Las palabras de su pareja fueron bien recibidas por el hombre, manteniendo su vista siempre al frente, observando a través del vidrio que da hacia la calle. — Algún día tendrás que llevarme con tu madre, lo sabes. — menciona de manera tajante, usando su mano libre para tirar un poco su larga cabellera hacia atrás, dejándose ver con claridad esa tela negra que rodea su cabeza, tapando por completo la ausencia de su ojo derecho.

— Tus perros siguen subiéndose a la cama mientras dormimos, pero está bien. — diría con claridad y falsa resignación. El repentino salto de emoción toma lo toma por sorpresa, observando a su compañera y a sus amigas, al igual que escucha las presentaciones. — Rai es suficiente. — Aclaró para colocarse de pie y dar un paso al frente, manteniendo ese temple sereno como de costumbre. — Es un placer conocerlas, Sophia habló de ustedes en un par de ocasiones. —