— Oh, no te preocupes... Te lo demostraré luego. — Le tomó por las manos, luego comenzó a girar y le llevó con ella en el impulso. — Te adoro tanto. —

— ¿Hmm? ¿A qué te refieres?— Él seguía siendo tan inocente, no existía doble intención en sus palabras aunque podría ser así.

Se le encendió la cara, pues en su mente había imaginado eso de forma literal. Oh, por mas dama que intentará lucir su cabeza era todo lo opuesto. — Me traicionan mis pensamientos... Lo siento. —

— Sí te derrites voy a tener que beberte o algo para que no desaparezcas, querida— Era completamente sincero con ella, inevitable no serlo cuando esa dama le robó su corazón.

Qué bueno que él era tan alto, pudo ocultar el inmenso color rojo de sus mejillas al apoyar el rostro contra su pecho. — Basta, voy a derretirme... —

— He de decir que es una exageración lo que dices, la fortuna es mía ¿Sabes porque? Porque tú amor me llena, me hace bien y me siento vivo...—

— Y yo soy afortunada por poder estarlo. —

— Me encanta tenerte cerca—