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↳De gaudium y laetitia ; el trabajo.
 
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Erick no dijo nada.
Solo volteó hacia la chica, luego a Calixto, al final se limitó a asentir pero sin dejar de tener esa expresión divertida en el rostro.

–En realidad él tiene razón, pequeña. Cuando vine acá recuerdo haber leído sobre un rey que tenía yeguas muy fuertes siendo alimentados por carne –por alguna razón aquello parecía encajar mucho ¿Acaso él también había leído la historia y se había excusado con eso?–. A lo que de verdad hay que ponerle atención es si nos perdona por husmear y nos sirve de cenar. Muero de hambre.

Su estómago rugió afirmando lo que decía. No era como si consumir metales lo fuera a llenar. De hecho solían caer mal si no se gastaban antes de ir a dormir. Sin embargo Erick apagó su estaño. Ni de chiste pensaba estar sufriendo un martirio en un lugar con tanto ruido y luz.
 
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