Una risilla juguetona nació de ella, de esa mujer ruda con la cicatriz en su rostro. — Oh si, y sé de otra forma con la que alimentamos muy bien eso. — Y entonces tomó su mano, llevándolo a su habitación, dejando claro qué era.
— Entre más seguro me siento, más se alimenta nuestro amor— Sus labios hicieron contacto sobre la nariz de la rubia, en un cálido beso, más bien meloso.
Soltó una risilla. ¿Quién no amaría a ese chico? Lo tenía todo. Tenía ese enorme cuerpo que estrujó entre sus brazos, esa gentileza, ese enorme pe... Pensamiento de bondad. — ¿Por qué te cuesta creerlo? —
—¿Lo dices enserio?— Para él fue una sorpresa, la primera vez que la vio no fue del todo amable y siempre le pesaria un poco la lección que le dió esa noche. Pero ahora podía ser libre, dejar ser a sus sentimientos y lo mucho que su corazón gritaba.
Parpadeó con sorpresa. Él realmente había dicho esas palabras, las cuales buscaba evadir para no presionarlo, pero ella se sentía de la misma forma desde que lo vio. Cerró los párpados y se acurrucó contra él. — Yo también te amo, mucho. —
El Jōestar apretó ese liviano cuerpo entre sus brazos,mantenerla cerca era lo que más le gustaba en este mundo, desde los besos, las caricias y la fogosa intimidad. Está realmente enamorado. — Yo, realmente Te Amo, Rose—
