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Rol Privado.
 
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Kail33na · 100+, F
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La mujer sin nombre real pasaba inadvertida entre los habitantes del lugar, quienes apenas le prestaban atención, salvo para ofrecerle sus productos. Fue así como adquirió un racimo de uvas verdes, ya meticulosamente lavadas, y comenzó a degustarlas una a una. Finalmente, llegaron ante un elegante edificio, donde les atendieron rápidamente.
—Roger, necesito una habitación, tenemos visita.

Roger dirigió una mirada curiosa al hombre y su leal perro, para luego entregarles una llave, diciendo: —¡Saludos, joven! Esta llave corresponde a la habitación 33, y te brinda acceso a todo, incluso banquetes en la terraza al mediodía. Disfruta de tus días en Glens, y bienvenido a la ciudad de Rouen.

La Directora, silenciosa, subió las gradas del edificio para llegar a la terraza. Esperó al joven en la mesa en aquel día levemente nublado.
Kail33na · 100+, F
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Las palabras de la mujer parecían destilar una mezcla de extravagancia y confusión. Hablaba de un continente habitado por bibliotecarios guerreros, que protegían libros carentes de historia. Sin embargo, la falta de claridad en sus palabras no parecía inquietarla en lo más mínimo. Fue entonces cuando añadió: —Acompañadme, y él también.

Con paso firme, la dama prosiguió su descenso por las escaleras, que parecían un camino de peregrinación sin fin. Al alcanzar los pies de la montaña, emergió ante ellos un pintoresco pueblo, carente de cualquier signo de militarización. Era un lugar fructífero y agradable, rebosante de vitalidad y bullicio, donde los comerciantes ofrecían una amplia variedad de productos. Carretas tiradas por caballos convivían con antiguos carros, creando una armonía perfecta en el ambiente.
Kail33na · 100+, F
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Al escuchar la respuesta del hombre, los ojos resplandecientes de la Directora se llenaron de brillo, cuya interpretación quedaba en suspenso. Mientras observaba cómo el fiel can que acompañaba al visitante era buen entendedor, la mujer pronunció con firmeza:
—No existe un libro semejante en esta Biblioteca.

Descendiendo con paso decidido por la escalera, la fémina observó cómo las imponentes puertas de la muralla se cerraban lentamente a sus espaldas. Sin dejar de hablar, continuó:
—Pronto se avecinará una guerra en este continente, Clive. Y una vez más, como ha acontecido a lo largo de los anales de la historia, nos corresponde librar esa batalla. No poseo un nombre propio, pero podréis llamarme Kai.
CliveRosfield · 26-30, M
(...)

Se trataba de un lobo gracial, cuyo intelecto era superior al de un canino normal. Por lo que entendió con tan sólo una mirada lo que su amo le quería decir. Por este motivo se retiraría a la brevedad del lugar en buscar de "darse un paseo".

—Estoy listo, Señorita... ¿Cuál es su nombre disculpe?
CliveRosfield · 26-30, M
No se esperaba tan solemne movimiento anunciando su llegada pero Torgal estaba más que listo ante cualquier alerta. Se notaba quien era el que manejaba mejor la intuición. "La bilioteca de Laniakea" Tan sólo el nombre sonaba imponente, por lo tenía una buena corazonada con respecto al conocimiento que podría adquirir ahí.

—Hola... un placer. Soy Clive Rosfield, vengo desde el continente de Valisthea. Y.. <Su mente se quedo en blanco por unos instantes. ¿Qué debería de decir? ¿Qué es "eso" sobre lo que necesita leer"> —Sobre la historia de Laniakea y su cultura, por favor. —Inquirió con tenue nerviosismo. Por suerte recobro la compostura y su semblante estoico, mientras miraba de soslayo a Torgar.

—Amigo deberás esperar aquí. No creo que acepten perros dentro de la biblioteca. ¿Te parece bien dar una vuelta y nos vemos en una hora? —Dijo aquello como si el can entendiera a la perfección el lenguaje humano. Lo cual no era ningíun mito puesto no era cualquier "perro".

(...)
Kail33na · 100+, F
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Las portentosas puertas de la muralla, en un movimiento majestuoso, se abrieron con parsimonia, dejando al descubierto la figura femenina de la Directora mientras avanzaba hacia el visitante. Su voz, envuelta en una serenidad sin fisuras, pronunció las palabras que marcarían el encuentro:
—Bienvenido a la Biblioteca de Laniakea.

No se preocupó por disimular el aura que emanaba de su ser, en la que se entremezclaban la ferocidad de una cazadora y el dominio absoluto sobre los recovecos de la historia de la humanidad. Una corazonada le susurró al oído que aquel hombre escondía secretos, y que su presencia en aquel sagrado recinto no era fruto del azar. Por ende, decidió confrontarlo con una simple, pero contundente, pregunta:
—¿Qué deseas leer?
Kail33na · 100+, F
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En medio de su inmutable liderazgo, caracterizado por su inflexibilidad y su hermetismo en lo concerniente a su vida privada, la Directora rara vez se dejaba ver en su despacho situado en los confines mismos de la biblioteca más grande y misteriosa del mundo, cuyas magníficas estructuras abarcaban la totalidad de una isla.

Sin embargo, aquel día se erigía como una excepción a su cotidianeidad, pues había convocado una reunión de suma trascendencia con sus diligentes bibliotecarios. Concluida la cita, la fémina se detuvo junto a una de las ventanas del pasillo, y, de repente, unos hilos etéreos emergieron de su ser, configurando un singular sistema de detección que estaría alerta ante cualquier presencia fuera de los límites de la imponente muralla que cercaba la biblioteca. Seducida por el enigma de una llegada inusitada durante un horario no abierto al público, decidió modificar su rumbo.
CliveRosfield · 26-30, M
(...)

Su viaje los dirigió al centro de la plaza prinicpal en un edificio de madera oscura con acabados lustrosos que fungía como biblioteca. Esperaba no tener problemas con el acceso a la información, pero prefería entender primero su entorno antes de bombardean a la gente con alguna frase o costumbre extraña propia de su lugar de origen.

—Este debe ser el lugar. Esperemos puedan atendernos...
—Inquirió y con firmeza formó un puño que tocó las enormes puertas de roble de la biblioteca, que aun si vigilancia parecía tener la impasibilidad de un fuerte.
CliveRosfield · 26-30, M
Harpocrates siempre deçia que antes de visiar cualquier lugar, siempre era importante leer sobre el mismo. Un hombre culto siempre tendría la delantera por encima del impulsivo. En un mundo nuevo del cual desconoce políticas, usos y costumbres, el primer paso siempre será aprender.

—Se ve bien este sitio, Torgal. Tal vez aquí encontremos las respuestas que necesitaos para volver. —Enfatizó el caballero azabache. Era su tercer día desde que el extraño portal que los asorbió a él y su fiel can. El primer día fue complicado y para nada de sencillo; todo era nuevo e incluso la comida que cazar. Pero no tardaron mucho en adaptarse al sitio, ya que era bastante similar a las tierras gemelas. La arquitectura contaba con enorme castillos de aspecto curvineo e imponente donde extensos campos y kioskos se extendían mostrando sus jardines interiores. Parecía un lguar de ensueño, al menos a simple vista y omitiendo detalles politicos.

(...)

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