Lo lamento pero no la conozco. De hecho no conozco a muchas de las personas de este mundo, solo a mi amo, sus enemigos y muy pocos familiares. -Respondió algo apenado por su falta de conocimientos, ya que, en otra clase de situaciones, se lo hubiera elogiado por su amplio conocimiento sobre la Tierra y Folka, pero desde que llegó a ese mundo, apenas sabía donde estaba parado.-
¿Niña vampiro...? ¿De qué estás hablando? -Alzó una ceja un tanto intrigado por aquellas palabras, pese a que se estaba poniendo algo incómodo con su presencia, no por ella en puntual, sino por socializar con gente tras haber estado tanto tiempo de ermitaño en su habitación.-
Criaturas hostiles en un palacio laberíntico? vivo ese panorama cada día señor, ninguno de ellos pasa de 25 sobre 96 en efectividad. Es lo normal considerando que la dueña es una niña vampiro malcriada.
En ese caso, deberías correr por donde viniste. Realmente no te agradará que los Esparvus te encuentren. Son.. bastante agresivos cuando se sienten amenazados o cuando tocan lo que es suyo... -Musitó el muchacho mientras buscaba con la mirada a algún paladín de turno, sin preocuparse mucho por su persona ya que, sabía que ellos tenían ordenes de proteger el palacio.-
¿Ah? ¿Y tú quien eres? ¿Cómo entraste al palacio sin que los paladines te detectaran? -Cuestionó el siervo mientras observaba un tanto confundido, así como aburrido a aquel ser que se había manifestado en su presencia de un instante al otro.- Deberías irte antes que los paladines te encuentren.. o peor aún... mi amo.