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Mostima · 26-30, F
Pocas eran las veces que Mostima mostraba una expresión distinta a esa sonrisa eterna y falsa que estaba ahí incluso en los peores momentos. Genuinamente estaba preocupada, incluso un atisbo de ira se reflejaba en sus pupilas cuando veía el estado en el que Lemuen, su preciosa estrella, se encontraba. Quizás, ahora que había caído, y por un segundo se podía permitir el placer de odiar al menos un poco a Andoain.
—Ven...— Pero no quería preocuparla, intentó enterrar esos sentimientos que no debían estar ahí. Le quitó el bolígrafo con el que se había hecho daño y la rodeó con sus brazos para ayudarla a levantarse. —Tenemos que limpiarte antes de que Fia llegue. Armará un escándalo si te encuentra así.— No sabía exactamente cómo consolarla, todo era más fácil cuando no tenía que decir en voz alta sus emociones, pero dio un beso sobre sus labios luego de cargarla para llevarla a su silla.
—Ven...— Pero no quería preocuparla, intentó enterrar esos sentimientos que no debían estar ahí. Le quitó el bolígrafo con el que se había hecho daño y la rodeó con sus brazos para ayudarla a levantarse. —Tenemos que limpiarte antes de que Fia llegue. Armará un escándalo si te encuentra así.— No sabía exactamente cómo consolarla, todo era más fácil cuando no tenía que decir en voz alta sus emociones, pero dio un beso sobre sus labios luego de cargarla para llevarla a su silla.
L1580236 · 26-30, F
Los eventos de aquel entonces volvían a su mente, Lemuen no estaba tan bien como algunas veces demostraba...había tanto silencio a su alrededor y los sueños se apoderaron de ella cuando cayó rendida intentando escribir una carta, entre sueños luchó, trato de defenderse y el resultado era aquella escena. Levantó su mirada apenas la puerta se abrió. "No..." Pensó, no debían verla de esa manera, había cedido al terror siendo víctima de si misma, causandose daño; ¿Por qué ella?...era una pregunta constante en su cabeza, agachó la mirada sin ser capaz de enfrentar a Helel.— Nadie ha hecho nada...solo yo. Perdí el control. — apretó sus labios, no podía mirarla a los ojos.
Mostima · 26-30, F
El trabajo había tomado más de lo debido, así que se había adelantado a ver a Lemuen llevando las flores cursis que Fia había comprado para ella, mientras la Liberi pasaba por pasteles para obsequiar a esa aspiradora de dulce en silla de ruedas.
Pero cuando Mostima abrió la puerta de la habitación, encontró una escena que le trajo recuerdos que provocaron que su pecho se comprimiera, y que regresaran las nauseas en su estómago. —¡Lemuen!— Soltó las flores y corrió hacia ella. —¿Qué ha pasado? ¿Quién te ha hecho esto?— Su voz exigía respuestas.
Pero cuando Mostima abrió la puerta de la habitación, encontró una escena que le trajo recuerdos que provocaron que su pecho se comprimiera, y que regresaran las nauseas en su estómago. —¡Lemuen!— Soltó las flores y corrió hacia ella. —¿Qué ha pasado? ¿Quién te ha hecho esto?— Su voz exigía respuestas.
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