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Su vida cambió totalmente ese día... El día en el que conoció la existencia del Dust. Ocurrió en la primera misión después de volver de unas pequeñas vacaciones con su compañero, donde al regreso tuvieron diferencias. En su orgulloso actuar decidió no compartir la misión con él, y se dirigió al sitio. Era un trabajo de limpieza, donde debía incinerar una escena del crimen de un monstruo eliminado, y aunque las instrucciones especificaban que necesitaba ir con Tres, lo ignoró.
Llegó al almacén abandonado, fuego en mano. Había un contenedor abierto en medio, colocado a propósito por alguien...
 
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Hellcrawler · 26-30, M
[i]¿Qué diría ante esa escena? ¿Ante la inminente perdida de su compañera? Su cabeza retumbaba de lado a lado, y aquel encuentro, lo tenía agobiado. Todo estuvo claro una vez dos lo empujó, el tic de su cabeza lo hizo reaccionar, quizás ya se había dejado llevar demasiado por su mero instinto de tormento. Era de saberse que el caído recibía demasiado poder a costa del recipiente, cosa que V llevaba aguantando durante años, pero tanta deliberación y desobediencia le costaría caro con Azkeel.

- B-bien... Te llevaré. -


Tal vez minutos, horas... O días, pasaron sin tener noticias de Dos, él estaba arrumbado en el mismo bar, sin salir, incluso habría rentado el lugar para sí solo. De vez en cuando se daba una ducha, o caminaba sin cesar ante el ventilador colgado, esa espera era un hilante de dolor que solo el whiskey carcomía por culpa de Azkeel en su pecho y venas, todo un infierno.

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ATIZE · 36-40, F
Había eliminado el contenedor, pero nada se sentía correcto. Podría no ser el único, gracias al caso de México sabía que estaban por todo el mundo. ¿Se convertiría en uno de ellos? Apagó su magia poco a poco, sus dedos seguían temblando y emitiendo chispas constantemente, pero a pesar del dolor su mente estaba clara.

Lo suficientemente clara como para verlo y al sentir su toque apartarlo de un empujón en su pecho, no dejaría que la curara como la ocasión anterior. Retrocedió y negó, moría por abrazarlo, pero no debía subestimar el tiempo.

- Escucha, Tres. Debemos ir de inmediato al cuartel. Ahí tienen laboratorios que pueden estudiar qué es esto ... Tú eres demasiado fuerte para ser infectado. Si enloqueces destruirás todo. Creo que esto depende del poder, y como apenas estoy en mi crecimiento como bruja ... No siento que esto vaya muy rápido.

Tomó todo su valor caminar aparentando que no le dolía, pero todo eso no podía ser en vano. Se ofrecería para encontrar una cura.
Hellcrawler · 26-30, M
Aquella imagen, aterrorizó a V, un profundo dolor le recorrió sus entrañas y por obra de sus piernas, controló a Azkeel a pesar de estar poseído. Cada paso que dio, se retiñió en un abismo, el cual, desgarraba su corazón, las ordenes que daba su caído no las aplacaba y esto, esto lo estaba matando por dentro.

- ¿Qué crees que haces? - Comentó Azkeel en su cabeza.


- ¿Q-qué te impor... ¡AHG! - Un grito agónico pegó al caer de rodillas, entonces...


Aquella bruma que recorría su cuerpo a conjunto de la sangre de su nariz, boca y ojos, se contuvo hasta que V, por voluntad propia, se puso de pie nuevamente. Azkeel perdió todo su control, y el alma en pena de el hombre, explotó en fervor con su cercanía a Dos, lo mantuvo apegado a una linea corta entre estar vivo o muerto, pero el desencadenarse ya era culposo y doloroso. Él solo la abrazó, tomándole por sus brazos y ese verdoso, abandonó su cuerpo, pasandose a él.

ATIZE · 36-40, F
Su respiración ardía, también la piel al contacto con el polvo verdoso. Sus ojos estaban totalmente irritados y lagrimeaban para intentar deshacerse de esa cosa extraña. Ella mantenía la vista fija en sus dedos temblando totalmente fuera de si, hasta que escuchó cristales romperse y a Tres llegar. Lo miró aterrorizada, no podía permitir que algo le sucediera a él, jamás se lo perdonaría.

Respiró profundo, entonces le dio la espalda y levantó ambas manos hacia el contenedor hechizado. Envió todo su poder a sus palmas y lo dejó salir, envolviendo todo el contenedor en una burbuja que incineró su interior con gran fuerza. El metal del contenedor se encendió en rojo, y tras varios minutos increíblemente comenzó a derretirse. El polvo antes verde se consumió entre el fuego, pero ella seguía teniéndolo en su cuerpo.
Hellcrawler · 26-30, M
V usó su mano diestra en un movimiento suave contra su espalda, de ella, un espadón de dos metros con un color platino y azul, apareció desde un costado, a conjunto de sus piernas destruyendo el cristal de la ventana por donde ingresó arduamente, aquel detonar, aquella imagen, se vio opaca a la hora de enterrar el estoque contra el piso y hacer reventar todo el área de impacto. Estaba de rodillas… Cuando observó a Dos totalmente consumida en esa cosa rara, su posibilidad le impidió acercarse, tan solo subió su espadón sobre el hombro derecho, y con ese silencio, unas lagrimas brotaron sus ojos.

- ¿D-dos? -

Hellcrawler · 26-30, M
Un último suspiro, un último palpito, consumió a V en vida, a pesar de tener control sobre su poder, sus rangos de lujuría aumentaban, al igual que su rabia, esto era peligroso, ya que, sin una medida, mataría a quién se cruzase sobre su camino. Aquella forma horrible del inframundo desapareció como un fantasma, su brazo se liberó y por un momento, creyó haberlo contenido. Pero solo era la forma de Azkeel más pura dentro de su alma. Una explosión representó lo bastante poderoso que era aquella bestia, tanto que el bar se consumió en un abismo de tan solo el salto que dio a base de la mesa.

Los canales que conectaban los sucesos mortales y los potencialmente anormales, eran ya reconocidos a tacto del caído, y el canal de Dos, lo conocía demasiado bien. Por eso logró llegar a su ubicación en minutos, a pesar de presentir un inmerso poder lleno de destrucción.

Hellcrawler · 26-30, M
-Está en problemas… Me necesitas Vitto… Sin mí, ella morirá, al igual que… - La grotezca voz fue callada por un grito del agonizante en el piso.

-¡Callate! – La rabia de adorno… Explotó a su merced, las riendas del caído eran suyas, y las cadenas de la dominación a su círculo reventaron.

-Oh… Sí… Ese es mi señor. –
Hellcrawler · 26-30, M
En un bar, a no mucha lejanía de la zona industrial, ese peliplateado ya llevaba más de tres botellas en gota. Una tras otra, sin fin de beber, ¿Qué se le pasaba por su cabeza? Pues… Dos, ella era lo único que le importaba en esa vida de eternidad, por fin había encontrado una razón por la cual despertar en las mañanas, con una sonrisa sin queja. Esa calle le traía recuerdos de ella y aunque conservaba el mal en su mirada, su canalizador de poder se estaba acumulando, claro, el dolor como un astillar creía que venía de su sentimiento, pero no, era Azkeel dominándole poco a poco.

-Ahg… Mierda… -

-Oh… Vittorio… ¿La amas? – Una voz unisona, con eco, sin ninguna referencia a ser hombre o mujer se expresó en su alrededor.

-¿Q-que coño quieres Azkeel? – El moribundo V se arrastró por el suelo, con el contorno de su mano demoniaca rasgándole el rostro.


ATIZE · 36-40, F
Podía manejarlo. Era ardiente, pesado y olía a hierro, estaba trayendo energía que no solía utilizar. Abrió su ojo cuando asimiló el horror.
Esa caja no transportaba a ningún monstruo fuera de control. Esa caja estaba hecha para crearlos.
ATIZE · 36-40, F
Soltando intencionalmente a otro ser. Si bien había sido eliminado a algunas calles de allí, había restos de carne que parecían palpitar, y uno a uno los fue incinerando. Caminó hacia el contenedor, el cual extrañamente desprendía un olor ácido... Y en la entrada del mismo, notó el interior salpicado de polvo verde, que parecía centellear en las paredes y en el suelo.
Entonces su pesadilla comenzó.
El contenedor estaba hechizado, un simple conjuro de viento se lanzó hacia ella y esparció el polvo sobre su cuerpo. El polvo se pegó a su piel visible y comenzó a quemar, a introducirse dentro de sus poros. Se retorció entre gritos rascando la piel para alejar ese mal, pero ya era demasiado tarde. Sus fosas nasales habían transportado más rápidamente esa substancia ardiente, y cuando su cuerpo se debilitó cayó de rodillas al suelo, y lo entendió todo.
Se miró las manos y estas temblaban fuera de control, expulsando fuego sin desearlo. Su control sobre el fuego era perfecto, y ahora no...

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