— Tú....— Le menciono luego de ese beso en el cual no fue esquivo, al contrario le clavo la mirada y su iris claro reflejó en ellos el bonito rostro de Umi.
No permitiría que se le escapara por esa razón extendió ambas manos y la sujetó gentilmente de la cintura. — Me gustas tú...—

Se acurrucó en su sitio, apretando firmemente los muslos y sus rodillas, estrechando entre sus dedos la parte superior de su bata. El calor y la tensión eran inmensos, no podía soportarlo ni un momento más. Se puso de pie para salir de allí, pero antes se dejó dominar por el impulso y caminó hacia él. Pocas veces tenía la ventaja de encontrárselo sentado, así que sin mirar demasiado sólo le tomó por la barbilla, dejó un beso encima de sus labios y con ello estuvo lista para salir de allí.

Esa pregunta lo sacó de su momento reflexivo el que se obligaba para no hacer sentir incómoda a su compañera con su factor fisiológico que se esmeraba por ocultar — ¿Qué?...— Interiorizo la pregunta y si, había alguien que le gustaba, descubrirlo o más bien aceptarlo le hizo ruborizarse tan solo un poco—... Quizá— Contesto desviando la mirada pues cuando respondió no evitó observarla, ese pequeño pero tan bonito cuerpo solo protegido por una ambigua tela, eso calo profundamente en la mente del azabache, necesitaba tranquilizar sus pensamientos, quizá así su cuerpo se controlaba.

Suspiró. Era de los pocos momentos a solas que pudo encontrar para verlo. Ya habían vuelto a clases, y había un poco de distancia. El Kujo no era una persona demasiado expresiva, y aunque había habido citas y momentos juntos aún no sabía hacia dónde iba todo, menos con tantas chicas rodeándolo todo el tiempo. Respiró profundo y tomó valor mientras sus dedos jugaban con la orilla de la toalla, claramente empezándose a dejar por los nervios. — Jotaro-kun ... ¿Hay alguien que te guste en este momento? — Oh, la pregunta había sido fatal. No quería que pensara que no sabía apreciar las citas que habían tenido, pero quizás... La consideraba como amiga. El pensamiento le hizo morderse el labio inferior, no le agradó esa idea. Se percató de que no sólo quería ser eso.

Asintió.
Necesitaba alejar sus pensamientos, pero era difícil hacerlo cuando vió esas largas piernas tan bien formadas y bajo una capa húmeda, eso fue un panorama bastante erótico para él. — Nadie me avisó que estaba alguien, espero no molestarte...— Nunca había gustado de esas clase de actividades y justo el día que se arriesgo sucede ésto, es como el primer vuelo que tomo junto a su abuelo Joseph.
Desastroso.

La mejor opción era retroceder e irse. Si bien conocía a Jotaro hace varias semanas, jamás había tenido la oportunidad de acercarse de esa forma... Pero quería hacerlo, no podía negarlo. Bajo ese pensamiento caminó a un asiento opuesto y se sentó, verificando que el corto vestido improvisado con una toalla siguiese anudado sobre sus pechos. — Tampoco yo lo sabía. Pero somos amigos ¿Cierto? No veo problema.

Tragó fuertemente saliva y halló lugar en el banco cerca de la entrada de aquel sauna, su mirada se desvío a otro lugar, de todas formas... Había visto suficiente,tanto para tener que ocultar una erección bajo la toalla que llevaba.
—... No sabía que estabas, aquí— mostró un vago desinterés.

Trata de no mirar. Realmente lo intentaba, así que se cubrió los ojos con ambas manos. No pudo resistir igual crear una rendija entre sus dedos para espiar un poco.

—¡...!—