—Por más que estuviera bajo los efectos de aquella planta, había algo imposible de cambiar en él y eran sus expresiones de placer en cuanto lo sintió entrar poco a poco, retrayendo los dedos de los pies y tensando su cuerpo ligeramente.
Si bien estaba relajado gracias a aquel té, había dos cosas muy diferentes, una de ellas su sensibilidad en aumento, más de lo común, haciéndolo emitir un gemido agudo con apenas la invasión. La otra fue que, toda la relajación de su rostro y músculos, no existía en su cavidad; no podía explicarlo pero estaba bastante estrecho, más estrecho de lo que era usual, casi asfixiante para el dragón de fuego.—

A-aa...aahh~

—Dejó caer su cabeza hacia atrás, arqueando la espalda ligeramente, estrujandolo, devorándolo con necesidad, rodeando sus caderas en un candado con sus propias piernas para no dejarlo ir, aún cuando esa no parecía ser su intención.—

Que estuviera más acostumbrado a consumir aquella hierba no lo hacía inmune a sus efectos; la sensibilidad de todos sus sentidos aumentaba y su concentración se centraba en un solo punto: el hermoso dragón.

Suspiró dentro del beso al sentir el roce en su virilidad, y se empujó dentro, separándose de sus labios para ver su expresión en cada empujón que dio hasta entrar a profundidad.

—Siguió mirándolo, sorprendido cuando bebió de golpe todo pues ahora sabía que era gracias a eso que él estaba así y no parecía importarle.
Terminó en el suelo, mirándolo desde abajo con el insistente rubor de su rostro pero su expresión demasiado relajada, estremeciendo un poco.—

¿E-eh?

—No logró entender, aunque terminó respondiendo con gusto al beso, jadeando al recibir su lengua para juguetear con esta, elevando los brazos a rodearlo por el cuello y apegarlo un poco más, separando bien las piernas para él y elevar la cadera un poco, logrando rozar con su trasero la erección.—

Mnh~

Negó por su respuesta, como si estuviera reprochándolo, aunque con una ligera sonrisa. Entonces, bebió el contenido de la taza dejándola pronto de lado y relamiendo sus labios. Deshizo los cintos de ambas túnicas y giró para dejarlo con cuidado sobre el suelo, quedando él por encima.

—Al menos sé que estarás bien, pero ya me provocaste suficiente.

Besó sus labios, sin tardar en invadir su boca con su lengua, mientras que una de sus manos bajaba su propio pantalón y sacaba su miembro ya erecto para buscar su entrada entre las telas de su prenda.

—Jadeó por la nalgada, separándose y mirándolo apenas por un momento con un puchero casi infantil pero fugaz.
Cuando fue abrazado y llevado con él, se quedó mirándolo, impaciente y empezando a repartirle besos por el cuello y abrir sus ropas poco a poco, ignorando el que revisara el contenido de la tetera.—

Uhm...

—Acomplejado por jalar y no poder desajustarla, parecía olvidar que tenía un cinto que lo mantenía en su lugar, volviendo a mirarlo y responder al beso suavemente, sintiendo el sabor metálico antes de escucharlo.—

Relaja...~

—Sus palabras eran arrastradas, realmente hablaba muy poco y mayormente se comunicaba con sonidos más que con ellas, no pensaba claramente.—

Aunque vio la tetera, no pudo entender del todo, hasta recibirlo en sus labios, que sintió el ligero sabor conocido, pero opacado en seguida por el metálico de su propia sangre.

Gruñó un poco por la mordida y lo nalgueó como respuesta instintiva, sin tardar en acariciar el mismo glúteo por encima de la tela.

—Espera, espera...

Abrazó su cintura y se sentó, para acercarse poco a poco a la mesita, manteniéndolo abrazado sobre él. Sirvió una taza de la infusión y al olerla la reconoció como la misma hierba que él solía fumar y era tan popular en la ciudad. Suspiró y volvió a besar sus labios, aunque con suavidad.

—¿Por qué haces té con plantas que no conoces?

—Jadeó casi al instante con sólo aquel apretón, abriendo sus prendas sin dejar de mirarlo hasta escuchar aquella pregunta.
Aún en su ligera consciencia, señaló directo a su mesita de té, donde aún estaba la tetera con parte de la infusión, había preparado bastante, peor aún, había ingerido bastante.

Luego de responder, se inclinó lo suficiente sobre su cuerpo para besarle los labios, su actuar era demasiado torpe, incluso terminó por morderlo con más fuerza de la que creía usar en principio.—

Cayó por lo sorpresivo del empujón y lo veía con intriga por su extraño comportamiento, pero podía ver en su mirada y en ese sonrojo sus intenciones. Subió sus manos por sus muslos hasta sus glúteos y los apretó.

—Puedo ver lo que quieres, pero ¿por qué estás actuando así?

Quería asegurarse de que al menos se encontrara bien, no se parecía en nada a su actuar normal.

—Estaba totalmente ido. Al escuchar la voz lejana, apenas miró al contrario cuando tomó su mentón.
Su cuerpo aumentaba de temperatura, obviamente no la gran cosa si se comparaba a él, pero aquella droga en parte lo dejaba muy relajado, así como demasiado caliente.
Le empujó para hacerlo caer al piso, sin respuesta, subiendo encima suyo y mirándolo fijamente.—

Lo había llamado al menos un par de veces desde que entró en el hogar, pero al no tener respuesta comenzó a preocuparse. No podía ser un simple ensimismamiento.

—Fei.

Lo llamó una tercera vez, colocándose frente a él y tomando su mentón.

—¿Qué ocurre?