(...) de presencia, no iba a sacrificar la comodidad de sus aposentos por la intrusión de un mortal ingenuo; aposentos cálidos donde se encontraba tumbado desnudo sobre su cama suave, con sábanas negras que cubren someramente su virilidad y una mujer gustosamente dormida a su lado. Sin embargo, tenía interés en lo que Yessen podría ofrecerle para salvar su vida, quizá, que le sirva como un cuervo mensajero, que le traiga las noticias de sus tierras y los movimientos de sus colegas.