Esa llamada lo cambió todo. En su intento por mejorar Ogre Street, seguía en discreto contacto con sus allegados. A muchos pudo darles trabajo, otros se resistieron. Aún seguían metiéndose en problemas, pero ahora era peor. Estaban cometiendo crímenes fuera de la zona, hacia los lugares adinerados... En su propio nombre. Ese día habían sumado un asesinato a la lista, y un contacto en la policía avisó oportunamente. Ella miró al techo ansiosa. Se había descuidado tanto por Jonathan, por soñar despierta pensando en él... Si no quería problemas, debía recurrir a la única solución permanente.
Sonrió de lado. ¿Por qué temía? Comparado con todo lo que él ya era, esos chicos no serían nada. Se recargó contra él, pensando cuándo sería ese momento... Llegaría pronto.
— Prometo cuidarte incluso con mi propia vida, no quiero que nada ni nadie te separe de mi lado... Rose, me encargaré de ésto y recuperaré tu paz, tu sonrisa y tú tranquilidad—
No era mala idea. El Joestar era imponente, un caballero y el hombre más fuerte que había conocido, pero... ¿No la haría eso lucir débil, que necesitaba de él? No quería perder lo que quizás pensaba eran los últimos hilos de control en ese matadero, pero ya no era sólo ella. Sentía que su vida se había ligado a la de él desde que ambos declararon sus sentimientos. — Has cambiado mucho, Jonathan... Ya no eres tan sólo un noble, has visto cosas increíbles y muchos de ellos lo saben. Sí, sería una muy buena opción. —
Frunció el entrecejo. No de enojo, sí no de preocupación, ahora debía pensar en alguna forma de alejar a su preciosa pareja de esa acción. — ¿Es realmente necesario? ¿Me permitirias hablar con esas personas?— Era un optimista pero si logró ablandar a la misma Rose Speedwagon, podría contra cualquiera.
Ella bajó la mirada para meditar, mientras su caricia era un bálsamo para su angustia. Eligió su respuesta con cuidado, luego le miró con decisión. — Tengo que eliminar a quien esté dando esas órdenes. Y con eso me refiero a ... ensuciarme las manos. —
— ¿Existe algo que pueda hacer?— Cuestionó primeramente a la rubia, ahora comprendía por completo su angustia y quería ayudarla,su diestra se deslizó por una de las mejillas de su amante con sumo cuidado, buscando tranquilizarla y hacerle sentir mejor.
Salió de sus pensamientos. Pobre Jonathan, pensó que su silencio era su culpa... Casi se dejó dominar por el impulso de saltar sobre él en ese sofá y repetir el encuentro de la vez anterior, pero tomó aire y se controló. Jojo era muy fuerte, también gozaba de un enorme autocontrol, tenía que decirle lo que sucedía... El silencio no haría que todo se fuese. — Jonathan... ¿Recuerdas a todos los matones de Ogre Street? He avanzado mucho con ellos, pero he retrocedido con otros. Han empezado a expandir sus horizontes... Ya no me escuchan. Piensan que me he ablandado, que me olvidé de ellos por los vestidos caros y cierto caballero. — Depositó un beso sobre su mejilla. —
Eventualmente notó a la rubia un poco distante, pensativa y más callada de lo normal. Empezó a sentirse preocupado pues probablemente era culpa suya, quizá la ofendió en algún momento y debía buscar su perdón. — Rose... ¿He hecho algo que te incómode?— Cuestionó sentado al otro lado del sofá en dónde ambos se encontraban sentados.
