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El trabajo continuó después de una merecida semana de descanso. La jefa los envió a investigar una muy pequeña ciudad de mala muerte en los Estados Unidos. Tan pésima y abandonada que la gente en su mayoría ya se había mudado, y sólo quedaban personas con cero recursos. Les había dado presupuesto y armas con las cuales defenderse antes de exponer sus poderes, y la tarea era revisar el lugar en busca de un posible almacén de Dust. En algún lado debían estar haciéndolo, y necesitaban sitios sin vigilancia como ese. Caminaba por la calle con Tres ensuciándose las botas de más lodo en cada paso...
 
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Hellcrawler · 26-30, M
[i]Finalmente, la calma que tanto anheló, llego a ambos. Ese raro y tardío efecto de Azkeel sobre su cuerpo se desvaneció en la nada, y de aquella sangre de derramó, un pequeño campo de rosas rojas sucumbió con el viento, haciendo volar esos pequeños cristales rotos en el aire.

- Dulces sueños... -


El tenerle sobre su regazo le trajo mucha paz, el latir de su corazón, incluso esa breve respiración de bebé. Estaba fascinado con la imagen, pero ya se hacía tarde, quizás era hora de usar algo mas propio de su estilo original. Unió dos puntos con los dedos, entonces una bruma, especie de puerta al abismo, se abrió. Al pasar por ella, llegó directamente al punto exacto de su bar, el uso de su energía lo fastidió bastante, era claro el desnivel de fuerza que le dio.

- Carajo... Es verdad, aquí me agoto más rápido. -


A su llegada, acomodó su peso caído sobre el sofá, con la tv prendida y su mujer acostada en las piernas. Terminaron dormidos.

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ATIZE · 36-40, F
en un profundo sueño. La presencia maligna ya no estaba en ella, pero su cuerpo parecía cada vez más rico en magia, el poder subiendo por la conexión de su alma en donde quiera que estuviese.
ATIZE · 36-40, F
Una extraña oleada de energía lamió su cuerpo por completo, y por momentos su conciencia quedó ausente. Ya no veía a Tres, ni al sitio donde estaban. Ahora estaba de pie en un terreno árido de tierra roja, donde un fuerte viento la arrastraba y ensuciaba la visión más allá.

No estaba en su mundo, tampoco en un sueño. La rodeaba una energía diferente con la que de alguna forma ... Se sentía tan cómoda. Mientras ignoraba qué le pasaba a su cuerpo real, caminó por el sitio, sus extremidades sintiéndose más fuertes, su magia creciendo al adaptarse. Entonces encontró un río.

El agua era rosada, sucia por la tierra rojiza. Se inclinó y miró su reflejo para comprobar su propia imagen, y lo que encontró la congeló por completo.

Su párpado izquierdo estaba abierto, y dentro de él había una cuenca oscura cicatrizada. Pero al centro de ella, suspendido sin soporte alguno había un círculo rojo, un orbe carmesí con el que ... Podía ver.

La bruja cayó en los brazos de Tres, aparentement
Hellcrawler · 26-30, M
Era raro el sentimiento que tenía, le recordaba aquellos días en los cuales el cielo era su único hogar, donde reinaba paz, silencio... Y los insolentes se hundían entre el purgatorio con las armas celestiales. Un brillo le vino a los ojos, y ese sentir de presentir de alguien más se fortalecía. Claramente avisaba que era el contorno a Dos.

- Cariño... Perdón por lo que haré. -


Suspiró, realmente podría arrepentirse de lo que iba a hacer. Antes de limpiar el goteado de sangre, el contacto mero y nato de su dedo, dio aplicación a uno de sus saberes, el saber del despertar, cuyo efecto purificaba cualquier elemento que tocase... En cuestión, era la sangre que unía aquel parpado contraído de enfermedad. La sangre se desvanecía, se cristalizaba y terminaba en convertirse en un color claro como la nube, si el caso era posesión, era claro que su adversario tendría que abandonar el cuerpo y pasarse a otro. ¿Se iría a otro cadáver del piso? No estaba seguro.
ATIZE · 36-40, F
Conforme su corazón se aceleraba sentía que su respiración era pesada, difícil. El cambio era terrorífico, pero seguía siendo Tres, su Tres ahí dentro. Se armó de valor y caminó algunos pasos hacia él, hasta quedar a dos metros de su ser. Algo húmedo cayó por la mejilla de su ojo ausente, pero no sentía que fuesen lágrimas... Confirmó que el espeso líquido que salía de su párpado cerrado era sangre, cuando pasó los dedos por su mejilla y vio lo que sucedía.

¿Qué era eso? ¿El demonio que la había marcado iba a volver por ella? No, era algo más... El demonio moría por ver a V, a lo que le sucedía, tanto que sentía que quizás le abriría el párpado.

- ... ¿Tres?
Hellcrawler · 26-30, M
- T-tarde... Y-ya... -


Finalmente, Azkeel retuvo la lengua de V desde su interior, ahogándole en ese fruncido paladar abriéndose agónico a su ser. Los ojos del platinado estaban blancos, y por si fuera poco, el corazón le bombeaba tanto que se notaba en su piel como reventaba a ritmos veloces. De la nada, este se frenó... Y los ojos se perforaron en un color oscuro, negro como el abismo.

- M-mierda... -


Suspiró de rodillas, con las manos apegadas hacia el pavimento cubierto de su propia sangre, algo no cuadraba y era que V, controlaba al completo su cuerpo, es decir, que el pacto de cadenas se rompió... Azkeel, su poder, y todo lo que hay en él, ahora eran de V, la moneda se había volteado, y ese cuerpo, ese cuerpo ya no era el esbelto joven... Era el demonio en persona, brotado de palidez y venas negras, uno que otro corte en el dorso y las afecciones en sus ojos.

- Eres mío... -

ATIZE · 36-40, F
Algo resonó en su interior. Un palpitar que había recorrido todo su cuerpo en poder, siendo llamado por otro en el hombre. Palideció, pues al percatarse de dónde había nacido ese sentimiento una sensación de horror rodeó su ser. Había sido justo donde carecía de su ojo izquierdo, cerrado permanentemente.

Lo que estaba dentro de Tres parecía llamar al ser que había usado su ojo para ver este mundo, que era tan fuerte que había quemado su rostro. Estaba allí, podía sentirlo, tocando la puerta pidiendo pasar. Ya había sucedido antes, había sido poseída por algo que quería conocer a V, y allí estaban en esa delicada situación.

- Tres ... Necesitas controlarte. Hay ... Hay algo mal aquí.

Señaló su párpado cerrado sin ojo dentro.
Hellcrawler · 26-30, M
- Quítate esa absurda idea de la cabeza. -


En esos segundos, las manos le temblaban, no podía ser posible que estuviese sucediendo justo ahora, Azkeel, por medio del pacto humano a demonio, quería proteger a su recipiente, y estaba dispuesto a dominarlo hasta acabar con Dos. La fuerza que estaba haciendo por no dejarlo salir, se notaba, ya que, esas secuelas de asfixia salían a la hora de respirar y apretar los dientes.

- P-para ya. -


Ese cambio en su iris, en las venas, en su propia cabeza... Mostraron el dolor más puro como lo era cargar con ese peso. Lo demostró al momento de caer de rodillas y apretarse el cabello con ambas manos... Las voces, las voces retumbaban, y el corazón se abría en Dos desde adentro, desgarrando una de las primeras capas del símbolo encadenado.

- E-eso... Ya lo sabes tú. Soy un caído. -





ATIZE · 36-40, F
Ese cambio en sus ojos de nuevo. No había nada más allá de lo básico en el expediente que había leído, ¿Qué era esa reacción tan extraña? Caminó alrededor suyo, observó de arriba a abajo otro cambio, y entonces se detuvo. No podía retarlo a una batalla de práctica sin más información, pues no quería perder. Quería ganarse un lugar como su compañera, no como al ser que estaba tratando como débil.

- Dime ... ¿Qué eres?
Hellcrawler · 26-30, M
- Para esto Atize... -


Todo se tornó muy oscuro de repente, quién solía ser su amor, se transformó en lo qué el podría considerar enemigo. No le quedó de otra que levantarse del suelo, inclinar su cadera hacia adelante y posar enfrente suyo con los puños cerrados.

- Venga, hazlo. -


Aquellas palabras le hundieron el pecho, casi igual como hundió sus manos sobre la espalda; Ese brote volvió a esparcirse por sus ojos, y un ruido atronador de su boca le hizo quedarse firme. Esperaba que la mujer atacase, por obvias razones, aún no daba uso a su Osiris. Aunque creía que ella no atacaría, así que solo tomó su escopeta y apuntó hacia el norte.



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