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26-30, M
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ElaiaGarbi · F
Daigo
 
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─"Escucha Chairo, las cosas no pueden salir bien todo el tiempo. No existiría el equilibrio del que tanto nos habló la Abuela Ino ¿Recuerdas? No sé, quizás todo sucede de una forma ideal y somos nosotros los que no nos damos cuenta ¡Ah te debo dejar! Es mi turno de comprar leche y huevos para la cena. No seas idiota y envíame el nombre del libro. Nos vemos luego."─ Recordaba Chairo mientras veía una fotografía de un rubio y ella compartiendo una bebida en un bar. Una mirada fija hacia el cielo nocturno mientras los labios se prensaban sería como la morena expresaba la pérdida de su mejor amigo, recordado mientras aquella fotografía la iba doblando y guardando dentro de uno de sus bolsillos, aquel último símbolo había sido la despedida de él, jamás lo vio venir, jamás lo espero.

Sentada desde la cúspide de un tejado observaba el tráfico avanzar en un lento ritmo, sus enormes oscuros ojos morenos eran vilmente iluminados por los faroles de los autos los cuales decidió vigilar al terminar de aquel breve momento de remembranza. Eran las 11:15 P.M en la ciudad cuando su persecución empezó.

De pronto un silbido se escuchó desde una esquina de un callejón, un muchacho pálido y de contextura delgada le indicaba que habían conseguido “algo”. Sus piernas vestidas por un leggins negro se fueron irguiendo lentamente hasta dejar a una Chairo de pie, vistiendo unas zapatillas deportivas negras, una chaqueta de béisbol roja con un kanji en su espalda (嵐)* en color negro, un pantaloncillo corto marrón que vestía por encima del leggins, y una bufanda oscura que le protegía el cuello. ─Empezó la cacería, Shion.─Se escuchó como un bate era arrastrado por el tejado, arma que decidió usar mientras descendía de aquel edificio.

*(嵐) – Tormenta.
*Hacer enfurecer a una criatura nocturna, no es buena idea realizar tal acto. Sin embargo, Kanato dejaría escapar una serie de risotadas bastante siniestras cuando el joven haría el burdo movimiento de acercarse a la puerta, girar la perilla, y posteriormente, salir de ahí.*

- ¿Piensas irte tan rápido?, ¿aún cuando hay mucho qué hacer y ver? -Estrujando en brazos al oso de felpa, Kanato no le quitaba la mirada de encima al azabache. Mirándole cuan despectivo y burlón, porque entre su poder de manipular, había colocado parte de aquel poder en la cerradura de la puerta, misma que no se abriría. Entonces, sin el previo aviso, se acercó al azabache quedando a espaldas de él y viendo a susurrar al oído- - Si lo deseo, puedo asesinarte ahora, pero creo que tengo una mejor idea. -Esbozó una sonrisa en su pálida comisura, mientras todo se iba tornando más y más siniestro y lúgubre, al punto de estar ahora en otro lugar. Ciertamente, kanato había utilizado sus tétricos poderes para teletransportar al joven a una especie de celda, un cuarto oscuro, frío y sucio.- Bien, que duermas y sueñes con los angelitos, grita si necesitas algo, mi estimado "amigo".



*Su mirada se enfocó al azabache, quedando él adentro y Kanato afuera de la celda. No era nada tonto, al parecer disfrutaba mucho de torturar a sus semejantes no solo en la cuestión física, sino también la psicológica, después de sus mórbidas palabras, dejaría al joven Rayne dentro, solo y en plena oscuridad de un ambiente lúgubre de aquel calabozo.*
*Kanato intensificó su mirada en el azabache, mirándolo con verdadera furia cuando le vió juguetear con la preciosa piedra que adornaba la bellísima mujer con vestido oscuro. En un instante similar a un parpadeo, Kanato apareció justo frente al joven colocando su mano sobre la palma de Rayne, arrebatando el lujoso objeto y mirándolo fijamente.*

- Claramente te advertí sobre indagar en los rincones de la Mansión Sakamaki.-Aproximó sus labios al oído del joven, susurrando malévolo- Tienes dos opciones, largarte de aquí y jamás regresar o quedarte en éste sitio bajo mis reglas, niégate y morirás. Todo tiene un precio a pagar, y tus dichosas órdenes me son irrelevantes.

*Su voz gélida hablaba enserio, amenazador y en un tono bastante perverso. Si había algo que francamente molestaba a Kanato era la incidencia en el tema de su madre, a quién él le dio fin junto a sus hermanos en una noche como aquella. Dependiendo de la respuesta del joven, él actuará, quizá no lo asesine pero tener una mascota no será mala idea para él. Sonrió con levedad y de manera siniestra sin separarse del azabache para cortar cualquier modo de escape.*
|| Ooc || Hola, gracias por aceptar mi invitación. Aunque hubo un 'abrazo' primero (?) ||
*El cuadro pareciera que veía al nuevo visitante con ésa mirada lasciva y con intenciones libidinosas para quienes se acerquen, tal vez el escalofrío de Rayne podía tener una explicación lógica para la mente humana, la ciencia y las mentes escépticas, pero para las mentes débiles, sugestivas y crédulas, todo se señala a la aparición de aquella bellisima mujer, conocida como "Cordelia Sakamaki", una de las primeras esposas y madre del joven Kanato, tal cual como se afirma en la parte inferior de la pintura*



*Existía una terrible anécdota detrás del cuadro pintado en oleo, misma que ninguno de los hermanos Sakamaki desea hablar del tema, especialmente Kanato. Justo a escasos metros de Rayne, estaba el reflejo de ahí la hermosa y espectral silueta de la mujer, situada a cercanías del piano, viendo con su lúgubre mirar el instrumento.*



*Pareciera que el viento no surge efecto en ella, su cabello de tono lila siquiera se ondula y tampoco el largo de su oscuro vestido. Aquella aparición no demoró en manifestarse con mayor ímpetu, lentamente se giró hacia la dirección de Rayne acercándose a él sin ejercer el menor movimiento de sus piernas, era como si no estuviese tocando el piso, pero de sus labios no ejercía la menor palabra, solo una mirada oscura y tétrica, señalando al joven azabache y sin quitarle ésos orbes de verdosa tonalidad. Las manos de mujer tenían una sola razón: atrapar al chico, tal vez asustarle y ahuyentarlo, o en el peor de los casos, matarlo; después de todo la presencia física y/o esencia de un vampiro siempre significa estar en peligro, además aquel espíritu en pena, aún rondaba por aquellos lares por su trágica "muerte", sin más tener a un ladrón en los dominios de la familia Sakamaki, es un total suicidio, sobretodo si éste toma posesión de un objeto maldecido.*



*Milésimas de segundos le tomarían a la mujer llegar a Rayne, entonces alguien interrumpió.
- ¿Qué carajos sucede? - La puerta continua que brinda acceso a demás pasillos, cuartos y diversidad de recintos fué azotada por la presencia de Kanato, dando un brutal golpe contra la puerta y ésta se quebrantó cuando pegó en la pared. Para entonces, la presencia se había marchado, pero Kanato presenciaba a su querida madre cerca, sin embargo no comentó nada al respecto frente al joven Rayne.- Querido amigo, si tanto deseas poseer de nuestra maldecida familia, ¿porqué no me lo mencionaste antes? -Le cuestionó al joven, ahora volviendo a la completa tranquilidad sin perder un ápice de calma (por ahora)-
*Los gritos de aquella infortunada joven, fueron música que penetraron los sentimos mórbidos de Kanato, quién yacía en su ardua y entretenida acción de embalsamar el cuerpo para mantenerlo en óptimas condiciones, erradicando la putrefacción.

- ¡Teddy, Teddy!, ¡es bellísima!, ¿verdad? ¡dime que lo es!, -se volteó a ver al oso de felpa que yace sentado en una de las sillas frente a la camilla hospitalaria para uso quirúrgico.- Cuando nuestro invitado regrese de beberse todo el licor de la cocina, él enloquecerá de celos cuando vea la perfección que se ha logrado con ésta precioso ejemplar. -De pronto, el juvenil vampiro se detuvo en seco, una vez más entre sus arranques inestables de cambio de humor- ¿Ah?, ¿qué quieres decir con éso?, ¿crees que cualquier imbécil puede llegar a sorprenderme en mi propia casa?, ¡Escúchame bien, ningún humano imbécil vendrá hasta acá a querer arrebatar lo único que poseo de aquella puta que me ha parido en éste mundo infame!. -Gritaría al oso de felpa que siquiera se movía o ejercía el menor gesto, pero Kanato actuaba como si aquel hablase como una segunda presencia.-



- ¡Ja!, ¡Hahahahahahahahahahahahahahaha! -empezó a reír como vil demente, dejando a un lado su trayectoria de embalsamador, cubriendo por un instante el cuerpo de la chica con la blanca sábana y acercándose al oso de felpa.- ¡Oh, querido Teddy!, ¿pero qué clase de monstruo eres?, dejaste morir a ésa chica, nuestro invitado quiere poseer algo más de nuestra familia, aunque no logro entender ¿qué ha faltado para ofrecer?. -Sonrió con dulzor, viendo con ambos orbes amatistas el oso de felpa que nunca cambiaba la expresión sin importar lo que suceda al frente.-

- Así que pensabas ayudarla. -Susurró Kanato, frunciendo su entrecejo y blandiendo una perversa sonrisa. Sabía intuir cada acción de un humano, sobretodo sus pensamientos, su lenguaje corporal y sus gestos, un vampiro siempre es capaz de leer cada faceta de cualquier ser.-

*Permitió al joven Rayne ir por su apreciable vino, asumiendo que él encontrará sin problemas la cocina, una copa y alguna de las botellas del carísimo vino. Era el momento idea para degustar la sangre de la chica a solas y sin que nadie le mire, fué entonces que bebió la sangre de la copa, luego se sirvió un poco más, hasta mejor preferir tomar directamente del cuerpo antes de que la sangre perdiese su temperatura ideal para mayor disfrute.*

*En silencio, empezó con el proceso de embalsamamiento de aquella bella joven, comenzando primero por drenar toda la sangre de su cuerpo para impedir que las bacterias hagan su trabajo una vez que el proceso de descomposición comience, luego inyectaría grandes cantidades de glicerol, alcohol y formalina para matar toda bacteria y dejar el cuerpo lo más estéril posible, a su vez, inyectaba otra solución que es mezcla de formalina y un tinte rosáceo para brindar al cadáver un aspecto realista y cómo originalmente era antes de morir. Por último, Kanato empezó a suturar las heridas con gran habilidad que propició con la hoja del escalpelo en su momento de inestabilidad emocional.*

*Sabía que su estimado visitante iba a llegar en cualquier momento, o al menos, éso espera él mientras prosigue con su ardua y entretenida labor de embalsamador.*
- ¿Un vino?, ¡espera, espera! ¿UN VINO?, -frunció su entrecejo mostrándose furioso e irascible- ¿Crees que ésto es un juego?, ¿te divierte ver a ésta puta desnuda a punto de morir?. -Alzó la voz aquel inestable vampiro, tomando un escalpelo de la charola quirúrgica, y acercando el filo a los pechos de ésa joven. Kanato miraba al joven con un semblante maquiavélico- ¡OH, siento mucho "señor" invitado, amante del vino y las buenas costumbres!. Había olvidado el ... vino.



-Sus últimas palabras sonaban con verdadero sarcasmo mezclado con increíble sadismo, mismo que solo un demente expresa en su lenguaje oral y corporal. Entonces, empezaría a cortar a quemarropa la blanca y tersa piel de la virginal joven, obvio los gritos no tardaron en escucharse, pero eso solo provocaba que el inestable muchacho se inspire cada vez más en esos cortes que se dibujan con mayor determinación y agilidad, perfectas en su totalidad por así decirlo, el joven peli celeste era un verdadero cirujano de la muerte. Cortes y más cortes se dibujan, convirtiendo la piel en largas tiras palpitantes de dolor e increíble tortura, la sangre brotaba poco a causa de la excelente maniobra de fuerza, destreza, agilidad y velocidad.¨*

*Sonrió despreciando a la chica que pedía con voz ahogada una última oportunidad para salvar su vida, sintiendo sus fuerzas mermarse poco a poco y viendo a la muerte más cerca. El silencio volvió a reinar entre los personajes, y entonces, el vampiro retomó su andar a uno de los estantes para tomar dos copas, luego acercó ambas boquillas al cadáver fresco recolectando la sangre de la joven. Aproximó la copa que contiene el brillante líquido carmín al joven Rayne, para acompañarlo en un buen momento como ése.-


- Un brindis, por la degradación humana y el homicidio. - Dio un leve trago, relamiendo sus labios y mirando con desprecio a la chica que paulatinamente iba perdiendo la vida, luego miraría al joven.- ¡Anda, BEBE, DEGUSTA y DISFRÚTALO! ¡Hahahahahaha!, ¿o acaso el vino aún está tibio?, ¿No es de su agrado?.

*Quería saber la reacción de su anfitrión, posteriormente se dedicaría a convertir a ésa pobre víctima en una de las muñecas que el colecciona.*
R/Off: Gracias amigo.

R/On:

*Lloraba y gimoteaba ésa virginal jovencita, sintiéndose extrañamente perturbada por la mirada azulina del joven Daigo. Antes de que Kanato llegase, ella intentaba zafarse de las ataduras que le aferran permanecer en esa camilla.*


¿?: Por favor, ... no me haga ésto, no he hecho nada malo. -Cerró sus ojos y sus lágrimas brotaron hasta deslizarse por sus tersas mejillas. El botón de sus bien formados pezones se iba endureciendo, su piel se tornaba más pálida de lo normal y su piel se iba tornando eriza por el escalofrío que experimenta.-

- ¡Listo!, - Dijo Kanato en una actitud efusiva, llegando frente a ambos, trayendo consigo instrumental quirúrgico, incluso habían materiales domésticos poco adecuados para una incisión, pero Kanato siempre disfruta hacer sus trabajos con la mayor artesanía que sus maldecidas manos pueden realizar.- Comencemos.

*La chica lloraría, implorando por su vida, sintiendo el miedo recorrer en ella. Cualquier asesino hubiese torturado a su victima, en cambio, Kanato era más pasivo porque no quería marcar el hermoso "lienzo" con el que trabajará para otra de sus grandes obras. Entonces, el perverso vampiro tomó diversas agujas y ligas, cuyo fin es utilizar la liga para hacer un nudo en alguna extremidad, luego palpar las venas más permeables y con mejor aspecto, después adentrar una aguja para liberar la sangre de las venas, de éste modo, él podrá tener su resguardo de sangre, como si fuese una golosina, y también un cuerpo limpio de toda manchadura, corte, golpe y hematoma en la piel. La inserción de agujas fueron colocadas en: manos, piernas, brazos, cuello, cabeza, muslos, dedos.*