- Bajaron largas escaleras, ahora con guardias mirándolos más de cerca. El grupo era selecto, tan sólo ocho amos incluyéndolo, algunos con una mascota. La iluminación era pobre, pero entraron en una sala de torturas. Como si ya fuera un ritual acostumbrado, la gente se colocó en círculo alrededor de una cama de piedra, sucia de sangre y con olor a lejía, como si hubiese sido lavada con esmero un día antes. Se estremeció cuando al fondo encontró jaulas con niños dentro, uno de ellos pertenecía a su familia. Cuando escuchó varias puertas cerrar el pasadizo al que bajaron, se puso tenso. -
Uh? -le mira algo confundido cuando se disculpa, no sabiendo si preguntar o no cuando siente la fuerte pisada en el suelo y ve como aquellos hombres son atravesados por las puas de piedra, sus ojos abriendose de horror por un momento por la escena, escondiendose detras de Leo y asintiendo- E-Esta bien! -ya aquella cadena en su cuello le molestaba, gruñendo y apretandola con su mano, esta pronto deshaciendose en lo que iba a por los niños en jaulas. Revisa uno por uno en lo que su pareja se encargaba de proteger la entrada, yendo hasta cada uno de los candados para recitar un hechizo en estos- ꒒ꀤꆰꀎꍟꌗꉓꀤꂵꀎꌗ -mas pronto que tarde cada una de las cerraduras derritiendose como acero calentado hasta su punto de colapso, los niños pudiendo finalmente ser libres, aunque la mayoría no tenian siquiera fuerzas para levantarse- Leo, me parece que varios niños los tendremos que cargar afuera. Ustedes! Pueden ayudar?(...)
