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Aguardo con paciencia, observante a las fotografías con antiguos escritos de invocación y resurrección, circuitos mágicos de sanación, de transportación y el como efectuar paso a paso cada uno de ellos, quizás el mas destacable era invocar al mismo Anubis y la posibilidad de esclavizarlo no era lejana pero tampoco estaba totalmente incluida pues unas partes fueron borradas de la historia y quizás todo dependía de la astucia del invocador.


Tal vez, el peligro seria inminente siempre que esta intentase efectuar alguno de ellos con el fin de objetivos más oscuros, pero tampoco podía apresurarse y actuar solo así como así menos después de haber sido visto, la paciencia fue tal que la noche cayo y no paso mucho hasta ese momento.

▬ ¿Invadir o no invadir? Si tuviese la voluntad de Seth no lo hubiese explayado tanto pero ... ▬ eso ultimo espacio invadió de dudas al Dios, el beneficio de la duda era una de sus debilidades.

Espero a que la noche cayera mientras el Dios permanecía inminente, sin movimiento alguno pero totalmente alerta ante cualquier movimiento que pudiese ejecutar su contraria.

La primer orden dada al pequeño cúmulo de arena fue invadir y espiar lo que sea que ella estuviese haciendo, se topo con pequeñas dificultades en ciertas zonas del hogar cubiertas por hechizos no solo difíciles de completar, si no extraordinarios, era muy claro que no se trataba de un simple mortal cuyo interés fuesen los tesoros bañados en oro, si no de algo más complejo y peligroso pues revelar los secretos antiguos pondría en peligro no solo a otros Dioses, si no a la misma humanidad como tal la cual siempre estaba en búsqueda de lo desconocido.


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estos eran conocidos por cuidar de sus reliquias y a pesar de que los humanos habían logrado encontrar uno, probablemente porque la efectividad de los hechizos fue bajando con los siglos. No estaba de más estudiarlas por si al caso.

Una vez en casa quitó el arnés a cada uno de sus perros para colgarlos en los ganchos que tenía en la entrada de su hogar, se acercó a una de las ventanas que daba a la calle y haciendo a un lado las cortinas trató de buscarle, no había nadie pero si notaba que había mas viento que hace unos minutos. La fuerza con que los arboles bailaban hacía que las aves buscasen otro escondite, una tormenta se acercaba. Cerró las cortinas con más fuerza de la necesaria, no sabía porque pero ese hombre la hacía querer hacerse bola para cubrirse como una pitón.

—No me agrada nada. —Se repitió ella para ir a tumbarse a su sofá y sacar de nuevo su tableta.

La joven utilizaba runas de protección en su hogar para impedir que otros seres pudiesen detectar su presencia mágica cuando practicaba. Practico y sencillo pero siempre debía reforzarlos cada tanto pues perdían el efecto con el tiempo. Esa fue una de las principales razones por la que estudiaba los hechizos de los sacerdotes del antiguo egip

Dejo que la figurilla de arena se adentrara en el pequeño escondite, al final seria un conejo en su madriguera sin escapatoria alguna, pero seria muy aburrido pasar por alto a alguien dotada como ella sin obtener un poco de conocimiento.

El Dios procedió a esperar, sentía claramente que quedarse ahí solo le daría mas cautela a la contraparte , a lo cual se marcho del lugar en una abrir y cerrar de ojos, como una tormenta de arena. No estaría muy lejos del sitio, pero tampoco seria perfectible.

Pareciera que su pequeña palabra había removido algo en ella o al menos eso es lo que le hacía entender cuando menciono la palabra "Perro" en su natal dialecto. Nada más le hizo dibujar una sonrisa ladina y burlona, la dejó ir por el momento considerando que un poco de tiempo haría de los hechos algo más interesantes.

Así mismo, al momento en que ella se perdió dentro de su hogar, este mismo deposito un poco de arena que brotaban de los pliegues en sus ropas, suficiente para tomar la forma de un escorpión. — Vas a ser mis oídos, esta dama no es cualquier mortal por ahí, tal vez le encontremos provecho a esta situación. —

La espalda de la joven se tensó y si en esos momentos actuase como deseaba le gruñiría como un animal molesto. No por el insulto, si es que eso se podía considerar uno. Bruja. Se detuvo para sonreír de lado y girar su rostro lo suficiente para verle apenas. Fingió ignorancia, a pesar de que para ese entonces ya conocía el idioma a la perfección. Lo había estudiado y para cuando visitó las tumbas lo dominaba casi a la perfección, o al menos lo entendía, su acento siempre la delataría.

— "Que te den." —Pensó ella pero al final solo dijo con una sonrisa inocente, mostrando sus dientes blancos y un solo hoyuelo en su mejilla izquierda.— Σκυλί (Skylí) —¿Palabra al azar? Tal vez. Sin decir nada mas volvió a darle la espalda y dejo que sus perros guiaran el camino a casa. Llegando a casa se encargaría de volver a ajustar las runas de protección. Sea quien fuese el sujeto no le agradaba del todo.

La inusual respuesta causo en él ligera molestia, tal vez por el atrevimiento de sus palabras o por no obtener la respuesta que esperaba, aun así era consiente que la femenina delante suyo no revelería su identidad. El Dios sabía perfectamente la diferencia entre ambos, pero no dejo que aquello inquietara mas su ser.

— ¡Jah! — Fue una leve risa la que emano de sus labios, pero su mirada era totalmente lo opuesto a ello, no quería parecer hostil ante ella incluso si ahora jugasen un juego de gato y ratón. — Supongo que interpretare aquello a mi manera — Sonrió ladino, arqueando la ceja izquierda pues ella aparentemente pretendía escapar. Con un movimiento de su derecha le cedió el paso — Supongo que tendré más cuidado la próxima vez, ساحرة (sahira) — Mencionó en su dialecto original, tal vez aquella advertencia le daría una idea de lo peligroso que era el juego.

—Pero que tarde. —Exclama ella para separarse de la banca y llamar a sus perros.— Lo siento bombón, prometo ya no mirar pero debo irme. Tenga excelente día y cuide ese trasero. —Le mira una última vez guiñándole un ojo de forma descarada para luego asegurar las correas en los arneses de sus perros e irse de ahí. De verdad no se sentía que era buena idea estar alrededor de él.

Ella rió ante el comentario de algo peligroso, aunque por dentro se sintió como un gato erizandose ante una amenaza. Le miraba desde abajo, escuchando con atención mientras acariciaba el Beagle a sus pies y se soltaba el cabello para que cubriera la marca en su espalda de su madre con su larga cabellera pues llevaba una playera de tirantes que dejaba ver sus tatuajes y las runas en su cuerpo. Enarcó una ceja al oír lo último y como pudo le dio un sonrisa ladina mientras recargaba su cadera en la cerca.

—¿Quitarnos las máscaras? —Ladeó su cabeza cruzándose de brazos, mirando de reojo a sus perros. Después suspiro viéndose derrotada.— Bueno, lo admito. Le vi el trasero cuando pasaba por aquí. —Cubrió su mejilla bajando la mirada para fingir vergüenza.— Lo lamento, no pensé que fuese tan obvio. Es como si fuese bendecido por los dioses.

Miró su reloj y abrió sus ojos, tomando ahora el papel de alguien sorprendida.