Se removió un poco en su lugar y dejo escapar una risa corta. — No se te da muy bien ~

Colocó ambas manos en su cintura, acercándola. —Depende. ¿Está funcionando?

Ladeó su cabeza con curiosidad y levantó sus manos para abrazar a Helel. — ¿Estás intentando coquetear conmigo? — bromeó.

—Que arrogante.— Toma las flores para ponerlas a un lado, después, las manos de la Sankta para hacerla rodear su cuello con sus brazos. —Oh no. Te equivocas. Yo jamás dije que fueras horrible.— Sonrió. Lo de mustia no iba a negarlo.

— Lo sé, Helel. — La molestó antes de acercarse a ella. — ¿Que te ha hecho cambiar de opinión?. Si mal no recuerdo habías dicho que era horrible y una mustia. — Sujeto con mayor firmeza sus flores y sonrió. —

—Luces hermosa.