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Soren · 100+, M
-Le calló del beso que imploró, le miró a los ojos con la ley de sus manos aferrándose a sus piernas. Esperó a que la razón y el corazón hiciesen las paces, y con la leve duda que quedó, simplemente le hizo estremecer en un choque fiero de su cadera hacia adelante, con las piernas de su mujer rodeandole la cintura; Y con ello volvió ese desfile al que estaban acostumbrados, esos besos fugados entre sus senos, entre el cuello, incluso alguno resbaladizo a su boca, mientras caminaban sin rumbo a la habitación del hombre. A su llegada simplemente estrujó la puerta hacia atrás, dejó caer a su amada entre la cama, y con poco ritmo, bajó... Y bajó muy lento, seguido a los besos profusos entre su abdomen... Que le recibía a esa zona tan especial y rebuscada por los dedos.-
SylphideQ · 31-35, F
-Protestó con un rostro indignado, si Roy se atragantaba... Bueno, no lo hizo. Suspiró con resignación y le dio porciones de puré de papa a Eva, mientras por turnos ella tomaba bocados de un delicioso pollo que la hizo suspirar. Una vez terminada la cena cargó a la pequeña adormilada, sobando su espalda mientras subían a la habitación que sería para ellos. El lugar era seguro, entonces acomodó a Eva en su cama y colocó almohadas a los lados, en caso de que rodara. Dejó que su padre los besara mientras dormían, luego se cruzó de brazos y alzó los labios esperando recibir un beso de pico en ellos.- ¿Qué pasa? ¿Y el beso para la esposa~?
Soren · 100+, M
-Ese regaño lo apagó como extintor una vez abrazó a su pequeño, y con mucha valía, le permitió comer tal cual lo hacían sus camaradas, incluso el llenarse la boca de agua mineral fue totalmente esperado. Y las risas llegaron, más comida después, lapsos momentaneos se apagaron, y finalmente solo quedaron los borrachos en la mesa compartiendo historias. Dan se dedicó a cargar a Roy dormido entre sus brazos, y esperó a que su amada lo acompañara a la habitación de los dos infantes.- Hoy te haré volar hasta el techo. -Dijo luego de abrir la puerta, para dar paso a su cuerpo primero; La habitación era muy linda, tenía decoración de dragones mal dibujados, pero en un plan cómico, también castillos, incluso una princesa. De ello la decisión de la cama para su enorme hijo, que ya empezaba a crecer.- Dulces sueños, mi enano. -Pospuso primero un beso en su frente, luego se encaminó a la pequeña Eva, que también, como su angelito, besó la cabecita.- Descansa mi vida.
SylphideQ · 31-35, F
-Arrugó el entrecejo cuando el otro la calló. Formó una sonrisa traviesa y desafiante, murmurando sólo a un tono audible para él.- Oh, ¿Por qué no usas algo más para callarme? -Apenas llegó al comedor esbozó una amplia sonrisa, una que expresaba todo su agradecimiento. No iba a entrar en detalles, pero con lo que había pasado ya les debía mucho. Eva estaba encantada con la atención, dedicando sonrisas de dientes incompletos a los presentes, mientras que Roy parecía paralizado en torno a toda esa gente nueva. Tomó asiento a lado de Eva para poder ayudarla a partir la comida y a darle bocaditos, y así lo hizo mientras miró a su esposo lanzarse a la comida. Eso causó que Roy tuviese la misma confianza y no se detuvo tampoco.- Oigan, cuidado ... Roy, mastica bien. -El niño la miró indignado, hasta en eso se llevaba un regaño sin portarse mal.-
Soren · 100+, M
Shh... Calla de una vez. -Soltó una risa luego del quejido de su dolor, tenía una contracción múscular, y varios de los huesos quebrados, cosa que no hacía notar, realmente tenía mucha voluntad como para estar de pie. Y fue acompañado por su mujer, a ese gran mesón, en el cual discutían quién era más lindo, las mujeres del lado de Eva, los rudos y brabucones del lado de Roy, pero a final de cuentas, siempre concluían en que ambos eran preciosos. La conversación se extendió hasta las 8, las criadas llegaron directamente a saciar la mesa de alimentos, y sin freno ni prejuicio, Dan inició a devorar son severa educación barbara, a la que estaban acostumbrados sus jinetes.- ¡A comer!
SylphideQ · 31-35, F
-Abrió sus ojos en sorpresa, rápidamente acorralada contra el muro en una brusquedad increíblemente tentadora, provocando otro tipo de hambre que en definitivo tendría que esperar. Miró con avergonzado agradecimiento a su esposo, y sin perder más tiempo lanzó la boca a su yugular, en un certero mordisco que buscó ser rápido para no causar más dolor. Cerró sus ojos cuando la exquisita sangre llenó su boca, la saboreó y luego tragó la porción gimiendo contra su piel de gusto. Apartó la boca después de ello y se perforó el índice con un colmillo, mezclando su propia sangre con la herida para terminar con el sangrado. Una vez hizo lo mencionado usó su lengua para limpiar cualquier gota que amenazara con ensuciar su camisa, rescatando su limpieza sin pormenores.- No tienes idea de cuánto necesitaba esto... No he comido en todo este tiempo.
Soren · 100+, M
Niños, adelántense, recuerden... Solo sigan firme la escalera. -Habría comentado antes de acomodarse el cuello de su camisa, con una forma de safarlo bastante peculiar, lo del río no fue para complacer su deseo, fue para sentir su piel, y saber como la forma éterea estaba volviendo.- Hazlo rápido, tenemos que alcanzarlos. -Y de ello dependía su mujer, de la sangre; Un movimiento veloz de su cuerpo la hizo arrinconarla contra la pared, limpia en rasgos del golpe, que obviamente calculó Dan antes, y porsupuesto le permitió visualizar su cuello abultado en músculo. Solo esperó... Esperó a que saciara esa ansia tan profunda que se denotaba a la legua de sus labios.-
SylphideQ · 31-35, F
-Todo el paseo a lo largo del castillo fue una maravilla. Sus ojos no perdían detalle de cada pintura, cualquier decoración. Las memorizó para conocer el camino hacia su nueva habitación, en donde dejaron las pocas pertenencias que habían rescatado con ellos. Se preguntó cuál de los malditos soldados que habían invadido su hogar se había quedado con Onimaru, su valiosa katana. Esperaba que la maldición de la espada lo hiciera lamentar haberla tomado. Una vez en la habitación observó la cama con ansias, deseaba echarse encima de ella y acurrucarse con su familia, pero desde su posición podía oír los estómagos de los niños rugir de hambre. Fue entonces que recordó que no podía comer, no sin el catalizador en la sangre de Dan que le permitiera materializarse correctamente, pero no podía pedirle tal cosa frente a los niños. Los peinó, acomodó sus vestimentas y listos bajó con ellos hacia el comedor, colocando una mano en su estómago con discreción.- Mierda...
Soren · 100+, M
-Su familia tuvo la iniciativa de bajar, eso fue agradecido por él, quién sin dudarlo ni un segundo los presentó a sus muchachos.- Unidad, les presento a mi esposa, y a mis dos hijos, Roy y Eva. -Esa rudeza tapada por los uniformes de la hermandad se apagó en el instante en el cual vieron a sus pequeños, el grande Njord lagrimeó de tanta emoción, las chicas directamente doblaron sus rodillas, y con las mejillas rosas, sonrieron al fervor de sus dos pequeñines, más indagantes entre Roy.- Maestre, pensé que no volvería. -Añadió Njord.- Pasen, este es su hogar... Llegaron justo para la cena. -Era así, la conclusión de la velada, su hermosa llegada, y los pocos minutos que tuvieron para acomodar sus cosas en la habitación principal de Dan, justo en la cima de la torre, que por suerte tenía un elevador de polea. Un rato pudo pasar, a lo mucho una hora, y llegó la hora de cenar, la hora en la cual toda la hermandad usó elegantes atuendos, y esperó a todo el mundo en el salón.-
SylphideQ · 31-35, F
-Detuvo el avance del caballo, y con ello la rubia bajó de la carreta con suavidad. Sorprendió a Roy despierto, y este de inmediato volvió a hacerse el dormido, acto inocente que la hizo sonreír. Apoyó las manos en la orilla y miró a Eva, como si el mundo y sus desgracias no hubiesen pasado por ella, pues dormía profundamente. La envolvió en la cobijita y luego la cargó con mucho cuidado, recargando su cabeza contra el hombro. Le indicó a Roy con un movimiento de su cabeza que bajara, y motivado por su curiosidad el chico lo hizo rápido, y por su cuenta caminó hacia su padre. Era bastante evidente que quería causar una buena impresión, tal vez con demasiado esfuerzo, pues los hombros se le veían tensos y la barbilla muy alzada, una pobre imitación de lo que él pensaba era el caminar de su padre. Ella contuvo una risa, caminando a paso tranquilo detrás de su hijo.-
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