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Nexialist · 26-30, M
Hasta que... supongo, ¿por qué no lo comprobamos? -El mozo se detuvo ante ese comentario y más que seguir palmeando se apartó con idiosincrasia por el sadismo oculto detrás suya. Mientras tanto, el demonio se regocijaba del alcohol y el cigarro.-

Mientras tanto él había clavado la mirada en ella luego de esas palabras tan firmes que cayeron en lo que podría ser una mala broma.- ¿Amor? Eso si suena a locura. Además, ¿no tienes novio? Ese tipo argentino. -Luego observó su anillo, qué tan loca podría ser su esposa en comparación a la chica que tiene enfrente. La única diferencia clara era el pacto y la historia.- ¿Recuerdas tu primer intento? -Dudó, preguntó por lo mismo, quería ahondar en la memoria de ella, descubrir qué se descubría detrás de esa tendencia a morir.-
Aoi1566891 · 26-30, F
¡ Hasta que la muerte me separé de ti, corazón! – Le dedico una pequeña sonrisa hasta mirar el interior de aquel bar bastante lúgubre, elevó la mano llamando la atención del barman para que le diera una botella de agua. Ya que no quería volver a probar aquel apestoso whiskey. Al oír sus palabras se atrevió a dar unas suaves palmadas sobre su mano. – Por qué yo soy la mujer loca y maldita que te ama. – trato de no soltar la carcajada ante su estúpido comentario mirando el barman dejar la botella de agua, la tomó y abrió. –
Nexialist · 26-30, M
Hm. -Asintió en silencio, no hacía falta darle una palabra más sobre su "amada", ya poco quedaba por charlas sobre ella que pudiera expresar como máscara de todo el amor que le guarda a su forma tan retorcida y atroz, llena de repugnancia.

Vio la reacción seguidas de las palabras, ¿por qué se forzaba?- Hasta que mueras, supongo. -Concluyó, ya que no había pacto que uniera sus almas y por ende no había hilo del destino que los atara: él era inconcluso de camino pero conocedor del final, como afirmaba la muerte.

Se dio el trago de la segunda ronda, con el vaso arrebatado por la chica. Él lo degustó tan natural y se llenó de alivio.- Es un sabor delicioso. ¿Por qué quieres pasar tu vida entera conmigo? Ni siquiera tenemos un trato. -Tergiversado por el demonio, sonaba incluso romántico.-
Aoi1566891 · 26-30, F
Supongo, no lo sé a mi da igual, haya ella – Movió su mano frente a su propio rostro tratando de alejar el humo del cigarro fue inútil le molestó al punto que provocó una tos corta. Sus ojos se entre cerraron por un momento hasta ver qué volvía a hablar elevó sus hombros y se atrevió a tomar el vaso del chico dando un pequeño trago a aquella bebida, hizo un gesto de desagrado una vez más , nunca en su vida había probado tal cosa. – Bueno, entonces te seguiré hasta la eternidad, mía claro que tú a pesar de ser 'joven" lo dudo mucho.
Nexialist · 26-30, M
Maldita si está conmigo. ¿No? -Echó el humo al hablar, lo echó hacia ella mientras divisaba el fondo, el bar y la calle. ¿Cómo lo encontró? ¿Fue casualidad?- No me molesta, quédate hasta aburrirte. -La ley de "no reaccionar" era su base en la falta de sentimientos y emoción. Tan fácil como mantener su serenidad y fumar, inxhalar y exhalar tan tranquilo mientras no la nota.

Pide otro whisky, desea beber y sentir el sabor amargo de esa bebida que enternece y llena de calidez su garganta. Se lo sirven pronto, hay pocos clientes aparte de ellos dos, el mozo ofrece a la mujer algo de beber.-
Aoi1566891 · 26-30, F
Bendita mujer la que está con usted . – movía los pies de adelante hacia atrás, mirando como fuma y bebe a la vez . Nisiquiera cree que está casado ¿ Este sujeto? Si ni muestra ningún sentimento a nada bueno, hasta ahora lo que a visto– Sí, ¿Y? No es razón para yo no hacerlo .
Nexialist · 26-30, M
¿Otra? Con suerte sigo casado. -Revolvió ese whisky desde su asiento y apenas le entregó una mirada de soslayo antes de darse otro amplio trago que recobró la fiereza con un suspiro.-

¿Qué quieres? Dijiste que te dejara en paz y lo hice. -Seco, como usualmente parecía, preguntó aquella duda que se le hizo tan poco importante en su desdicha y aburrimiento, dejó de lado el vaso para darse otra calada de tabaco.-
Aoi1566891 · 26-30, F
¿ Te dejo otra de tus mujeres? – Ahora le tocaba a ella ir a molestar al hombrecito enojón y amargado. Mejor momento que este, no, tomó asiento a su lado. De hecho a pesar de la diferencia pequeña de esas él se miraba mucho más mayor .–

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