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AemondTargaryen · 31-35
Sostuvo a su esposa de los brazos cuando la acompañó a la cama. Examinó las almohadas, luego las acomodó para darle un descanso perfecto.

Se puso ropa de cama y entro a lado de ella, consciente de que debería darle algo de espacio. De inmediato su espalda sintió la suavidad del lecho, a lo que emitió un suspiro. ¿Cuánto tenía sin dormir? No recordaba. Paso los últimos días sólo en la fosa de dragones, y apenas logró su meta volvió a casa.

— Descansa, amor. — Cerró su ojo y quedó profundamente dormido. Roncó un poco, lo que sucedía cuando estaba verdaderamente cansado.
Thelilacwitch · 18-21
━De ser así juntaría tu polvo para moldearte otra vez. Soy capaz de ello hasta con los ojos cerrados porque te aprendí de memoria. ━Robó el beso destinado a su mejilla con sus labios, era ahí donde más añoraba su cariño. Que la estrechara tan fuerte como para quitarle el aliento, eso también.

Detuvo sus tontas ensoñaciones para ir a acostarse en su cama, era grande y perfecta para rodearse con almohadas que hicieran olvidar su condición.

La muerte de las velas dió paso a la luz de la noche azulada.

━Descansa, Aemond.

¿Cuánto desde lo llamó así? Qué bien se sentía decir su nombre; se quedó dormida con ese sabor en la boca.
AemondTargaryen · 31-35
Le pasó un brazo por encima de los hombros, recargandola contra él. Estaba sorprendido por su propia paciencia, pues los últimos meses se había encargado de si mismo en varios aspectos. Sabía que la espera valía la pena, pero solía extrañarla demasiado.

Llenó de más besos su mejilla.

— Más cosas vienen en camino, Rexus viene a caballo. Llegará mañana. — Le acarició el cabello detrás de las orejas. — Vayamos a recostarnos, estoy hecho polvo.
Thelilacwitch · 18-21
Eso no le gustó. Resignada se contentó un poco con su atención y el tacto del padre hizo reaccionar a sus bebés. Mierda. La tela de su vestido seguía el movimiento del vientre, parecían pelear un torneo allí dentro, Janâ se removió incómoda.

━Yo creo que les agradó el souvenir que trajiste. ━Se mordió el interior de la mejilla. Era un dolor que dispuesta estaba a soportar, faltaba poco para que las barreras entre ellos ya no existieran.
AemondTargaryen · 31-35
Soltó una risa mientras se tallaba a conciencia la piel con una fibra natural, entre agua y espuma. Era grandioso finalmente poder asearse.

Después de terminar con su cabello salió de la tina, se envolvió la cintura con una larga toalla y se sentó en la orilla del diván, a lado de ella.

— No, de ninguna forma. Casi me quedo afónico. — Besa su mejilla, luego acarició su vientre despacio. La fecha del parto ya estaba muy cerca.
Thelilacwitch · 18-21
Volvió a su lugar favorito: el diván. No muy lejos de él, había olvidado toda su ira al tenerlo en casa otra vez. Se echó a reír un poco, incapaz de imaginarlo.

Entonces una idea fue tomando forma en su mente conforme la travesura formaba en sus labios una sonrisa.

━Si puedes cantarle a un dragón que más sería a tu esposa.

Clavó la mirada en cada aspecto suyo, anhelando encontrar cualquier emoción excitante en su rostro o una mueca.
AemondTargaryen · 31-35
Al parecer ella no estaba molesta, o quizás apestaba tanto que iba a solucionar eso primero, lo cual era razonable.

Mandó pedir una bandeja con brasas para poner los huevos allí y que se mantuvieran calientes. Sus bebés estaban por nacer, y era tradición que al hacerlo pondría un huevo en cada cuna, así tendrían un mejor vínculo.

Sonrió con nostalgia. El huevo que pusieron en su cuna nunca nació, su dragón murió dentro de su cascarón. Supuso que lo suyo era ir y tomar dragones viejos.

— Estoy bien, soy resistente al fuego. Y Daemon dejó instrucciones, así que las seguí. A Vermithor le gusta que le canten, y eso hice por más de una semana. Rexus dice que el dragón vino conmigo para que me callara; canto horrible. —
Thelilacwitch · 18-21
━Conservas todas tus extremidades. ━Ignoró por el momento el contenido de la bolsa, buscó al mismo tiempo abrazarlo y besarlo poniéndose de puntitas. No puso fuerza porque había un "huevo" aún más gigante separándoles.

Mandó preparar de inmediato un baño especial y la cena. Todos estaban emocionados por los detalles de la gran aventura, pero la reina calmó a la mayoría. Ella necesitaba más a su esposo que ellos.

━¿Alguna cicatriz nueva? ━Le sirvió vino, le encantaba hacer eso cuando estaban solos. Vainilla ambientaba de calidez la habitación y a un lado estaba él lidiando con su ropa maloliente a dragón, cerca de la bañera.
AemondTargaryen · 31-35
No era un dragón tan grande como Vaghar, pero se acercaba a su edad. Fue el dragón del Rey anterior a su padre, y estaba seguro había algunos libros interesantes sobre la criatura.

Y ya que la gente quería verlo dio algunas vueltas alrededor de la fortaleza. Una trenza blanca y su parche delataban quién era, y aunque le saludaban él estaba concentrado en buscar a su esposa.

Y logró verla por unos instantes. Eso le hizo sonreír, y fue suficiente. Condujo al dragón a la fosa especial para ellos, y ahí bajó del mismo. Ordenó que lo atendieran y alimentarán, y asi tomó un acceso en forma de tunel al interior de la fortaleza.

Estaba quitándose un par de guantes de cuero cuando vió a Jana. Quería abrazarla, pero era consciente que apestaba a dragón y estaba muy sucio. En cambio le mostró un pesado bolso de cuero con dos esferas dentro.

— Te traje un souvenir. —
Thelilacwitch · 18-21
La nota de Rexus fue asfixiante al digerir. Pero no podía hacer más que seguir con sus tareas, que con la debida atención y disciplina fueron realizadas. No pasó por alto el potencial de Janâ impartiendo justicia y la gente común empezaba a quererla.

Fue de las primeras en asomarse al balcón. No le importaba el dragón, quería ver a su esposo. El lado caprichoso se doblegó al ver primero a la gran bestia que relucía con lo que quedaba del sol, apartando las nubes con sus robustas alas.

Y pensar que los hijos en su vientre también iban a ser jinetes algún día. La grandeza de aquellas criaturas la asustaba, ¡qué ingenua! Había estado encima de Vhagar -incluso más grande- antes de la guerra sobrevolando el cielo con su esposo, no era la gran cosa... ¿o si?

La gente de la corte festejaba, yéndose de ahí para recibir a su gran rey y su conquista.

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