*Los gritos de aquella infortunada joven, fueron música que penetraron los sentimos mórbidos de Kanato, quién yacía en su ardua y entretenida acción de embalsamar el cuerpo para mantenerlo en óptimas condiciones, erradicando la putrefacción.
- ¡Teddy, Teddy!, ¡es bellísima!, ¿verdad? ¡dime que lo es!, -se volteó a ver al oso de felpa que yace sentado en una de las sillas frente a la camilla hospitalaria para uso quirúrgico.- Cuando nuestro invitado regrese de beberse todo el licor de la cocina, él enloquecerá de celos cuando vea la perfección que se ha logrado con ésta precioso ejemplar. -De pronto, el juvenil vampiro se detuvo en seco, una vez más entre sus arranques inestables de cambio de humor- ¿Ah?, ¿qué quieres decir con éso?, ¿crees que cualquier imbécil puede llegar a sorprenderme en mi propia casa?, ¡Escúchame bien, ningún humano imbécil vendrá hasta acá a querer arrebatar lo único que poseo de aquella puta que me ha parido en éste mundo infame!. -Gritaría al oso de felpa que siquiera se movía o ejercía el menor gesto, pero Kanato actuaba como si aquel hablase como una segunda presencia.-
- ¡Ja!, ¡Hahahahahahahahahahahahahahaha! -empezó a reír como vil demente, dejando a un lado su trayectoria de embalsamador, cubriendo por un instante el cuerpo de la chica con la blanca sábana y acercándose al oso de felpa.- ¡Oh, querido Teddy!, ¿pero qué clase de monstruo eres?, dejaste morir a ésa chica, nuestro invitado quiere poseer algo más de nuestra familia, aunque no logro entender ¿qué ha faltado para ofrecer?. -Sonrió con dulzor, viendo con ambos orbes amatistas el oso de felpa que nunca cambiaba la expresión sin importar lo que suceda al frente.-