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s1519735 · F
[code]Entró al departamento enseguida de su compañera, colocando su caja sobre otra pila de cajas y la jaula de su pequeño roedor sobre el sillón; enseguida se dejaría caer en el único hueco disponible del sillón, observando de soslayo a la castaña al escucharla hablar.

—¿Todas... Las carnes?— Murmuró intentando ubicar dicha especialidad, algo que era relativamente imposible para ella de saber, pues aquella rubia se caracterizaba por ser extremadamente remilgosa al comer y la única forma en que conocía más especialidades de la que ella pedía, era gracias a su hermano; el opuesto de tan quisquillosa mujer. Se detuvo un momento a pensar al respecto y después de buscar en varios recuerdos almacenados en su memoria, alcanzó a recordar una pizza que se asemejaba a la descripción de lo que daba a entender la especialidad mencionada, por su ahora, compañera de piso. Para ese momento, había olvidado por completo lo ocurrido en la entrada del edificio.

—Hawaiana— Respondió sin mencionar la palabra favorita, pues realmente era la única que comía (?) Ahora que lo pensaba, nunca habían estado juntas por tanto tiempo; estaba segura de que habrían cosas que se evidenciarían, pero esperaba que su mejor amiga no se dejara sorprender demasiado por sus secretos.... Después de todo, aquella castaña ya conocía lo básico en la rubia y estaba segura de que ya intuía muchas de las cosas aún no mencionadas. Secretos y gustos era lo que aprenderían la una de la otra, pero confiaba en que todo estaría bien.[/code]
s1519735 · F
[code]—Entre el susto y la mudanza, me entró bastante hambre.— Añadio levemente avergonzada, llevando su diestra por detrás de su nuca. Enseguida, sus ojos se abrieron de par en par en claro gesto de emoción "¡Pizza!" pensó. ¡Era perfecto! Aunque... Era la primera vez que ordenarían una y, a todo eso, recién se percataba de que no sabía cuál era el sabor. preferido de la castaña en cuestión de pizzas. Se tornó pensativa por un segundo. ¿Le había preguntado ya y había olvidado la respuesta? ¿O jamás se había dado la oportunidad? Era un desastre como amiga, su distracción simplemente le impedía acordarse de las cosas. Elevó su mirada hacia ella y añadió con un pequeño gesto de vergüenza.[/code]


[code]—Pizza estaría perfecto.— Sentenció primero, respondiendo a la interrogante que previamente se le había hecho.—Y... A todo esto... ¿Cuál es tu pizza preferida?— Esperó para decir eso un instante, en lo que su compañera ocupaba sus manos en cargar la última caja que le restaba por subir; por cualquier cosa (?) Por su parte, también tomó sus cosas y comenzó a caminar en su dirección hacia las escaleras. Era tan fácil de distraer que ya hasta el susto por el "suceso paranormal" había pasado; ahora el susto era por el hecho de que su mejor amiga se ofendiera en caso de que ya hubiera respondido a su pregunta previamente.[/code]
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AyatoSakamaki · 22-25, M
[code]Lo noche caía sobre el distrito de Omori, una tenue llovizna comenzó a golpear las calles, acompañada de una brisa fría.

La muchacha iba caminando por la desolada calle, la gente había abandonado las calles debido al clima. En dicho distrito la gente solía dormir temprano, ya que la tecnología no dominaba la consciencia humana.
De pronto, una sombra apareció a metros de la muchacha, posiblemente ella no se habría dado cuenta, pero esa sombra avanzaba a la par y se detenía al tiempo para pasar desapercibida.

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AyatoSakamaki · 22-25, M
[code]Se había acordado como lo que los humanos llaman "pacto de caballeros". Los vampiros regentes de ciertas zonas, no se inmiscuirían en los territorios aledaños en los que no eran bienvenidos. No cazarían lejos de sus áreas habituales, establecidas y supervisadas por los regentes.

Tokyo estaba dividido en 4 regiones, de las cuales los Sakamaki tenían por territorio: Setagaya, Shibuya, Minato, Meguro, Shinagawa y Ota.

¿Qué sucedía si un vampiro no correspondiente a la zona, o no le habían permitido cazar en dicha zona era sorprendido? Los regentes podrían impugnarle un castigo, que podría constar desde un regaño, hasta la muerte; todo dependería del carácter del regente.

Esa noche hacía frío, los humanos que caminaban las concurridas calles de Ota lo demostraban, específicamente en el distrito de Omori.[/code]


[code]Ayato, que era uno de los hermanos medianos de la familia Sakamaki, se encontraba caminando por las calles del distrito de Omori. Llovía muy suave, pequeñas gotas casi imperceptibles que se estrellaban contra el abrigo café que llevaba puesto.
Después de un par de minutos de caminata, llegó a un pequeño pero acogedor motel de corte clásico. En su interior se dirigió a una habitación donde un hombre de mediana edad le esperaba. Aquel hombre le contó acerca asesinatos que se habían dado en la zona; sangre drenada y víctimas abandonadas en el camino.

Después de una o dos horas, tanto Ayato como el hombre salieron del motel, se fueron en diferentes direcciones sin voltear a ver.
El pelirrojo se dirigió a un mirador cercano, donde se había hallado dos días atrás el primer cadáver, estaba claro que ya no había nada que el ojo humano pudiera distinguir, pero quizás uno sobrenatural sí.
Una vez en el sitio turístico, Ayato comenzó a indagar sin mucho resultado. Estaba claro que dichos ataques habían sido realizados por uno o más vampiros; el primer cadáver pertenecía a una mujer, quien recibió más de cuatro mordidas, lo que indicaba varias posibilidades: el vampiro estaba desesperado, ella forcejeaba mucho o eran varios atacantes. Posibilidades que no servirían de nada sin los documentos que claramente la policía no le brindaría. Debía encontrar alguna pista, algo que le condujese a los que habían mancillado su territorio.
Sus pisadas le llevaron hacía un mirador, ya que dicha provincia contaba con playa en la cercanía.[/code]
s1519735 · F
[code]Esa mala costumbre en ella de infartar a la gente con sus gritos era algo que no se lograba quitar de encima (?) razón por la que no pudo evitar sonreír con cierto nerviosismo ante el suave golpe sobre su cabeza; realmente no era su intención gritar tan fuerte, esa simple... "reflejo involuntario". (?)

Enseguida, y como era de esperarse, fue oyente de aquella respuesta que claramente no tenía lógica alguna; pues por mucho que sus palabras llevaran razón, era ilógico no haber escuchado al niño huir o no haberlo visto. Admitía que se caracterizaba por ser una persona distraída pero... No era para tanto. Después de todo, no sólo ella fue testigo de lo ocurrido, también el pequeño roedor en la jaula había presenciado tan extraño acontecimiento.


Fue entonces que recordó la ansiedad mostrada por Nuez previamente, llevando su mirada hacia él para percatarse de que ya se encontraba más tranquilo; su mente consideró que lo mejor era tranquilizarse también ella y, tal vez, hacer de cuenta que nada de eso había ocurrido. Sacudió levemente su cabeza con una tenue sonrisa entre sus labios, dejando caer la pelota al suelo para llevarse su mano hacia su frente en un claro intento de control.

—Tal vez en serio no fue nada, pero ya sabes que no puedo dejar de pensar de más las cosas.—
Y aunque de su boca salían aquellas palabras, por dentro seguía inquieta; pues, como ya lo había mencionado previamente, su mente era incapaz de soltar las cosas que le ocurrieran de manera tan fácil y más aún cuando no era capaz de darles un sentido apropiado a las mismas. Fue entonces que su estómago pareció ponerse en sintonía con su compañera, pues sin previo aviso, el estómago de la rubia se quejó, exigiendo comida para superar el tremendo susto que momentos atrás se había llevado. (?)
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s1519735 · F
[code]Sus ojos no eran capaces de visualiza a nadie que pudiera haber lanzado aquel objeto en su dirección... Tenía que tratarse de un niño, sin duda alguna. ¿Acaso habría corrido? No tenía sentido. ¿Qué clase de niño lanzaría la pelota y se iría dejándola atrás? Además... Debería haberse escuchado algo de haber sido así; pasos o alguna señal de movimiento. Un tenue estremecer le provocó que sus nervios se le pusieran de punta, dejando a la joven en alerta; y, por tanto, muy sensible ante cualquier cosa externa que se aproximara. Si a eso se le añadía que su concentración estaba completamente fija en el punto desde donde había llegado la pelota, no era de extrañarse que no se haya percatado de la presencia de la castaña hasta que la escuchó hablar; arrebatándole un audible grito en compañía de un corto salto con el que terminó por girarse para observar de quién se trataba.

—¡Por Dios, Akemi! ¡No me hagas eso!—

Estaba consciente de que la castaña no había hecho nada malo, pero no podía evitar reclamar a causa del susto recibido; sentía su corazón muy acelerado y aquel grito sólo puso más nerviosa a la pequeña criatura dentro de la jaula. Los gritos de la joven rubia eran conocidos por infartar a todo el que los escuchara (?)

Una vez más tranquila, dejó escapar un largo suspiro, mentalizándose de que todo estaba bien y que todo había sido producto de su imaginación, pero... Llevó su mirada en dirección al pequeño objeto a sus pies, inclinándose para así poder tomarlo entre sus dedos y reincorporarse con éste. Lo había visto rodar... ¿No es verdad? Mostró aquella pelota a su contraria y añadió.

—Esto rodó hacia la entrada desde adentro, así que intentaba ubicar a quien la había lanzado.—

Y aunque por fuera se denotaba "calmada", por dentro su mente ya había comenzado a jugarle sucio, exponiéndole los peores escenarios de cómo ese objeto había sido capaz de llegar a la entrada por "cuenta propia"; su mirada se ensombreció levemente y añadió con un tono de voz algo tembloriento ante la idea de que pudiera ser verdad.

—No creerás que... —

No era necesario culminar la oración para que su compañera entendiera a lo que se refería. Realmente necesitaba que su amiga la calmara y le dijera que no pasaba nada fuera de lo normal; aunque por dentro ella intuyera que en efecto ocurría.[/code]

EC1562802 · M
EC1562802 thinks you are Arrogant.
s1519735 · F
[code]Aún no podía creer que finalmente habían logrado juntar el dinero suficiente para mudarse juntas; jamás imaginó que con semejante cantidad hubieran podido encontrar un “lugar decente”. La castaña había sido quien encontró dicho lugar, razón por la cual la rubia desconocía la apariencia del mismo; debía admitirlo, se había dejado llevar por la emoción de finalmente empezar a vivir juntas que no se detuvo un segundo en averiguar si realmente era agradable o no. Después de todo, lo importante era la experiencia de convivir con su mejor amiga, el lugar era lo de menos... O al menos, eso creía.

Ya habían sido empacadas y llevadas las cosas más pesadas en una mudanza compartida con su contraria; quedando por llevar, por su cuenta, cajas pequeñas y varias maletas con lo más vital para cada una.[/code]

—Vamos, Nuez, hay que conocer el lugar. Yo juzgaré si realmente es más bonito de lo que el precio amerita.— [code]Y es que no podía evitarlo, pese a que creyera fielmente que el lugar era lo de menos, la verdad es que aquella joven pecaba de superficialidad y un gusto que no cualquier cosa lograba complacer. Una gota de sudor rodó por su frente, pensando qué es lo que haría si el lugar no resultaba de su agrado; entonces sacudió tan negativas ideas de su mente, repitiéndose para sus adentros “Akemi no tiene mal gusto”. Manteniendo ese pensamiento, tomó la jaula donde venía su pequeña ardilla y una maleta; poco q poco subiría todo.

Se aproximó a la entrada del lugar, cuando de repente el pequeño roedor se empezó a mostrar muy inquieto y ansioso, provocando que la jaula se sacudiera levemente entre sus dedos, obligando a la joven rubia a emplear mayor fuerza en su agarre para que esta no se cayera.[/code] —¡Nuez, por dios!, ¿¡qué te ocurre!?— [code]Reclamó con un toque de preocupación y molestia en su hablar, elevando la pequeña jaula a la altura de sus ojos; sin embargo, algo provocaría que aquellos zafiros se desviaran hacia el interior del edificio. Se trataba de una pequeña pelota que rodaba hacia su dirección desde el interior; su mirada buscaba fervientemente al individuo que la había lanzado, pero... No había nadie a la vista.[/code]

s1519735 · F
Al finalmente visualizar a su compañera voltear, la joven rubia suspiró con alivio y se recargó contra la fría pared mientras una amplia sonrisa se dibujaba entre sus labios. Era ella, lo acababa de comprobar, aquella amiga que había conocido mientras viajaba por Europa... Su mejor amiga en el mundo. Un fuerte deseo de abrazarla recorrió su cuerpo; sin embargo, y al haberse sobre esforzado así, su cuerpo había llegado a su límite y no se podía mover. Se quedó ahí hasta que aquella joven de castaños cabellos se aproximó a ella y sonriente, murmuró.

—Es bueno volver a verte, Akemi...— Entrecerró su párpado derecho a causa del dolor y tratando de no mostrarlo, volvió a sonreír. —Tenía que cerciorarme de que eras tú, así que tuve que esconderme de mi madre. —