[Disponible para rol] 1/2. En los callejones y aceras de una ciudad llena de encanto, la mujer de ojos rojos y cabellera plateada, una figura de elegante porte, se entregaba a la experiencia de conocer cada rincón. Cargando numerosas bolsas, dejaba que sus caprichos se reflejaran en cada compra. Decidió atravesar la calle, y ahí una amenaza se aproximaba con la furia de un toro embistiendo. Sus ojos se encontraron con los del conductor, un gesto que pareció detener el tiempo mismo.
2/2. El automóvil pareció encontrar una barrera invisible a centímetros del rostro de la dama. Un muro etéreo que dividió la realidad del caos inminente.
Los espectadores, atónitos por la escena, observaron cómo el vehículo se estrellaba contra una pared cristalina, causando daños y estruendos al transporte y su chofer, quien falleció al instante. Ella, como si hubiera sido rescatada por una mano divina, continuó su camino sin perder la compostura. Al otro lado había un hombre desconocido, lo observó momentáneamente y luego le ignoró, como si la escena hubiera sido una simple ilusión de su imaginación.
Era evidente que aquella mujer poseía una conexión con lo inexplicable, una danza sutil que desafiaba las leyes de la realidad. Y así, como una sombra de ensueño, la mujer desapareció de la fatídica escena.
