Me cuidas mucho, aunque no tienes una responsabilidad conmigo. Te lo agradezco, Shaitan~

—Volvió a responder, terminando por verse aquellas ropas y relajarse, cerrando los ojos ya que no soportaba más ese mareo, todo daba vueltas y me hacía sentir náuseas.—

—Lo he hecho muchas veces.

Al haber estado tanto tiempo en la ciudad, había una cantidad de cosas mundanas y humanas que hacía o había probado. No muchos sabían la lucha interna que tenía entre su yo feral y el amaestrado por Terra.

—Por eso sé cuán dañino puede ser para ti.

Tras vestirlo bien, lo acomodó en la cama y se acomodó a su lado, por si lo llegaba a necesitar en medio de la noche.

—Negó apenas en respuesta. No era de beber y no pensaba volverlo un hábito, pero ese día si lo necesitaba, no iba a marearlo con vueltas al respecto, pero agradecía que fuera tan atento en ese sentido.

Se dejó hacer, igual a un muñequito de trapo, mirándolo apenas en dobles, sintiendo que eso ya lo había visto antes de algún otro modo.—

¿Nunca haz tomado?

—Sólo espero que no lo hagas costumbre.

Besó el puente de su nariz tras acomodarlo y dejó las ropas mojadas en las varillas, para que se escurrieran, antes de buscar ropa seca y cómoda para vestirlo.

Una vez que recolectó las prendas, lo sentó en la cama con cuidado y lo vistió.

—Debes cuidar de tu cuerpo, Fei.

—Mareado, sintió el agarre y se aferró un poco a sus brazos, observándolo ligeramente borroso, sonrojado sin saber si era por el licor o no.—

Ah...

—No tenía siquiera palabras, terminando por apoyar la cabeza contra su hombro y dejándose desvestir, terminando por abrazarse a su cuello.—

L-lamento que me veas a... sí~

—Musitó suave, volviendo a arrastrar las palabras, dejándose llevar y sintiendo que la cama se movía cuando le puso sobre esta.—

Se levantó para ayudarlo a salir y alcanzó a abrazar su cintura para evitar que cayera. Terminó de ayudarlo a salir y afuera le quitó sus túnicas empapadas.

—Te pondré algo seco adentro, vamos.

Lo cargó entre brazos y no tardó en entrar y acomodarlo sobre la cama.

—Asintió suavemente tomándole las manos y alzándose con cuidado para poder salir de la parte menos profunda hacia la orilla.
Sintió un repentino mareo en cuanto se puso de pie fuera, amenazando con caer adentro de nuevo.—

—Creo que es más que suficiente.

Dejó la botella vacía a un lado y buscó tomar ambas manos ajenas.

—¿Listo para salir de allí?

—Mirándolo, terminó por empinar la jarra para beber lo último de su contenido antes de entregársela, suspirando y sonriendo.—

Sólo bebi dos...

—¿No has bebido suficiente ya?

Habló con suavidad y extendió la mano libre.

—Dame la botella.