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Divino para los hombres; maldito para los dioses; humano para sí mismo.
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Aoi1566891 · 26-30, F
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Dev1558146 · F
Jamás podría estimar a ese bárbaro sin clase. JAMÁS. (?)
Dev1558146 · F
Ven Rhage, no te juntes con ese indigno de Sveengard. {?}

SeraphimNazaret · 16-17, M
Interesante. ^^
[quote=#A933FF][center][quote][i][b][c=#7300E5][b]https://iorbix.com/photo?id=5308795479726&photo=3790868&name=Hina-Tachibana[/b][/c][/b][/i][/quote][/center][/quote]
Es1571292 · F
No subes NADA. Tramposo. [?]
As1553262 · F
La fémina mordisqueó con rigor su labio inferior, manifiesto que preludía a su enorme y famélica curiosidad. Escuchó con atención al nórdico. Su rostro revelaba una singular mueca de asombro e íntriga. [i][c=#660066]¿Frutos de los cuales seres - Ya sean mortales o inmortales - Afirmaban eran vástagos de las estrellas mismas? ¿Sería cierta tal pagana y quizá hasta blasfema afirmación?.[/c][/i] Aquellos pensamientos no paraban de navegar contra marea dentro de su cabeza. El viaje al Yomi había sido arriesgado, inclusive para ella. Su cuerpo se encontraba consumido por el esfuerzo sobrehumano que ella se había exigido para lograr escapar de ese lugar; aunado a ello, la regeneración casi completa de su cuerpo había devorado con creces las últimas reservas de energía que poseía la joven helénica.

Suspiró agobiada, dejando que el vaho helado empañara sus heterocromáticos ojos; del cual el color rojizo de uno comenzaba a desvanecerse para dar paso a un verde centellante frente a las brasas que los acogían a ambos dentro de aquella cabaña. [c=#660066][b] — No te negaré que has tentado parte de mí a seguirte en esa desquiciada cruzada. —[/b][/c] Afirmó sagaz, tomando al mismo tiempo con su diestra el reborde de la prenda que cubria su grácil cuerpo, intentando abarcar cada recoveco de piel desnuda, pues el frío acaecía, penetrando con fiereza hasta los huesos. Mantuvo el silenció sólo por unos instantes. Aquella mordida se convirtió en un arma a presión pues se encontraba a punto de perforar su borde labial. Rodó los ojos por única ocasión e inhaló, dejando que la ráfaga helida tomara sus pulmones. Su piel comenzó a erizarse.

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[c=#660066][b]— Pero al mism[/center]o tiempo sé que necesito recobrar un poco de mis fuerzas antes de salir en búsqueda de algo que imagino, debe ser muy preciado y peligroso. —[/b][/c] Aclaró al fin mientras se encaramaba más en su asiento. [c=#660066][b]— De darte una respuesta sería el día de mañana, ni un minuto menos...—[/b][/c] Hizo una pequeña pausa, fijó aquellos ojos esmeralda sobre él, escaneando la burlesca sonrisa que le propiciaba. Bufó. Negó con la cabeza para terminar. [c=#660066][b]— Y tampoco un segundo más, ¿bien? —[/b][/c] Frunció el ceño, se sentía casi derrotada, pues era más que obvio que Razador ya sabía su respuesta.
U1569943 · 100+, F
[i]He sido contaminada por la semilla de los dioses.[/i]— Sentenció, palpándose el vientre hinchado. Las nodrizas murmuraban que se trataba de gemelos, o incluso trillizos, a juzgar por el tamaño.

Fueron dos días y dos noches hasta el atardecer del tercero en el que el milagro se consumó. Fueron nueve meses en los que la chamana, Urraca, embarazó en circunstancias insólitas.

Los desgarradores alaridos cesaron el momento en que el sol se encontraba a pleno descenso. Bajo un cielo ensangrentado, la chamana descansó la cabeza en las pieles. Los lugareños, habitantes de un pequeño pueblo cercano, contemplaban con ojos atónitos. La fatiga, al borde del colapso, no le permitió vislumbrar al retoño que recién había parido, mordiendo el pezón. El cuerpo dejaba de responder una vez había cesado el trabajo de parto. Lo que sí pudo escuchar, entre la conmoción, fueron los chillidos animales. Las nodrizas acortaron las distancias con horror, para levantarla por las axilas. Sus rodillas cedían. El cordón umbilical acariciaba sus piernas, una sensación que, desde el recuerdo, le revolvía el estómago.

La energía volvería en ella cuando, tras unos momentos de confusión y de nublada vista, logró enfocar su atención en la criatura. La exclamación no se manifestó fuera de su árida garganta.

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Una criatura, de rostro cánido y dentado, gritaba erguido como el polluelo que aguarda por su comida en el nido. Dotado con alas, las sacudía, elevando el polvo. Bajo él se hallaba otro igual, mas se notaba deshidratado, escuálido. No parecía haber sobrevivido, con su hermano encima, reclamando su sustento.

El sol sucumbía engullido por las fauces, antes de que se perdiese en el horizonte. Una promesa se selló, y una profecía floreció en el crepúsculo.

[center][big][ [c=#660000]ᛒ[/c] ][/big][/center]

Corría el amanecer del inicio de invierno. La mula rebuznaba, permitiendo hidratarse con las partículas de nieve que se posaban en su lengua. El camino de sus pasos se borraba bajo el manto de nieve. Se presentaron a las puertas del mercado siendo inaugurado. Los cascabeles tintineaban en una placentera sucesión de sonidos que traían paz a las mentes que lo escuchaban. De su bastón tendían, anunciando su llegada. Las miradas solo se podían dirigir a la bolsa que tendía de su cuello, allá donde se hallaba lo extraordinario, lo irreal. Con una mano sostenía su peso, con la otra, cargaba un fragmento de cuarzo ahumado que centelleaba aún en su cualidad opaca.

Descendió de la montura en cuanto dio con el pesebre donde disponer al animal.
Las noticias habían dado de qué hablar. La chamana había retornado, como era ordinario, a limpiar con sus minerales y rituales la energía de aquella fresca mañana. El cambio de estación requería de su mano en la honra de los espíritus, la comida así fuera servida en buen estado, las impurezas ingeridas en los cristales, y la salud de aquellos que la sufragaban radiase con las danzas y los cantos en celebración por los ancestros.

El eco de los tambores y cantos de guerra fluían en las calles, glorificaban su llegada al puente entre los vivos y los muertos, así como también anunciaban al mundo, al enemigo, su fuerza y poder. La tierra reverberaba y con ella, los corazones de quienes la sentían.

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R1572215 · F
[center]« ➴ ❜ »[/center]

La exhalación de Ragnell estuvo por manifestarse como dos hilos de humo brotando desde la nariz (de no ser por las restricciones que conlleva esa apariencia humana), en cambio, chispas iracundas bailotearon incesantes sobre su mirada. No solo acababa de recibir un intento de insulto a su modo de defenderse, también a su casta. Para desgracia suya, la historia mantiene a los dragones retratados vigilando una torre y un tesoro, o resguardados bajo la comodidad de una cueva escondida en las profundidades del bosque, factor que le pareció peyorativo al considerarse una criatura impulsada por la libertad y lo primero que pensó fue que ese hombre la consideraba así: un animal salvaje dedicado al resguardo.

[b]— Ásarr Rhage... —[/b] Ronroneó bajo. El gesto áspero tallado en sus facciones cambió a una matiz pícara, concluida por la extensión de su sonreír. Alzó el mentón apenas, envuelta en aire vanidoso, característico de su progenie. Echó una mirada detrás del Asgardiano; el bosque aclamaba con sus silencios el continuar de esa peculiar escena. Luego inspeccionó el sendero; ¿Por dónde escapar? No confiaba en nadie que se presentara con esa calma y jurara carecer de malas intenciones. En tiempos remotos, los cazadores de dragones utilizaban esa excusa para obligar a los Drakonia a bajar la guardia, a que se acostumbraran a tener el oído endulzado y que el origen del ataque fuera genuina sorpresa.

Aguantándose las punzadas al costado, Ragnell descansó las manos en la cadera. [b]— Soy selectiva [/b] — Excusó velozmente [b]— y no confío en ti. ¿Por qué tengo que revelarte mi verdadera forma? Lo cierto es que pareces conocer mejor este lugar, y ese reino que prometes existe. "Arcadia" — [/b]Varió el timbre de sus palabras a una ola de ironías. [b]— Perdono tu vida e insolencia. Mi nombre es [i]Ragnell[/i], no "mujer dragón". Suena despectivo. Pero... —[/b] Ajustó el arco a su espalda, cerca de las flechas. Las palabras de [i]Rázaðor[/i] iban colmadas de verdad: cargaba armas primitivas. [b]—...en caso de que hables con la verdad, y para olvidar tu ofensa, he decidido hacerte mi guía en este bosque. Sácame de aquí. —[/b]

Rudeza y mal temperamento, combinación idónea para un dragón.

Ragnell pasó por un lado de Rhage, no sin hacer una pausa y vociferar en una 'respetuosa' cercanía: [b]— Curioso nombre el tuyo. ¿Por qué los dioses te castigarían así? —[/b]

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R1572215 · F
[ Ragnell dialogando con Rhage:

[media=https://www.youtube.com/watch?v=Ke4L7mSSExM]

{?} 😂 ]