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-Prosperidad. Esa era la palabra que podía describir los cinco años que siguieron a partir de ese momento, después de una pequeña y discreta boda sin invitados, sin alboroto. Un momento como debe de ser, único para la pareja, para celebrar el amor dentro de esa unión, para iniciar una vida juntos, para dar vida a otro ser. Primero nació Roy, los suficientes meses después. Dos años luego nació Eva, y ambos niños a coro llenaron el hogar de risas, travesuras y agitados días. La casa siempre estaba repleta de los víveres necesarios para preparar comidas abundantes en ingredientes, pero no podía..
 
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Soren · 100+, M
-De la nada sus ojos pesaron, como dos marchitos amaneceres, aunque vagantes aún en la despierta figura, pero algo estaba mal, las hojas de los árboles junto al río se movían con frecuencia. La sospecha fue clara, un brillo tenue resaltó la punta de un cañón, y al aferre de su cuerpo, lanzó a su mujer a un lado, al conjunto de sus dos hijos, con él dando la espalda encima suyo, como si de una coraza se tratase.- ¡Tapense los oídos! ¡Carajo! -Bastaron unísonos estruendos, para reventar la corteza principal de la casa, la fachada de el ventanal enorme. Justo en aquella sala, solo un poco más lejano a su posición, el primer estallido reventó su espalda de quemazón contundente, tan vaga como la madera y el mármol ardiendo sin fín, de todas formas no era momento para detenerse, en su dolor profundo por las heridas, se irguió hacia adelante, rebuscándo la paz de sus dos pequeños. Se sorprendió en lo que vió, estaban bien, todos juntos.- Bien... Ahg... Tenemos que huir.
 
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