Asintió, cerró sus ojos y se dedicó a sentir el cambio tan necesario para ganar esa guerra. Todo entró en una fuerte vibración: sus músculos, sus huesos, cada extremidad, y estas se expandieron a una velocidad inmensa. La carga mágica saturaba el ambiente gracias a todos los dragones, y el castillo se fue derrumbando conforme cada uno estiraba su cuerpo alrededor. Los demonios se convirtieron en hormigas, las casas parecían débiles estructuras que se desmoronaron bajo ellos. Al centro de todo el caos estaba un pequeño dragon gris oscuro con una línea de fuego azul a lo largo de la columna y que terminaba en su cola. El dragón miraba hacia un ser en el suelo, un hombre moreno de cabellos blancos que enfrentaba a su rival sin miedo.
Todo terminó cuando Nualla lanzó un rayo azulado hacia su hermano, que se desintegró al contacto con su poder.
Los rugidos de todos los dragones marcaron el final de una era, y el inicio de otra.

El brujo había caido sobre sus rodillas una vez se separa de la pared, cayendo al suelo luego pero aun consciente. Estaba cansado, habia usado mucha de su energia en aquella maniobra, pero el ruido que hacian los dragones le mantenia despierto por el momento. Recupera un poco mejor su compostura una vez es echado sobre el hombro de Leo, asintiendo un par de veces para poder responder

- Usaré mis garras... no te preocupes por mi

Sabia lo que estaban arriesgando, pero era mucho mas facil el sobrevivir si su pareja cambiaba de apariencia y se juntaba nuevamente con su familia. Le da el visto bueno para que cambie, sujetandose bien a su cuerpo como puede

Hubo una parte del plan que no calculó. Los brutos dragones apenas sintieron el sello fuera de control comenzaron a transformarse sin considerar los daños secundarios. El castillo comenzó a crujir, y muchas secciones de este se destrozaron entre feroces rugidos que paralizaron al ejército de demonios en el lugar.
Todos observaron inmensos cómo a lo lejos gruesas líneas de fuego eran disparadas hacia el cielo. Los demonios en la sala del trono contemplaron atónitos, Nualla observó y sonrió de alivio.
Mientras los demonios se reagrupaban para intentar luchar con las inmensas bestias, Leo se lanzó hacia Arslan y le tomó por la cintura, echándole hacia su hombro. - Debo unirme a ellos, ¿Puedes sujetarte? Estos idiotas van a destrozarnos si no cambio. -

El corazón late un par de veces antes de explorar por completo haciendo un estruendo bastante notable, empujando a Arslan hacia atras y golpeandole la espalda con la pared. Pero la pesadez que antes estaba ya se habia disipado, el escudo lentamente rompiendose en diferentes lados con sonido de cristales rompiéndose y cayendo sobre el propio castillo, los hombres dragones siendo nuevamente capaces de tomar sus verdaderas formas

Una de las patas de Arslan va directamente a su pecho, aferrandose a sus ropajes, pero pronto bufa y gruñe poniendose en pie y dejando de lado su cinturón

- Voy a necesitar ayuda extra para esto...

Junta sus patas entrelazando las garras, cerrando ambos ojos y recutando algunos canticos en un idioma que imaginaba el dragón no iba a conocer. Sus palmas lentamente se separan, dejando ver entre estas un corazon rojo que prontamente cobra un color dorado comenzando a brillar

- ꁝꑀꌅꂵꁲꃔꊿꈜ... ꃔꑀꏳꑀꈜ꒐ꋖꊿ ꈜꌈ ꁲꐔꌈꀷꁲ... ꒦ꑀꃔꁅꁲꃔ ꁲ ꂵ꒐... ꐔ ꉣꌅꑀꈜꋖꑀꃔꂵꑀ ꈜꌈ ꉣꊿꀷꑀꌅ...

Las pupilas de Arslan se colocan rojas, el ambiente de la habitación haciendose incluso mas pesado pero no pareciendo afectar al mago.
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El lugar era una alta biblioteca con varios pisos, a lo largo de toda la torre. El peso mágico en el sitio era abrumador, incluso le costó empujar la puerta para entrar. Era el lugar, no había ninguna duda.
Sólo había una oportunidad, y no había vuelta atrás. Escaleras abajo la lucha se intensificó, habría sacrificios por estar allí. Se dirigió a la ventana, desde allí podría ver gran magnitud del reino, pero lo que notó lo dejó congelado.
Todo estaba muriendo. Los árboles, la vegetación, estaba seco e incluso lucía un enfermizo color morado, hasta flotaba una neblina del mismo color alrededor del castillo.
Los demonios estaban consumiendo todo, y con el dolor de verlo se giró para ver a Arslan, y en silencio le suplicó... Le rogó con una lastimera mirada por su ayuda.

(...)había demasiado por hacer, soltano su bolsa en la cual tenía varias pociones, revisando cada una de estas y apartando alguna que otra que pensaba podría utilizar para romper el "escudo" y que finalmente pudieran luchar con libertad para alcanzar la victoria.

Los dragones no eran lpos únicos que lo estaban dando todo en aquella lucha tan sangrienta, Arslan les estaba apoyando con su magia tanto como podía, pero reservando también parte de sus energías para poder usarlas luego en el hechizo que bien complicado sabía iba a ser. Una vez se separan del grupo principal, el brujo sabe que era el momento de la verdad; respira hondo calmandose todo lo que le fuera posible, no utilizando su magia por lo que quedaba de trayecto hasta que finalmente alcanzan su destino

-Puedes dejarme sobre el suelo ya, tengo... algunas cosas que hacer.

Aunque al principio había agradecido que dejaran el cardero detrás, ahora comenzaba a pensar que hubiera sido mucho mejor que lo hubiera tenido a mano para usar, pero era demasiado tarde para eso. La fuerza del campo que rodeaba el castillo e impedía a los dragones transformarse con libertad era casi abrumadora, causando que Arslan tuviera claros escalofríos, pero no se pensaba dejar dominar por estos,(...)

Incluso en sus fuerzas humanas los dragones eran poderosos. Tenían extremidades fuertes, y aunque sus barrigas parecían causar peso, seguían siendo ágiles y rápidos. Eran seres acostumbrados a sus proporciones y sabían sacarles provecho.
Pasaron varios minutos limpiando el camino, revisando pasillos y matando demonios. El ruido era descarado y ensordecedor, por lo que no era sorpresa que a la vuelta de la siguiente esquina hubiese más y más. Los demonios parecían reproducirse a ritmo alarmante. No iban a durar si eso seguía así.
Leo encontró el pasillo indicado para ir a la Torre. Con una mirada de aprobación de su familia se llevó sólo a Arslan hacia allí, mientras los demás compraban tiempo. Comenzó a ponerse nervioso... Esperaba que esa no fuese la última vez que los viera.

-Suena a un buen lugar para empezar la busqueda. Pero eso si, necesitamos al menos un demonio vivo.

Aclara aunque era mas que obvio que si el lugar no era el indicado tendrían que tener alguien o algo que les diera una pista de donde podría estar el nacimiento del campo de fuerza que mantenía a los dragones en su forma humana. Debía tener cuidado, no era que tuvieran demasiado tiempo para manejar y la operación debía de realizarse de la forma mas eficiente posible.

Una vez comienzan la marcha, el brujo ni siquiera se extraña cuando su pareja le toma y alza del suelo comenzandolo a llevar bajo el brazo; de hecho, agradece este gesto de su parte ya que sus piernas jamás podrían mantener el paso que los hombretones que le acompañaban tenían. Durante todo el camino hacia la torre se mantiene pensando cuales opciones tenían para combatir la fuerza del campo mágico, queriendo al menos tener opciones ya listas una vez llegaran a destino.