━Mi color nunca fue el rojo y me han maldecido con este. ━Había rastro de pesar en como lo decía, y es que no estaba fingiendo del todo. ━La bruja me dijo que debía hallar a alguien y tomarlo con amor, de ese modo los colores volverían a mí.
Le agarró la mano para llamar su atención, le estaba mirando con una complicidad que sólo él podía corresponder. Y es que los sueños podían enlazar trozos de realidad.
Se cubrió el rostro con una mano, con la vergüenza de ser consciente de lo que ocurría. ¿En serio? ¿Un sueño húmedo a esas alturas?
— Bueno, quererte no es difícil. ¿Pero de qué hechizo hablas? — De alguna forma intentó consolarla, luego movió su otra mano tanteando a ciegas hasta tomarle la rodilla y darle unas palmaditas.
━¿Y tú un mano suelta? ━se burló, pegándose más al tacto. Con esa calidez buscó aflojar su propio carácter para no asustarlo. ━Pero es verdad, no tienes ya mucho que perder.
Esto era un sueño. Según recordaba de la antigua corte no te podías coger a alguien el mismo día de conocerlo, a no ser que fuera un servicio pagado en oro.
Aemond y ella estaban ahí, tan comprometedores, por un interés propio: ella librarse del puto color rojo y él salvar su vida y todos sus miembros.
Qué dilema. ¿Y si le decía de una vez? De esa manera no tendría que engañarlo. Bien... tuvo que tomar aire. Lo agarró con todas sus fuerzas para sentarlo ella misma al borde de su cama.
━La cosa es esta, si me quieres y yo a ti se rompe el hechizo que hay aquí.
Puso ambas manos en sus caderas, una pose muy mandona y deliciosa de una desnuda.
Puso la mano encima de la ajena, luego la acarició con el pulgar.
— ¿Todo el tiempo eres así...? — Inclinó su rostro y usó la punta de su nariz para acariciar la ajena, después una de sus mejillas. — Tan tensa... —
Una de las manos que estaba en su cintura le acarició la espalda. Sí, poco a poco debía relajarla. Tenía la sensación de que le arrancaría algo de no hacerlo.
━¿Y cómo sabes lo que tengo en mente? ━Cerró el puño sobre la ropa, podía sentir mejor como latía su corazón de ese modo. ━No me sirves muerto, no puedo, aunque sería lindo tener tu corazón en mi repisa.
Se rió. ¿En serio lo había tocado? Por alguna razón su tono de voz sonó más letal que seductor, así que sus planes para esa zona que había tocado no parecían buenos.
— Oh, lo uso todos los días. Quizás no para lo que tienes en mente, pero para otras funciones. — Un instinto de supervivencia lo hizo tomarle la mano y apartarla de ahí. Hizo que su palma mejor subiera a lo largo de su cuerpo, hasta que tocase sobre su corazón. — Tal vez ese no lo uso tanto.
Aún tenía mucho por perder. Ella necesitaba su amor, nada más que eso. Amputarle algo no le haría incapaz de amar.
━¿Qué parte de tu cuerpo usas menos? ━Esa fue una amenaza directa, sin velos y palabras de más. Le relevaba un posible castigo al tocarle con su otra mano, descendiendo hasta estar en medio de sus piernas. ━¿Esto?
Al principio su toque lo encogió un poco. Hizo bien en temerle; pronto su cabello fue atrapado en su mano, y se encontró en un dilema. ¿Eso... Le agradaba? Arrugó su entrecejo, y contestando a su desafío le tomó por la cintura y le jalo hacia si, tan demandante que la hizo chocar contra él. Parecía enfadado.
— Ya soy prisionero eterno aquí, ¿Qué más podría perder, hm? — La miró de cerca. ¿Quién ganaría esa ronda?
━Janâ. ━Respondió llevando la mano hacia su cara. ¿Esto era lo que él quería? Pensaba que sí, sentía que la estaba mandando de alguna manera. ━Te lo dije bien claro, Aemond.
Al último momento de tocar su mejilla le agarró del cabello, sin poner fuerza, sólo para que supiera quien llevaba la rienda... ¿Janâ la llevaría todo el tiempo?
