- El caldero les mostró las imágenes como si ellos estuvieran ahí. Era la sala del trono de su antiguo reino, iluminada por fuego azul. Las cortinas estaban desgarradas, los muebles casi destrozados. En el trono se sentaba un joven cuyo aroma apestaba a demonio. Las venas se le marcaban en los brazos morenos en un fulgor azul, y aunque era más moreno que Nualla el parecido era evidente. A su alrededor revoloteaba una horda de demonios de clase menor y media, alimentándose de los cadáveres de quienes habían sido la familia conqusitadora que asesinó a sus propios reyes. La visión era demasiado..
-traga en seco en cuanto ve aquellos dibujos, dibujos de demonios que el mismo habia estudiado en su momento y que temia tener que encontrar de nuevo. Pero su vista de a ratos se posaba en la estresada Nualla, esperando su momento para hablar, presentandose este cuando los ojos de la chica morena se posan en su presencia y la de Leopold, suspirando y tomando algo de aire antes de hablar. Sabia que se habia ganado de a poco el respeto del resto de aquellos hombres asi que los nervios no faltaban- Leo y yo... logramos ver al rnemigo usando el caldero y me temo que todo lo que dicen es cierto y está mas que comprobado, mas pronto que tarde puede desatarse una guerra entre este lugar y el reino de los dragones. -sus ojos pasan a ver a leo, no sabia si decirle o no que era su hermano o esperar a que la reunion terminara para hablar con ella directamente, necesitaba en ese momento el apoyo de su pareja para decidir que mas decir-
