[...] Cambio de ropa, consistía en un atuendo completo, una túnica larga con mangas, otra capa encima que parecía ser del mismo material y turbante. Ahora quizás entendería que su magia también tenía esos alcances. —Entonces la ciudad, podríamos ocultar mi presencia.

Katya tomó la fruta que le ofreció, la idea estaba planteada que era exactamente lo que pasaría en cada una de las zonas por dónde podía moverse, era bastante para procesar, así que la peliverde se quedó viendo a Setesh un momento antes de morder su propia fruta. Era jugosa y dulzona, justo lo que necesitaba para calmar esa ansiedad que estaba dándole tan repentinamente.

Era una decisión importante, cuando terminó de pasar el primer bocado fue capaz de hablar otra vez. — Iremos a la ciudad, lo único que necesito es información para salir de aquí. — sacudió sus ropas que eran básicamente su bata de dormir, así que si necesitaba cubrirse ideó algo, un hechizo pequeño que le obsequió otro[...]

(...) extraplanares; así que cuánto menos serás interrogada al llegar. Verás, las personas de otros planos o de otros lugares del cosmos tienen una vibra, o lectura espiritual distinta a la nuestra, para aquellos con ojos más perceptivos, son fáciles de detectar, a no ser que seas buena escondiendo lo que eres. . . Así como yo. — Admitió el varón justamente cubriendo su rostro con aquella máscara de chacal, para de ese modo comenzar a avanzar con pasos firmes en medio de la arena, era un poco más de medio día por lo que era cuando el sol era más intenso. — Debes cubrir tu rostro si no quieres quemaduras. —

— Muy honestamente depende de tu deseo, si quieres un escape rápido entre personas humildes que viven de esfuerzo y búsqueda de tesoros, definitivamente el puesto de avanzada . . . Pero si eres codiciosa, o quieres respuestas rápidas . . . Pues la ciudad. — Admitía sacando una fruta roja de su mochila de cuero, dándole una buena mordida a la misma, para sentir el jugo recorrer su lengua y labios, la verdad es que era bastante refrescante, y entonces extendió otra fruta igual a Katya, y añadió sonriendo malicioso. — Prometo que no hay trucos en esta. — Refiriéndose a la fruta, ya que había mordido otra igual.

En ese instante continuó masticando, y tragó el bocado, dando un buen trago de su propia cantimplora de cuero para limpiar el su boca de aquel dulzor, añadiendo luego mientras comenzaba a caminar y guardaba su espada en el cinturón. — Sin embargo la ciudad, Katya, está llena de espíritus y seres inimaginables, y el Monarca de esta tiene una gran fijación con viajeros (...)

Se acomodó finalmente, sacudió sus prendas que también habían quedado con arena. La idea del lugar donde se metió no salía de su cabeza para nada, así que se encargó de sacudir su cabello, a ver si también servía para que sus ideas se acomodaran.

Atrapó lo que le dió ¿Era un diamante? Negó, no pretendía quedarse mucho tiempo ahí, ¿no? ¿Quizás estaba condenada a vagar por ese lugar? Se estremeció de una.

Cuando la cantimplora llegó la agradeció realmente, abrió la misma para dar un sorbo largo, lo necesitaba, la boca le sabía a arena. — Entonces... ¿Dónde crees que sea más conveniente ir sin que nos sigan espectros de oscuridad? — caminó hacia él.

En ese momento el pelirrojo posó aquel casco en forma de chacal de vuelta por sobre su cabello, y arqueando su ceja simplemente se le acercó, y señaló algo por sobre el hombro de la mujer, observándose como un cúmulo de luz se encontraba en el horizonte.

— Aquella es la capital, la ciudad de Shahees´ra, el Dominio del Monarca de Luz, Horakthy III, reencarnación de Ra. Eso es hacia el este, y hacia el sur puedes encontrar un puesto de avanzada para viajeros si no quieres mucho papeleo o lujos. Yo no soy bienvenido en ninguno de esos lugares por obvias razones, pero creo que tú lo serías. —

Admitió el pelirrojo rascando su mejilla con el índice, al tiempo que observaba el cúmulo de arena en el suelo, y su rostro que aún mantenía similitud a la copia falsa que había creado.

— Puedo guiarte hacia alguno de ambos, al menos a una milla de distancia, ahora que el sol ha bajado un poco, pero debemos apresurarnos, las noches en el desierto de arenas infinitas no son muy gratas. —

Sonrió aquel ladrón, guardando ese escarabajo en silencio, caminando descalzo por aquellas arenas hirvientes, mientras se acercaba con lentitud, y considerando que los asesinos o sacerdotes de Anubis no habían venido a "juzgarles", de seguro no se habrían percatado los mismos de sus presencias, si bien esos espectros que los persiguieron sí. Elegante, malicioso y sin duda travieso, aquel varón simplemente lanzó algo hacia Katya, de modo delicado, esperando que lo atrapase, y aquello era un hermoso diamante de gran tamaño.

— Una pequeña recompensa por tu ayuda al escapar, podrás usarlo para provisiones. Ah y quizá también esto. —

Así mismo se acercó y tomó lo que parecía ser una cantimplora hecha de cuero, completamente llena de agua, dejando que la tomase. A pesar de ser claramente no demasiado noble, tenía un extraño sentido del honor.

— ¿De verdad no lo sabes? Mm, has de ser uno de esos viajeros ¿Eh? —

Todo pasó tan rápido, desde la lluvia de luz generada por su hechizo, Katya terminó medio cegada también, lo siguiente que vio fue la arena donde terminó cuando Setesh la lanzó hacia la luz. Evidentemente ya estaba 'a salvo' de esos Canes de oscuridad, pero no el pelirrojo, él fue atacado. Sin embargo, la figura se desmoronó después de decir que el real había escapado.

La cabeza de Katya estaba confundida, mareada de cierta manera, de hecho, cada que usaba un hechizo que incluyera la luz solar era muy probable que no pudiera lanzar más en unos quince minutos, evocar esa clase de energía era brutal para su cuerpo.

Se lamentó un segundo solamente porque Setesh apareció bastante rápido, entonces era verdad y había escapado. — ¡Hey! ¿Dónde estamos?

En ese instante cuando llegaron a las alturas quizá pudo aquella hechicera comprender que ya no estaban siendo asechados ni perseguidos. Setesh sonrió malicioso a pesar de aquella mordida en su pie acotando de ese modo.

— Menos mal que el yo real escapó por otra de las entradas. —

Y en ese momento quizá Katya recordaría cuando él creó una de las tantas ilusiones, aparentemente ella había escapado con una de ellas, de hecho lentamente el muchacho frente a ella se desmoronó como si fuese hecho de arena, y a unos quinientos metros emergería el verdadero Setesh con aquel preciado escarabajo detrás de una roca, saludando desde la lejanía.

A pesar de que aquellas bestias eran solo sombras, se escucharon los chillidos de los mismos, al ser encandilados por aquella violenta luz resplandeciente, y por ende el ladrón llamado Setesh sonrió de modo malicioso y travieso, asintiendo.

— ¡Hah! Una dama con espina y trucos, nos podríamos llevar bien a pesar de las circunstancias. —

De este modo continuó moviéndose a toda velocidad, él pensaba que sin duda podrían llegar a dónde se encontraba la luz, sus pies finalmente tomando el último escalón mientras las bestias retomaban la persecusión después de aquellos segundos, por ende fue que aquel ladrón haló de la muñeca a Katya, esperando no lastimarle para lanzarle hacia la luz, y de hecho uno de los perros mordió en el tobillo a Setesh antes de que llegasen a la misma pero entonces el pelirrojo se soltó y se lanzó hacia la arena caliente de una de las tantas salidas de la necrópolis y a la luz del sol.

— Urhh... Eso dolió. —