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-Dormir trajo nuevos recuerdos a su mente. Había un trono, hecho con las raíces de un inmenso árbol que se alzaban magnificas formando una espiral tras las espaldas de una mujer en vestido blanco. Su rostro lo cubría un velo como una novia, y ese pequeño anonimato era protegido por dos guerreros a su lado. Ella ya conocía ese escenario, pero por el momento estaba mirando hacia el suelo, arrodillada frente a la mujer, mientras vestía una armadura. Justo cuando alzó la vista para verla, su sueño terminó. Renaudaron su camino al día siguiente, y dejó generoso oro en el cajón de las chicas...
 
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SylphideQ · 31-35, F
-Le tembló el labio inferior al escucharlo, y cuando se obligó a mirarlo las lágrimas se desbordaron de sus ojos. Todo lo que su cuerpo pudo hacer fue correr, huir de la escena que ambos habían creado. No sabía si era mejor que esos hombres que habían colgado a inocentes, pero si sabía que era parte del problema. Ambos lo eran, arrastrados por las circunstancias a usar sus habilidades de esa forma. No lo pensó más, tan sólo usó sus piernas hasta quedarse sin aliento.-
Soren · 100+, M
Maldita sea… ¡Hazme caso cuando te hablo! –Gritó luego de tomarle por cada lateral de sus brazos, con esa profundidad en la vista que anhelaba destrozar un cristal, realmente deseaba que esa escena no se repitiese, y con todo el odio del mundo aborreció esas manchas sobre su vestido.- N-no vuelvas a hacer algo así. –Reaccionó casi al toque, supo que se sobrepasó, y ese grito pudo derruir muchísimo en sí, el trauma pudo haber prevalecido, pero el oído espeso le reclamó por huir, pues las caballerías del conde estarían en minutos alrededor. No dedicó más a sus piernas que correr, casi jaloneándole ante su espera, espera llena de asco y repudio por esas tierras.-
SylphideQ · 31-35, F
-Sus músculos no padecieron dolor después del esfuerzo, para su cuerpo había sido algo que había ejecutado casi de memoria, pero no podía asimilarlo del todo. En su mente todavía estaba la simpleza de su nueva identidad, poco acorde con la capacidad de lo que podía hacer. Sintió lástima por su nuevo vestido, ahora sucio de lodo y sangre, bien podría considerarse arruinado. Acarició la falda con lástima, y cuando sintió la mano en su brazo escuchó sus palabras. Ella era tan ingenua, tan inocente que al escuchar un "No", lo primero que hizo fue lo opuesto. Echó un vistazo hacia arriba, y se congeló al momento. Pasó segundos así, en ese estado. Bajó la vista al suelo y lo siguió en sus pasos, sin decir palabra alguna.- ...
Soren · 100+, M
–Comentó luego de observar su vestido marchito en colores rojos, punzantes y vivos como sus ojos preciosos, él desvanecía en recuerdos, pero fue peor la escena que se encontró, donde aquellos tres granjeros que le ayudaron, estaban colgados encima de la iglesia.- Carajo… -Su tarea la terminó luego de limpiar el mango, bajar su hoja, y retomar el abrazo con su compañía.- No mires arriba.
Soren · 100+, M
-La respiración desde aquel tejado se hizo corta, profunda, él solo manchaba su armadura de colores carmesí revueltos en sangre, con lo importante de la escena, era observarlo con un corazón en su mano diestra, que por el motivo que fuese, lo destripó una vez a sus espaldas, un hombre con la boca abierta, cayó de rodillas. A Dan era sencillo culparle de cualquier crimen cometido desde el sur, él era único en su forma de estriar, tanto que daba miedo, y ese momento era representación de lo que era capaz, devorar con su propia faz las almas de quienes vagaban en sus penas, o se cruzaban en su noble camino rodeado por cuervos, los mismos cuervos del inicio, que sin fin, escabullían los zarzales donde encontró la forma de jugar, la forma de mover a sus peones, y hasta descubrir, que él simplemente era el peón que se convirtió en rey.- ¿Estás lista?
SylphideQ · 31-35, F
Demostración de su estilo, tan única en su manera de pelear, haciendo tan evidente quién era. Agitó su arma contra el aire, sacudiéndola de la sangre que la había ensuciado.- ...
SylphideQ · 31-35, F
-Su imagen era lo opuesto a la oscuridad que irradiaba Dan. Ella era luz, un rayo dorado que cruzó entre las personas con pocos movimientos. Ella tenía la katana al nivel de la cadera, en una diagonal que apuntaba hacia el suelo que era guiada según los movimientos de su cuerpo. Era como un baile donde sus manos se enfocaban sólo a sujetar el mango, y las piernas recibían toda su concentración. Alcanzaba principalmente las rodillas de sus adversarios, se inclinaba y después corría, y cuando había más de un enemigo cerca giraba veloz en su sitio, la punta de la larga katana cruzándoles los tobillos. No hubo momento donde blandiese el filo más arriba de su cadera, no fue necesario. Cuando todos estuvieron en el suelo sin poder levantarse, volvió a cruzar el camino de la misma forma, enfocándose en cruzarles el rostro, el cuello, y el pecho con el arma. Las hemorragias harían el resto, ni siquiera se molestaría en un remate certero. Terminó con su mitad minutos después de esa...
Soren · 100+, M
... -Era tal cual predecían esas historias, un mundano tan terrible, tan fiero y veloz, que nisiquiera parecía mortal, más de dos minutos no le tomó arrazar con media unidad, y para cuando estaban alzando sus vallesteros, era demasiado tarde, el en encuentro en el techo fue mucho peor, solo usó sus puños, bastos en ideas, únicos en reflexión, que a tiempos de encuentros de cráneos, los zafaba sin ningún problema dando saltos directos al yano.-
Soren · 100+, M
-Deslizó entonces por el norte su mandoble, con un tajo igualitario a todas las flechas que ignoró la mujer, ese espadón cortó todas de un tirón, y consigo el ventarrón que provocó adelantó por segundos a la mujer. El primer corte fue directo a la yugular, luego transgredió hacia la espalda, haciéndose un declive de cadera casi único, con tal de barrer a su dorso quienes yacían esperando con un sable no muy extenso. Y así fueron diezmando uno a uno, con el corte perfilado del subyugo, valorizado entre cada inmerso de luz, que reflectaba el mandoble, a ojos de la mujer, solo podrían verse sombras, un caballero negro, y la penuria de las cabezas volando a choque de su mandoble.-
SylphideQ · 31-35, F
-Una de las flechas se escapó de la defensa del otro. Esta partió su pómulo en un corte limpio que dejó abierta su carne, y la sensación de ese dolor mezclado con el peligro latente abrió sus ojos y provocó que su pupila se volviera vertical, afilada. Cuando el otro tomó su espada ella hizo lo mismo, desenvainó a Onimaru, y lo que había aprendido su cuerpo fue recordado por instinto. Si bien no lo había planeado, suicidarse con esa arma la había unificado con ella, generando una confianza entre espada y usuario única. Se adelantó, dejo a Dan atrás y como un rayo se convirtió en el nuevo objetivo de las flechas, era su turno de protegerlo... Porque a pesar de sus recuerdos, de las preguntas sin respuestas, la mujer que había sido ya no existía, ahora era otra persona.
La primera ronda de flechas la atravesó como si ella fuese de humo, había activado su naturaleza traslucida, y con una sonrisa se lanzó contra la primera línea de hombres, dispuesta a hacerlos pedazos.-

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