Tal vez lo sea, tal vez... Un poco nada más.
—Aprovechó a acariciar sus cabellos mientras la escondía en su pecho, riendo ligeramente por su reacción.—

Entonces lo diré más seguido porque te gusta mucho pero también quiero saber qué más hay. ¡Dime, dime!
—Los ojos de la castaña estaban fijos en los de su novio a la expectativa de lo que le diría para poder llevarlo a la práctica más adelante. Apenas se percató de que él se acercaba a su oído supo que era una travesura de él pero nunca esperó a que fuese tan explícito. Tras oír sus palabras emitió un grito agudo aunque no tan fuerte y terminó ocultando definitivamente su rostro en el torso de él.—
¡A-amooooor! Eres un malvadito, malvadito, malvadito...
—Y así fue como Ari casi termina con un derrame nasal.— (?)

¡Oh! Lo siento...
—Rió maliciosamente entre dientes, siendo consciente de como reaccionaría al escuchar eso.—
Es que de verdad me gusta mucho, pensé que deberías saberlo para que lo repitas más seguido. ¿Y sabes qué más?
—Fue hasta su oreja para dejar una mordida antes de poder susurrarle.—
Me encanta oirlo de esa forma tan suplicante cuando tu voz se entrecorta y te falta el aire. Eso tan solo me termina dando muchas más ganas de...
—Lo último lo susurró exclusivamente para ella. (?)—

—Cada vez más las mejillas de la menor se sonrojaban por las palabras de él llegando al punto de querer ocultarla en el torso de él, riendo un poco nerviosa.—
¡A-amor! Ya te volviste malvadito al decir esas cosas porque sabes que cuando estamos a solas me pones loquita.

—Dejo mimos en su espalda, bajando lentamente por esta hasta su cintura. Reí por lo bajo al ver como se avergonzaba y comenzaba a acariciarle tímidamente el torso.—
A mi también, mucho, sobretodo si es con esa vocecita tan linda repitiéndomelo constantemente cuando estamos a solas.

—Sonreía en todo momento cuando despejaba su rostro pero más lo hacía cada vez que recibía sus besos y hasta dejaba algunos más. Terminó suspirando por los que recibía en el cuello, acariciándole el torso tímidamente con los dedos.—
A mí me gusta mucho decirte papi, sobretodo cuando estamos solitos. <3

Por favor, sabes que juego; adoro que seas así de dulce.
—Dijo al apartar algunos mechones del cabello de su rostro, acomodándolos tras su oreja. Correspondió a todos sus besos e incluso dejó unos cuantos más al desviarse en su mejilla y cuello.—
Eso también me encanta, que me digas así.

Jijiji lo siento mucho principito. ¿Quieres que deje de ser un dulce contigo?
—Rió bajito aprovechando de acortar la distancia con él ahora que su pierna estaba sobre suyo, continuando además con los besitos por todo el rostro—.
Solo tuyita, mi papi Noah. <3

¿Tú nunca dejas de ser tan dulce verdad? Vas a darme diabetes... Me encanta.
—Sonrió, tomándola de una de sus piernas para encimarla sobre él.—
Tú eres mi pequeñita, y de nadie más.

Nunca, nunca, nunca.
—Se giró hacia él con la intención de llenarlo de besitos por todo el rostro.—
¡Mío!