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-Prosperidad. Esa era la palabra que podía describir los cinco años que siguieron a partir de ese momento, después de una pequeña y discreta boda sin invitados, sin alboroto. Un momento como debe de ser, único para la pareja, para celebrar el amor dentro de esa unión, para iniciar una vida juntos, para dar vida a otro ser. Primero nació Roy, los suficientes meses después. Dos años luego nació Eva, y ambos niños a coro llenaron el hogar de risas, travesuras y agitados días. La casa siempre estaba repleta de los víveres necesarios para preparar comidas abundantes en ingredientes, pero no podía..
 
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Soren · 100+, M
-Diezmaron repasando los momentos más fijos, en donde los espadones recibían los estoques del matarreyes, más no era suficiente, demasiados al mismo tiempo lanzaban puñeteras estocadas, y con la poca brutalidad en su mirada quebrada, fue cayéndo de rodillas debido a los cortes entre aquella coraza de su propia piel, piel que alguna vez penetraron espinas, piel que disfrutó solo una mujer, piel que se quebró con un último espadón, que directamente, le atravesó la boca del estomago.- ¡AAAHG! -Un grito agónico sobresalió aquellos labios, en fervores sangrientos, puros como los pocos momentos que pasaron ante sus ojos, recuerdos, y el sacrificio que pudo lograr. Tarde, muy tarde, pues todo se borró de tan solo voltear a ver a el rostro de quién le había hecho caer.- F-freya... -Finalmente, un último latido, un último cerrar de ojos, la última vista a su casa, dictó la voz al final, quién condenó al espadachín.- Se te condena... A la perpetuad de la prisión de Ancrath.
 
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