Las ultimas misiones habían sido desgastantes, largas y molestas, tras varios días de no estar en civilización lo que menos le importaba era tener una presentación agradable para el plantel, el aroma del alcohol le inundaba, quizá sea por esa misma razón que dejo a un lado el ser un maestro de signal. Ahora se encontraba paseando por el lugar en lo que recordaba viejas anécdotas con sus alumnos, sobre todo con una chica de capucha roja que no le dejaba de seguir lo que provoca en él una sonrisa. Qrow ahora estaba cansado, por lo mismo se dirigía a un lugar silencioso y bueno para descansar, no optando por dormitorios dado que estaba muy cansado fue a parar a la biblioteca, lo que una persona responsable haría era ir directamente a reportarse, él no era así, llegó al lugar, busco con la mirada una mesa apartada para que nadie de los docentes lo viera, apartó una de las sillas y se dejó caer en la misma, para despistar estiró la mano y tomó el primer libro que tocó dejándolo caer sobre s
Sophia suspira cerrando los ojos por un instante, para que al abrirlos estos brillen de una luz lila. Observa a la profesora directo a los ojos y con una sonrisa murmura nuevas memorias para ella.
—No, he sido alumna por dos años, pero tengo un mal sentido de orientación.
La profesora se queda callada, fija en los ojos y palabras de la joven. Una vez que la luz lila se apaga la señora parpadea.
—Oh, querida. ¿Volviste a olvidar la dirección? Déjame te llevo. ¿Llegaste temprano para adelantar trabajos? —Esta vez el tono de la profesora era amable y hasta cariñoso.
—Gracias…
En silencio siguió a la mayor hasta la biblioteca donde pensaba pasarse mayor parte del día estudiando el lugar.
No entendía este lugar. Había animales gigantes con pedazos de hueso incrustados en la carne, y eran difíciles de matar. Ahora había logrado conseguir donde establecerse. Había tenido que manipular una que otra mente, pero esperaba que eso fuese temporal. Ahora se dirigía a una de las escuelas de la ciudad, la academia Signa, quería entrar a la biblioteca y buscar más información. Los libros en la biblioteca de la ciudad eran demasiados largos y no parecía haber internet para todos, por lo que decidió ir a pedir prestados algunos libros que resumieran todo lo que debía saber de ese mundo. Tenía que entender ese nuevo mundo si deseaba sobrevivir solo lo necesario para regresar a casa. —Buenas, profesora... —Saluda ella a una maestra del lugar. — ¿Me podría indicar donde queda la biblioteca?
La señora observa a la joven con el ceño fruncido. Tal vez porque era media hora antes del inicio de clases o porque asumía que una estudiante a su edad ya debía saber como moverse.
