—Lo miraba fijamente a los ojos aunque a veces parpadeaba pero de una forma lenta, casi como si fuese una muñeca. La presión en sus muslos la hizo estremecer, enrojeciendo la zona inmediatamente debido a la blanca piel que tenía. Tímidamente le dejaba algunos masajes en los hombros, sonriendo por las palabras dedicadas que entendió a la perfección a su vez que iba moviendo las caderas, siguiendo el ritmo que le estaba imponiendo.— Gracias, papi.
—Primeramente peinó sus cabellos. Dejó un beso en su frente antes de devolver ambas manos bajo las falda, aprisionando sus muslos con fuerza entre sus dedos.— Good girl~ —Sujetó las caderas de su niña, posesivo como solía hacerlo siempre, moviéndolas hacia adelante y hacia atrás.—
—Cerró los ojos y se dejó llevar por las agradables caricias que le dejaba con la nariz, disfrutando de como se sentían hasta que los besos se hicieron presente y la piel de la menor se erizaba rápidamente. Con los brazos fue rodeándolo del cuello para mantenerse más cerca de él, asintiendo a sus palabras y respondiendo casi en un susurro.— S-sí, hoy toca noche de juegos.
—Con el tabique de su nariz se paseaba por su mejilla, por su cuello... Dejó unos pocos besos cortos de manera pausada a la par que le sujetaba sus piernas dispuestas a cada lado de las suyas.— Sí que lo eres princesa. ¿Hoy toca noche de juegos?
—Inmediatamente se acomodó sobre él apoyándose al colocar las manos sobre el torso de su novio, sonriendo y asintiendo de forma muy obediente.— Me gusta mucho ser la consentida de papi Noah.
