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R1581860 · M
Hicieron falta un par de besos más en el cuello, y una traviesa, pero firme mordida, antes de siquiera contemplar la idea de dejar de tapizar el cuello de Himeko con las marcas de su boca; pero al final, impaciente por devolver la pulla, recorrió todo el trayecto que lo separaba de la oreja ajena con la lengua en punta, lamiendo con descaro; y solo cuando su aliento fue una caricia jadeante al oído de su compañera, hizo oír su voz de nuevo; ahora convertida en un cántico ansioso, marcado por la agitación de su respirar. —Me pregunto quién será... Imagino que la mujer que me ha abierto las piernas, y jadea con descaro cada que la marco como mía.
No esperó respuesta, a sabiendas de que el intercambio de ironías podría durar para siempre; una de las cosas que le encantaban de aquella mujer, siempre desafiante ante él, pero a la vez dispuesta a ceder y entregarse cuando el momento lo ameritaba. Así que, más interesado en las reacciones de la joven que en sus comentarios burlones, [...]
No esperó respuesta, a sabiendas de que el intercambio de ironías podría durar para siempre; una de las cosas que le encantaban de aquella mujer, siempre desafiante ante él, pero a la vez dispuesta a ceder y entregarse cuando el momento lo ameritaba. Así que, más interesado en las reacciones de la joven que en sus comentarios burlones, [...]
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