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-Fue la primera en levantarse al día siguiente, más bien porque no había dormido. No había forma, cualquier sombra la hacía sobresaltarse pensando que era algún enviado más con un filo listo para degollar las gargantas de sus hijos, de su amado. Sabía que Dan era increíblemente fuerte, pero esos malditos lo habían lastimado demasiado, y no iba a dejarle todo el trabajo. Cualquier aporte, cualquier cosa que ella pudiese lograr, podría marcar una diferencia. Salió del refugio con una renovada determinación en su mirada, el entrecejo arrugado en un gesto severo que sabía no se iría en mucho...
 
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Soren · 100+, M
-Repetidas veces hizo girar en su dedo índice la cruz que portó como navaja en su mano diestra, en una especie de alarma grata de quién era, a los miembros de La Mano Negra, los cuales gobernaban esas áreas, y como era de saberse, los gobernaba Dan.- Hm. -Un gasto de su saliva al pensativo momento, anunció la estela al norte, donde sabía que encontraría el enorme castillo, con un perfil gótico, aunque bastante pronunciado. Era la torre negra, la sede de la mano, el imperio del príncipe de Espinas, Roseth. Historias se contaron durante generaciones, el adalid de aquellas tierras siempre era el líder, y sus compañeros seguían la guía a su victoria, por ello, desde que salieron de ese bosque, en el norte, ante la luna, solo quedaron campos, algunos más arriba que otros, hermosos campos de flores blancas, adornados con las banderas de la hermandad. Y allí, donde el sol no golpeaba, estaba el castillo... El perfecto castillo.-
SylphideQ · 31-35, F
-Volvió a conducir la carreta, mientras Roy se acurrucaba a lado de Eva para tomar la siesta. Los cubrió con una manta casi en su totalidad, y afortunadamente las pertenencias también servían como barrera para la visibilidad de los niños. Si bien era cierto que adoraba la sensación de limpieza ante la piel fresca y el cabello rubio brillante y limpio, ahora bien podrían ser un blanco más llamativo. Sacudió las riendas y el caballo avanzó, ahora que venía la noche las cosas iban a ponerse tensas. De inmediato su cerebro relacionó la oscuridad con las noches en vela en el sótano, los minutos interminables y la angustia, y ocurrió algo inesperado: Se le paralizaron las manos y las rodillas. Tragó saliva con dificultad y respiró profundo, y al cabo de unos minutos pudo moverse de nuevo. Oh no, eso no debería de pasar... -
Soren · 100+, M
-Ocurrió lo que esperaba, su mujer se apresuraría, y no le dejaría acabarse el tabaco, entonces se siguió firme hacia Sombra, ahora con ese traje tan ajustado a su cuerpo, que a perfecto estado complacían los músculos. En el tajo de su pierna, y en el arrear de las cuerdas, logró avanzar, y al tomar velocidad, superar en camino a su mujer y los dos niños. Debía asegurar el norte, pues se vendría el lado dificil, donde normalmente aquellos ladrones esperan para asaltar, por ello despejó la cadena de su pecho, la jaloneó hacia adelante, y luego de ajustar un botón, justo en la punta de la cruz, sobresalió una navaja corta, sí, era su única arma.-
SylphideQ · 31-35, F
¡A la orden! -Contestó animada. Se levantó la falda hasta medio muslo e hizo un nudo con la tela. Sabía que la seda no permitiría ese amarre durante mucho tiempo, así que correteó tras Eva que había comenzado a huir de su madre, que pisó lodo y casi derrapa en el suelo.- ¡Mie....! -Iba a maldecir, pero Roy abrió los ojos sorprendido a punto de reprochar tal grosería a su madre, que arregló de inmediato la palabra.- ¡Mientras báñate, Roy! ¡Voy a contar hasta cinco y más te vale que ya estés cambiado cuando termine! -Atrapó a Eva por las axilas, luego entró al agua y con manos rápidas le frotó el cabello, el cuerpo. Maniobró para limpiar entre cada uno de los deditos de sus pies y luego la sacó chorreando agua, caminando rápido para secarla. La niña terminó vestida dentro de la carreta, y como siempre, el baño parecía relajarla tanto que se recostó a dormir. Ya lista, ayudó a Roy con su ropa, que se había apresurado como un relámpago por la amenaza de su madre.- Estamos listos.
Soren · 100+, M
-Soltó una grata risa luego de verlos expresivos, incluso alegres por su descanso, su pequeña estaba más enlodada que Roy, y con toda la razón del mundo estaba en desacuerdo. Entonces se le vino a la cabeza la magnifica idea de entrenar también a su hija, pero entre esa nube de pensamiento, también recordó a su mujer con un machete apuntandole desde la cocina... Mejor ni habla del tema, prefirió exhalar de su tabaco, y poco a poco, recuperó aquella postura dura de siempre.- Cariño, no tarden demasiado... Tenemos que irnos antes del anochecer.
SylphideQ · 31-35, F
-El agua se llevó con ella toda la mugre y el estrés. Limpia, sintió como si hubiese comenzado de nuevo. Enrolló su cabellera y la exprimió para retirarle algo de agua, luego caminó desnuda hacia su esposo y le guiñó un ojo.- Tú y yo estamos pendientes con algo. -Tomó su vestido, lo colocó por arriba y sus manos lucharon por encontrar el sendero de las mangas, hasta terminar vestida. Todavía llevaba su anillo puesto, su única pertenencia que había rescatado. Agradecía no quitárselo nunca.- ¿Qué te parece un tercer hi---...? -Un chasquido sonó detrás de ellos. Eva había lanzado a Roy una bola de lodo a su cara, y ahora el pequeño luchaba por limpiarse los párpados. Miró de nuevo a Dan.- ¿Sabes...? Creo que eso puede esperar. -Se giró hacia los niños, arremangándose su vestido nuevo que corría peligro de ensuciarse.- ¡Eva, santo cielo! ¡Tienes lodo hasta en las pestañas!
Soren · 100+, M
Eh, ya pasó... Ya pasó. -Hizo relucir su piel pálida otra vez, él se deshizo de sus heridas, de la sangre, del baho en su cuerpo, vaya que si se sintió bien, incluso la fiebre desapareció, y poco a poco diezmaron los recuerdos horribles, las pesadillas de ese bosque tan destructivo en el cual durmió. Entonces apoyó un pie sobre el borde, luego escaló, y después de voltear a ver a sus enanos, se siguió recto hacia la carreta y la alforja de Sombra. De ella retiró los pantalones negros, después la camisa, por último los botines de cuero, y todo lo hizo relucir sobre su cuerpo, con un acomode peculiar, acompañado de un peinado hacia atrás, endurecido por cera que la misma Helena llevaba preparando desde la muerte de su hijo Arthur.- Ahg... -Se sintió fabuloso, lo suficiente como para relajarse encima de una piedra limpia, con visual a su familia debajo suyo, ahora en el agua, él acompañó el momento por una pipa, y poco fuego que usó desde su caballo para encender el tabaco.-
SylphideQ · 31-35, F
-Eligió un punto donde podía tener a la vista a los niños. Estos se habían sentado en la orilla y estaban construyendo con lodo. Terminarían más sucios que limpios, pero lo solucionaría después. Ahora necesitaba ese tiempo para ella, pues todavía no iba al encuentro de sus labios, y los reclamó cuando la terminó de desnudar. Cada prenda que retiraba era como lanzar a la corriente el gran peso sobre sus hombros, la angustia, el horror de no tenerlo con ella. Durante ese encierro el subconsciente la traicionó y le hizo una pregunta engañosa: ¿Había elegido bien al padre de sus hijos, a su esposo? Bastó una mirada a sus hermosos ojos, a las manos que la limpiaban, oír su voz grave ya era delicioso para sus oídos. Supo que sí, que había elegido correctamente, y lo volvería a hacer de nuevo aún con el infierno detrás de ellos, pues sabía que era imposible amar a otra persona tanto como amaba a ese hombre. Soltó un sollozo, luego se lanzó a su cuello y lo abrazó con todas sus fuerzas.-
Soren · 100+, M
-Siguió a su mujer, lo suficientemente frecuente y sabio para conocer que Roy cuidaría a su hermana, y se daría el tiempo de asearse. Por ello no se preocupó, al primer contacto de sus pies, el agua estaba tibia, sorprendentemente dieron con unas aguas termales, y agradeció poder desnudar a su mujer con las propias manos. Primero libró su escote, al cual sin dudar añadió ciertos besos desplegados de izquierda a derecha, al ritmo contundente, en el que sus prendas viejas se fueron yendo por el río. Él también repitió el acto, y en medio de su desnudez, adoptó una postura menos presionada con el riachuelo tapando su cadera.- Todo saldrá bien. -Comentó aquel mientras ayudó a su mujer a limpiarse el sudor, las lagrimas disueltas, el cabello entrelazado, los días sin él... Le tuvo en el punto en el cual la conoció, bella como siempre, preciosa como cada día.-
SylphideQ · 31-35, F
-No necesitó decir más. Apenas se estacionaron debajo del puente la pequeña Eva ya colgaba de la carreta, balanceando los piecitos en busca del suelo que estaba en realidad bastante lejos de ella. Roy se dio cuenta primero, y fue él quien la tomó por la cintura y la ayudó a bajar.- Roy, no sueltes a tu hermana. -Dió la instrucción muy a tiempo, pues la chiquilla ya estaba en carrera hacia la orilla del agua, con Roy deteniéndola del bracito y ayudándola a quedarse en el nivel seguro. Ella caminó hacia las pertenencias nuevas y observó con admiración el color rojo del vestido. Deslizó una mano por la tela y la encontró de excelente calidad. Debía apresurarse y asearse lo más pronto posible para ser digna de semejantes prendas, así que le extendió una mano a su esposo. Su corazón saltó de gozo y felicidad, momentos como ese en esa época valían oro.- ¿Vamos?

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