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Él no le dijo la hora. Tampoco que harían, o que debía vestir. Probablemente alguna chica se volvería loca al carecer de esos datos, pero ella tan sólo lo aceptó: Eso iba a ser normal con él. ¿Iba a ser capaz de aceptar ese reto?
Comenzada la tarde fue, se adueñó de una banca y llevó su libro en turno tan solo envuelta en cómodos jeans, una camiseta y tenis. Todo dependería de esa especie de cita, si sería capaz de conocer a un hombre tan complicado como él... Y en que forma quería conocerlo.
Solo sabía que su corazón palpitaba ansioso esperando a que él aparecíera. Llegó un momento en
 
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¿Como explicarle todo el rollo de su familia? ¿Como contarle lo del tío Speedwagon?, no podía abrir la boca con respecto a eso porque...
Dio.
Un amargo recuerdo llegó a su mente y su mirada se oscureció un poco, desvió la mirada a un costado — Es... un regalo de mi abuelo, solo eso— De inmediato se puso esquivo pero era sin querer.
UmiKujo · 26-30, F
Quedó boquiabierta al ver cómo había conseguido acceso. Sea lo que sea esa suscripción tenía que tenerla. Con una mirada llena de sospecha lo siguió mientras entraban al lugar, luego se colocó frente a él en un pasillo poco concurrido.
— ¿En dónde consigo algo como eso? ¡Entramos como si nada!
— ¡Espera!— Silenció depronto, se había apresurado a detenerla — No es necesario que pagues... Yo— en ese momento el taquillero saludó muy familiarmente al Kujo, Jōtarō solo sacó de su billetera un carnet con el logo de Speedwagon en letras doradas y se le entregó al sujeto — Prácticamente... Entro gratis aquí— Necesitaba su gorro para ocultar el breve sonrojo que le causó eso, no era muy expresivo o contador de sus cosas personales y ahora le estaba enseñando esa parte a la chica.
UmiKujo · 26-30, F
Ella paseó con orgullo de su brazo, como si esa enorme estatura también fuese de ella. Había una muy interesante sensación de seguridad a su lado, se sentía intocable.
Una vez llegaron al lugar ella sonrió. Había entrado allí antes pero nunca a lado de alguien con quién realmente quisiera discutir lo que verían. — Entremos aquí. Presiento que será divertido. — Y se adelantó a pagar las entradas por iniciativa propia.
Le llevo del brazo, le fue fácil abrirse paso entre las personas que ocupaban el espacio, todo gracias a su estatura y complexión, así luego de un recorrido llegaron a un museo de biología — ... Es aquí— Menciono esperando alguna reacción por parte de ella — No tenemos que entrar sí no te agrada...— Se adelantó, si ella no lo deseaba le llevaría a hacer otra actividad, como buen calculador tenía más planes en mente.
UmiKujo · 26-30, F
Algo preparado... Eso era toda una sorpresa. Como si tuviera un resorte en el asiento saltó de la banca llena de ánimo, entonces colocó una mano en el antebrazo que le estaba ofreciendo. Le costó bastante autocontrol no subir los dedos hacia su bicep para estrujarlo.
Comenzó a caminar con él, con la mirada curiosa por los alrededores intentando adivinar qué era lo que él tenía en mente. Era toda una alegría saber que él compartiría uno de sus gustos con ella.
— Sería interesante poder conducir uno de esos botes pero creo que eso no le agradaria mucho a tu padre— Aseguró, no siempre él era un sujeto agradable para los demás por su estatura y su rostro que siempre tenía una expresión severa como si todo le molestara —Bueno, parece que es una carrera un poco solitaria ¿No?, Me agrada la tranquilidad—Aunque a veces recordar el mar le traía a la mente vestigios de las aventuras con los crusaders.— Tengo algo preparado para hoy, ven— Le costó decir eso antes de levantarse, acomodarse la gorra y aguardar por ella al ofrecerle uno de sus fuertes brazos.
UmiKujo · 26-30, F
— ¿Oh? — Sentada en esa banca giró su cuerpo hacia él, sus ojos brillando con emoción. Ese interés naciendo de una felicidad auténtica por tener con quién hablar de sus inusuales gustos. —Entonces debo asumir que te gustó ese paseo en bote. Oye, yo también sé manejarlos... Aunque unos más pequeños. Si quieres un día... —Se calló. ¿Estaba invitándose a si misma a una segunda cita? Todavía ni siquiera terminaban la primera. Aunque debía admitir que era muy tentador estar en el mar con él, sintiendo el tambalear de un bote con el movimiento del agua... Quizás también ese ritmo sería... Le dedicó una sonrisa inocente, esperaba nunca adivinara sus pensamientos. — Un día podríamos estudiar mejor los arrecifes. Y atacar turistas que tiren basura, presiento que te gusta hacer eso. —
El Kujo se quitó la gorra y la uso como abanico, quería quitar ese estúpido rubor que apareció, ahora mismo agradecía que su abuelo Joseph no le estuviera viendo pues la idea de la caja de los chocolates justamente fue él. ¡Momento! El viejo podría hacer unas cuantas fotografías espirituales para retratarlo y de paso enseñárselo a su madre Holly quien estaria emocionada, le tembló una de las anchas cejas al tratar de tragar todo lo que su mente le estaba exponiendo, tanto que ni notó que dejó a la vista sus alborotados cabellos oscuros. —... Me pareció interesante la facultad de biología— Le siguió el tema para aminorar su vergüenza.
UmiKujo · 26-30, F
Jotaro Kujo obsequiándole chocolates. Eso causó un corto circuito en su cerebro, y parecía como si todo el calor hubiese subido a su rostro y explotado en vapor que salió a presión de sus orejas. Las manos le temblaron cuando tomó la caja y la colocó sobre sus propias piernas, observándola como si quizás fuese una ilusión... No, la caja seguía ahí, y él se sentó con ella. - T-Te lo agradezco ... - Si no estuviese tan extrañada ya habría devorado el contenido, no era de boca pequeña, pero tampoco quería que la considerara una glotona. - ¿Tuviste oportunidad... De revisar universidades? - Sí, buen movimiento. Debía relajarse con un tema simple, algo que bajara el calor de su rostro.

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