos del público, ya que en las partes más profundas de estos guardados y misteriosos lugares se encontraban los cuerpos momificados de antiguos nobles de sangre y guerreros importantes, y claro los portales principales a algunas dimensiones extrañas e inexploradas.
Sonrió aquel ladrón, guardando ese escarabajo en silencio, caminando descalzo por aquellas arenas hirvientes, mientras se acercaba con lentitud, y considerando que los asesinos o sacerdotes de Anubis no habían venido a "juzgarles", de seguro no se habrían percatado los mismos de sus presencias, si bien esos espectros que los persiguieron sí. Elegante, malicioso y sin duda travieso, aquel varón simplemente lanzó algo hacia Katya, de modo delicado, esperando que lo atrapase, y aquello era un hermoso diamante de gran tamaño.
— Una pequeña recompensa por tu ayuda al escapar, podrás usarlo para provisiones. Ah y quizá también esto. —
Así mismo se acercó y tomó lo que parecía ser una cantimplora hecha de cuero, completamente llena de agua, dejando que la tomase. A pesar de ser claramente no demasiado noble, tenía un extraño sentido del honor.
— ¿De verdad no lo sabes? Mm, has de ser uno de esos viajeros ¿Eh? —
