quitándose el calzado para aventarlo y tomar el primer libro que tuviera a la vista para "estudiar" igual que Remus. Abrió el libro de Estudios Muggles, a pesar de haber ya cursado esa materia pero quería imitar a uno de sus mejores amigos. Abrió la boca para poder darle la primera mordida a su pastel de calabaza cuando escuchó que Remus lo cuestionaba.
— Emmmm... no lo sé. Mis notas n-no son t-t-t-t-tan buenas como las tuyas, Moony. ¡Tú eres el ratón de biblioteca!— imitó una vez a Potter, con una sonrisa en el rostro y levantando su pulgar. Dio una mordida a su pastel de calabaza, tomando un sorbo de su chocolate. "¿Una manera de ver lo que los demás hacen? Mmmm interesante. A Bellatrix le gustará esta información, me liberará de un cruciatus" pensó para si mismo.
Peter Pettigrew, mejor conocido como Colagusano para sus amigos era igual de popular que sus mejores amigos pero no por ser increíble y amigable como los otros tres, sino porque era la sombra de los demás. Si ellos planeaban saltar de un puente, Peter lo hacía. Si ellos reprobaban un examen, él también lo hacía. En pocas palabras, era aquel amigo marginado y un tanto excluido en todos los grupos de amigos. Pero para Peter era diferente, en su familia muchas veces fue considerado un inepto y cobarde, incapaz de ser amigos. Todo eso cambio cuando entró a Hogwarts, donde conoció a Remus, quien le presentó a los otros dos revoltosos: Sirius y James. Desde entonces, Peter jamás volvió a sentirse solo, se sentía protegido, admiraba a sus amigos.
La tarde antes de volver a la sala común de Gryffindor, Peter pasó al Gran Comedor por unos pasteles de calabaza y un tarro de chocolate especiado. Al llegar a la habitación, una vez más decidió imitar a James y Remus +
por lo tanto expuestos a perder puntos, algo que los Slytherin disfrutaba y que ellos odiaban.
Mientras Remus tomaba su libro de herbologia para estudiar al próximo exámen, comía una rana de chocolate, la disfrutaba y saboreaba esta, observó a Prongs cuando esté entro a a la habitación agitado tumbadose sobre la cama, dejando caer varios de los pergaminos que habían hecho durante sus años en Hogwarts, durante sus investigaciones por el castillo, uno cayó directo a la cabeza de Remus, bufo y empujo este, ante la pregunta de Prongs, Moony alzó sus cejas, se mordió los labios.
—Es lo que intento, pero no soy tan bueno en hechizos, ¿Sirius piensas en algo mejor?, ¿Has logrado averiguar cómo?, ¿O tú Peter?
Cuestióno con esperanza de que ellos supieran una mejor alternativa para todos.
así fue como Remus dejo de aislarse de todos a excepción de sus mejores amigos, quienes acudía acompañarle por las noches de luna llena, al inicio pareció ser complicado, como Remus era el más preocupado porque su estado licántropo no dañará a sus amigos, ideo que todos se convierteran en animagos, sería mucho más sencillo estar todos juntos sin correr peligro, batallaron bastante para conseguirlo, pero lo habían logrado, las noches de aventuras entre los 4, de tantas en las que lograron descrubir cada lugar del castillo y de Hogwarts, desde que estaba con sus amigos, comenzaba a sentir más él mismo, a pesar de su transformación de hombre lobo, seguía siendo él, no se sentía ser otra persona, era como si con la presencia de sus amigos pudiera controlarse. A pesar de que el lunático era lo bastante listo, al igual que el resto de sus amigos, no podría tener todo calculado, pues de todas sus divertidas travesura, no podían ser librados de todas, sin que fueran descubiertos y +
Quinto año en Hogwarts: Hacia tan solo pocos días que habían llegado al quinto curso, Remus estaba totalmente convencido que que si seguía aumentando sus notas llegaría hacer prefecto un día y como era de esperar el lunático debía escapar cada mes de luna llena a la casa de los gritos para su transformación, ser un hombre lobo era algo que no podía controlar desde su infancia cuando había sido mordido, cada mes de luna llena la transformación ocurría, lo peor de ello es que no podía controlar quién era cuando Remus era un hombre lobo, parecía ser otra persona, podría matar/ dañar a cualquiera cerca, el instinto animal lo dominaba por completo, pero las cosas cambiaron cuando James fue el primero en dejar en creer en sus malas excusas para escapar del colegio por las noches antes de que la luna apareciera. Sirius era demasiado listo, fue el primero descubrír como librar al sauce boxeador, con un hechizo que dejaba adormecidas las ramas que controlaban al sauce y +
Todavía tenía la respiración errática por haber huido con éxito por los pasillos cuando se dejó caer en su cama, lanzando los pergaminos por los aires y dejándolos caer regados por el resto del colchón. Se zafó los zapatos con sus propios pies y los agitó sin mostrar una pizca de preocupación ante la posibilidad de que estos golpearan a sus amigos. —Moony, tú eres el ratón de biblioteca, ¿no hay algún hechizo que nos haga ver a través de las paredes o algo?
Apenas terminó de preguntar aquello se dedicó a sacudirse el cabello lleno de hojas secas; ser un animal tenía sus inconvenientes a veces, aunque nada que no estuviera dispuesto a pagar por el sabor de la libertad que degustaba al correr por el bosque con sus mejores amigos.
El único problema era evidente y es que, ni con la increíble memoria de Remus, podían predecir el movimiento de las cientos de personas que habitaban Hogwarts, y eso los dejaba en clara desventaja.
Una noche en la que por poco y habían sido atrapados por el prefecto de Ravenclaw, James decidió que ya había tenido demasiado pues perder puntos era algo trivial para él, sin embargo, la idea latente de que su amigo fuese descubierto y expulsado sí que le preocupaba.
—Debe haber un modo de poder ver los movimientos de los demás y de no olvidar los pasajes que hemos descubierto, se los digo de verdad, me estoy cansando de cargar con tantos pergaminos y tener que buscar en la oscuridad el lugar elegido en toda la lista que hemos hecho.
"Los señores Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta, proveedores de artículos para magos traviesos están orgullosos de presentar: EL MAPA DEL MERODEADOR."
1975 — Quinto año en Hogwarts.
Cuando James supo que Remus Lupin era un hombre lobo cada ausencia cobró sentido; no obstante, lejos de temerle y alejarse de él, decidió junto a sus otros amigos que lo apoyarían de manera incondicional y, de ese modo, las idas y venidas nocturnas de los cuatro estudiantes dieron inicio. Para cuando los leones se encontraban a finales de su quinto año escolar ya habían explorado los terrenos de Hogwarts como ningún otro estudiante; conocían cada atajo, habían comenzado a descubrir pasajes en el mismo castillo y conexiones que lo hacían más magnífico y misterioso pero, sobre todo, que los ayudaban tanto a salir en las noches de luna llena como a cometer toda clase de travesuras propias de la adolescencia.
