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Sapphire666 · 100+, F
R/On: Me parece muy bien. ^^
R/Off:
*Todos alguna vez soñamos con mundos de fantasía, terror o un sitio hermoso lejos de la maldad o la realidad que vivimos. Sin embargo, la magia de los cuentos que narran la existencia de preciosas y delicadas hadas de los bosques, prncesas de larga cabellera, príncipes que cabalgan su corcel, dragones que hablan y brujas que lanzan maleficios sólo existen en la literatura, pero ¿existe la maldad? ¡Por supuesto! es tangible en todos los sentidos y en diversas presentaciones, especialmente cuando el enfoque está en la vida de un infante entorno al excéntrico y complicado mundo de los adultos.-
*Se dice que la infancia es una de las mejores etapas de la vida, pero ¿qué sucede cuando ésa etapa es corrompida en todos los sentidos? Nadie siente ni piensa en cabeza ajena, o al menos éso dicen, un dicho que se ha repetido de boca en boca hasta llegar a los oídos de Evelyn, una pequeña de seis años que pensaba más en la muerte, en el desasosiego de la vida, siempre carente de toda sensación infantil, nada le gustaba, nada le agradaba ni le sorprendía.*
*Eran apenas las dos de la tarde cuando la chicharra sonó, y todos los estudiantes de diferentes grados podían irse a sus casas a excepción de ella, pues pocos eran los que se quedan horas extras por ésa mala conducta o la ineficiencia en su rendimiento escolar. Yacía triste en el salón a sabiendas que debía permanecer ahí encerrada hasta sabe Dios qué hora podrá irse de ahí para siempre. No obstante, cansada de la situación, optó por abandonar ése estilo y escapar del colegio, llevando consigo sus más apreciados objetos: Una mochila escolar con un par de cuadernos, entre ellos uno de dibujo, una muñeca suave de tela y un estuche con colores.-
*Lograría burlar a los profesores de guardia, corrió por los pasillos y logró llegar al muro que divide el plantel con la vía pública, sin esperar a más, saltó de éste y lo atravesó gracias a las ágiles maniobras de sus piernas y brazos, al último, corrió de ahí para huir y buscar aventuras.-
R/Off:
*Todos alguna vez soñamos con mundos de fantasía, terror o un sitio hermoso lejos de la maldad o la realidad que vivimos. Sin embargo, la magia de los cuentos que narran la existencia de preciosas y delicadas hadas de los bosques, prncesas de larga cabellera, príncipes que cabalgan su corcel, dragones que hablan y brujas que lanzan maleficios sólo existen en la literatura, pero ¿existe la maldad? ¡Por supuesto! es tangible en todos los sentidos y en diversas presentaciones, especialmente cuando el enfoque está en la vida de un infante entorno al excéntrico y complicado mundo de los adultos.-
*Se dice que la infancia es una de las mejores etapas de la vida, pero ¿qué sucede cuando ésa etapa es corrompida en todos los sentidos? Nadie siente ni piensa en cabeza ajena, o al menos éso dicen, un dicho que se ha repetido de boca en boca hasta llegar a los oídos de Evelyn, una pequeña de seis años que pensaba más en la muerte, en el desasosiego de la vida, siempre carente de toda sensación infantil, nada le gustaba, nada le agradaba ni le sorprendía.*
*Eran apenas las dos de la tarde cuando la chicharra sonó, y todos los estudiantes de diferentes grados podían irse a sus casas a excepción de ella, pues pocos eran los que se quedan horas extras por ésa mala conducta o la ineficiencia en su rendimiento escolar. Yacía triste en el salón a sabiendas que debía permanecer ahí encerrada hasta sabe Dios qué hora podrá irse de ahí para siempre. No obstante, cansada de la situación, optó por abandonar ése estilo y escapar del colegio, llevando consigo sus más apreciados objetos: Una mochila escolar con un par de cuadernos, entre ellos uno de dibujo, una muñeca suave de tela y un estuche con colores.-
*Lograría burlar a los profesores de guardia, corrió por los pasillos y logró llegar al muro que divide el plantel con la vía pública, sin esperar a más, saltó de éste y lo atravesó gracias a las ágiles maniobras de sus piernas y brazos, al último, corrió de ahí para huir y buscar aventuras.-
Sapphire666 · 100+, F
R/Off: Muchas gracias por agregar, será un placer realizar una interesante historia con Claudia, amo ese personaje, mi vida esta basada en sus enseñanzas.
User1553320 · 26-30, F
[code]Bienvenida seas a una noche especial de pesadilla para ti:
My little Claudia De Lioncourt.
Que comience el juego de horror[/code]
[med]#Noche con un vampiro.[/med]Cada cosa tiene un comienzo, tal y como esta historia lo tendrá… pero de finales felices no se hablara.
Todo comienza una tarde de mayo, tan tranquila, tan hermosa y fácil de disfrutar. Todos van y vienen en busca de algo interesante para pasar la noche, el calor era sin duda demasiado fastidioso para mi gusto. Prefiero las noches frías, esas en las que puedes recostarte en la cama con chocolate caliente y una suave manta que cubre tus pies, aunque no importaba mucho qué clase de noches fueran, para mi todas las noches son iguales y ninguna es de mi agrado.
Eran aproximadamente las 9:35 pm, cuando llegue a casa, irritada y llena de mucha molestia, luego de tener que escuchar reclamos de mi madre al dejar las cosas a medio hacer en la cocina y la apariencia tan tétrica de un asesinato que no era más que cátsup y jitomates aplastados, me gusta romper cosas. Pero no la bajilla, como era habito de Mamá.
-¡¿Qué paso aquí?! –Dijo mi madre enfurecida con su diestra en el pecho, mientras que la otra se sostenía del mueble más cercano. Con algo más que diversión levante los hombros fingiendo inocencia. A lo que me respondió con una mirada fulminante que me hizo levantar las manos de inmediato en forma de defensa.-El peligro de dejarme sola en la cocina… -Respondí con diversión mientras comenzaba a limpiar la mitad del desorden pues como era de esperarse, las madres creen que no hacemos bien las cosas, cuando están muy enojadas. 15 minutos más tarde ya estaba terminando y como es claro, subí a mi habitación a regañadientes, estaba completamente irritada, mi cabeza palpaba y pedía a gritos un segundo para dormir sin tener que despertar llena de sudor y con el corazón latiendo a mil por hora. Abrí la puerta y como era de esperarse el cuarto era demasiado oscuro, pese a el color tan blanco de sus paredes y la luz entrante de la ventana.
Me mire en el espejo, claro cabello rojo desaliñado cayendo por mi espalda hasta la mitad y mechones por aquí y por allá en la cara, cubriendo mis ojos esmeralda, piel pálida a falta de vitaminas y el negro que usaba favorecía más mis rasgos distintivos, camiseta sin mangas, mallones y botas militares, nada del otro mundo que debiera resaltar. Me deje caer en la cama, suspirando un segundo antes de que mi respiración se cortara… TOC TOC, [b]el sonido que hizo al otro lado de la puerta del armario, seguro mama toco mis cosas de nuevo TOC TOC… Y me levante al segundo en que lo volví a escuchar “¡¿Pero qué mierda…?!” Pensé en un momento, mis manos se habían entumecido y mi cuerpo estaba tieso del miedo. No sé de dónde, pero encontré el valor de ponerme de pie, mis piernas temblaban un poco, pero eso no me impidió continuar acercándome, paso a paso, lentamente, hasta llegar al frente de la puerta. TOC TOC, y el pánico se apiado de mi cuerpo, abrí la puerta y en un segundo, toda luz se esfumo. Di media vuelta intentando regresar a donde se encontraba el interruptor de la luz, pero no pude encontrar nada más que una pared vieja de madera grisácea y desgastada, el pánico se apiado aún más de mí y comencé a sentir una angustiante sensación de que algo definitivamente no iba bien, NO NO ¡NO! ¡¿Dónde mierda estoy?! Mi respiración se agitaba y mi estómago se encogía, quería vomitar, el olor putrefacto de la madera rota y la humedad en ella era corrosiva en mi nariz, esto es malo muy malo. ¡¿Me quede dormida?! Intente abrí la única puerta que había en ese pequeño y comprimido espacio que parecía hacerse más y más pequeño, jale el picaporte más de una vez, hasta que una risita de niña, hizo que cada vello de mi cuerpo se erizara... Y al sentir una pequeña mano sobre mi brazo, no lo pensé más y me deje caer sobre la puerta que ahora estaba abierta, dando media vuelta en el mismo momento en el que caí al suelo, pero a mi espalda… no había ni una puerta, ni una niña esperando frente a mí.
My little Claudia De Lioncourt.
Que comience el juego de horror[/code]
[med]#Noche con un vampiro.[/med]Cada cosa tiene un comienzo, tal y como esta historia lo tendrá… pero de finales felices no se hablara.
Todo comienza una tarde de mayo, tan tranquila, tan hermosa y fácil de disfrutar. Todos van y vienen en busca de algo interesante para pasar la noche, el calor era sin duda demasiado fastidioso para mi gusto. Prefiero las noches frías, esas en las que puedes recostarte en la cama con chocolate caliente y una suave manta que cubre tus pies, aunque no importaba mucho qué clase de noches fueran, para mi todas las noches son iguales y ninguna es de mi agrado.
Eran aproximadamente las 9:35 pm, cuando llegue a casa, irritada y llena de mucha molestia, luego de tener que escuchar reclamos de mi madre al dejar las cosas a medio hacer en la cocina y la apariencia tan tétrica de un asesinato que no era más que cátsup y jitomates aplastados, me gusta romper cosas. Pero no la bajilla, como era habito de Mamá.
-¡¿Qué paso aquí?! –Dijo mi madre enfurecida con su diestra en el pecho, mientras que la otra se sostenía del mueble más cercano. Con algo más que diversión levante los hombros fingiendo inocencia. A lo que me respondió con una mirada fulminante que me hizo levantar las manos de inmediato en forma de defensa.-El peligro de dejarme sola en la cocina… -Respondí con diversión mientras comenzaba a limpiar la mitad del desorden pues como era de esperarse, las madres creen que no hacemos bien las cosas, cuando están muy enojadas. 15 minutos más tarde ya estaba terminando y como es claro, subí a mi habitación a regañadientes, estaba completamente irritada, mi cabeza palpaba y pedía a gritos un segundo para dormir sin tener que despertar llena de sudor y con el corazón latiendo a mil por hora. Abrí la puerta y como era de esperarse el cuarto era demasiado oscuro, pese a el color tan blanco de sus paredes y la luz entrante de la ventana.
Me mire en el espejo, claro cabello rojo desaliñado cayendo por mi espalda hasta la mitad y mechones por aquí y por allá en la cara, cubriendo mis ojos esmeralda, piel pálida a falta de vitaminas y el negro que usaba favorecía más mis rasgos distintivos, camiseta sin mangas, mallones y botas militares, nada del otro mundo que debiera resaltar. Me deje caer en la cama, suspirando un segundo antes de que mi respiración se cortara… TOC TOC, [b]el sonido que hizo al otro lado de la puerta del armario, seguro mama toco mis cosas de nuevo TOC TOC… Y me levante al segundo en que lo volví a escuchar “¡¿Pero qué mierda…?!” Pensé en un momento, mis manos se habían entumecido y mi cuerpo estaba tieso del miedo. No sé de dónde, pero encontré el valor de ponerme de pie, mis piernas temblaban un poco, pero eso no me impidió continuar acercándome, paso a paso, lentamente, hasta llegar al frente de la puerta. TOC TOC, y el pánico se apiado de mi cuerpo, abrí la puerta y en un segundo, toda luz se esfumo. Di media vuelta intentando regresar a donde se encontraba el interruptor de la luz, pero no pude encontrar nada más que una pared vieja de madera grisácea y desgastada, el pánico se apiado aún más de mí y comencé a sentir una angustiante sensación de que algo definitivamente no iba bien, NO NO ¡NO! ¡¿Dónde mierda estoy?! Mi respiración se agitaba y mi estómago se encogía, quería vomitar, el olor putrefacto de la madera rota y la humedad en ella era corrosiva en mi nariz, esto es malo muy malo. ¡¿Me quede dormida?! Intente abrí la única puerta que había en ese pequeño y comprimido espacio que parecía hacerse más y más pequeño, jale el picaporte más de una vez, hasta que una risita de niña, hizo que cada vello de mi cuerpo se erizara... Y al sentir una pequeña mano sobre mi brazo, no lo pensé más y me deje caer sobre la puerta que ahora estaba abierta, dando media vuelta en el mismo momento en el que caí al suelo, pero a mi espalda… no había ni una puerta, ni una niña esperando frente a mí.
StevenBrown · M
Avanzó por las calles como pudo, aún sintiéndose débil en su condición pues acababa de despertar de aquel sueño, era más que suficiente para hacerse con alguna victima que le ayudara a sobreponerse en este momento. Lamentablemente su estado le impide que logre enfocarse en 'detalles', detalles que para él, eran importantes. Como por ejemplo, saber si una persona se encontraba enferma al grado de que fuera a morir prontamente. El hambre de años le ciega, y a lo lejos puede oír el latir de varios corazones. Cosa que lo desespera, y le vuelve casi loco. Sus oídos le rechinan, y hasta podría decirse que puede saborear la sangre en su lengua.
Dios... como necesitaba alimentarse, y ahora.
Al menos puede distinguir un niño de un adulto debido a la altura, por lo que apenas logra divisar a lo que él consideraría un adulto, caminando en la vereda en una calle poco transitada y por demás oscura, el vampiro no pierde tiempo para abalanzarse sobre este ser, y arrastrarlo hacia el callejón oscuro en el cual ahora se encontraba. Escondido en las sombras, tal cual depredador buscando y esperando por su presa.
Sus colmillos se hunden en la cálida piel de manera tan sencilla que le causa placer. Y mientras el humano trata de gritar y pedir por ayuda, se siente impotente dado el agarre de su atacante era sumamente poderoso. No puede gritar porque así mismo el vampiro le cubre la boca y nariz con una de sus manos, llegando a herir la piel con sus garras. Pero a Steven esto no le importa, dado no puede controlarse, no ahora. De su garganta salen gruñidos suaves, casi gemidos debido a lo placentero de aquello, el sabor de la cálida sangre tras años de no haberla consumido, el latir del corazón de su victima, tan fuerte y rápido. Sabía que su vida estaba en sus manos, y la sensación era simplemente abrumadora para lo que esta acostumbrado. Este no bebe hasta la última gota, y antes de que el corazón humano dejara de latir, él ya estaba dejando caer el cuerpo al suelo.
Steven aún necesitaba un cambio de ropa y un buen baño, pero solo saber que al menos ya había consumido algo de lo que más necesitaba ahora, le tranquiliza un poco... Como así mismo, le sienta horrible.
Al bajar la mirada logra percatarse que su victima había resultado ser una mujer. Era joven, pero no lo suficiente para dejarle por los suelos debido a la culpa. Siempre se sentiría feo de un modo u otro, matar no era algo que a él le gustara hacer. ¿Pero qué hacer cuando no se puede controlar el instinto? La necesidad.
Entrecerró los ojos, y se apoya contra el mismo muro. A un lado del cadáver, este se deja caer para quedar sentado. Sus manos se posan sobre su propia cabeza, y solo suspira... Tratando de sobrellevar el dolor y la impotencia de tener que ser lo que era desde hacia ya varias décadas. Un monstruo.
Y así como la pequeña vampiro llego a sentir su olor, Steven no puede decir que no es lo mismo para él. Este también llega a percibir que alguien se acercaba, y que este no era un simple humano, pero otra criatura igual a él. Sin embargo, este no se mueve del lugar, pero si llega a levantar su rostro levemente, mirando en la dirección que este cree que este ser, aparecerá.
Dios... como necesitaba alimentarse, y ahora.
Al menos puede distinguir un niño de un adulto debido a la altura, por lo que apenas logra divisar a lo que él consideraría un adulto, caminando en la vereda en una calle poco transitada y por demás oscura, el vampiro no pierde tiempo para abalanzarse sobre este ser, y arrastrarlo hacia el callejón oscuro en el cual ahora se encontraba. Escondido en las sombras, tal cual depredador buscando y esperando por su presa.
Sus colmillos se hunden en la cálida piel de manera tan sencilla que le causa placer. Y mientras el humano trata de gritar y pedir por ayuda, se siente impotente dado el agarre de su atacante era sumamente poderoso. No puede gritar porque así mismo el vampiro le cubre la boca y nariz con una de sus manos, llegando a herir la piel con sus garras. Pero a Steven esto no le importa, dado no puede controlarse, no ahora. De su garganta salen gruñidos suaves, casi gemidos debido a lo placentero de aquello, el sabor de la cálida sangre tras años de no haberla consumido, el latir del corazón de su victima, tan fuerte y rápido. Sabía que su vida estaba en sus manos, y la sensación era simplemente abrumadora para lo que esta acostumbrado. Este no bebe hasta la última gota, y antes de que el corazón humano dejara de latir, él ya estaba dejando caer el cuerpo al suelo.
Steven aún necesitaba un cambio de ropa y un buen baño, pero solo saber que al menos ya había consumido algo de lo que más necesitaba ahora, le tranquiliza un poco... Como así mismo, le sienta horrible.
Al bajar la mirada logra percatarse que su victima había resultado ser una mujer. Era joven, pero no lo suficiente para dejarle por los suelos debido a la culpa. Siempre se sentiría feo de un modo u otro, matar no era algo que a él le gustara hacer. ¿Pero qué hacer cuando no se puede controlar el instinto? La necesidad.
Entrecerró los ojos, y se apoya contra el mismo muro. A un lado del cadáver, este se deja caer para quedar sentado. Sus manos se posan sobre su propia cabeza, y solo suspira... Tratando de sobrellevar el dolor y la impotencia de tener que ser lo que era desde hacia ya varias décadas. Un monstruo.
Y así como la pequeña vampiro llego a sentir su olor, Steven no puede decir que no es lo mismo para él. Este también llega a percibir que alguien se acercaba, y que este no era un simple humano, pero otra criatura igual a él. Sin embargo, este no se mueve del lugar, pero si llega a levantar su rostro levemente, mirando en la dirección que este cree que este ser, aparecerá.
DarlaChassier · F
[mis padres, costumbre habitual, solían asistir a casi todas fiestas o reuniones pero por mera costumbre social pues mi padre no disfrutaba tanto de ello aunque mamá por otro lado parecía serle muy natural al contrario mío, quizá en ese aspecto yo era como mi papá; a final de cuentas en aquel lugar adornado minuciosamente hasta la más pequeña mesita del rincón, entre algunas velas, encendidas, candelabros y las arañas en el techo que colgaban amenazantes para cualquiera que les mirara con atención]
[mis diminutos dedos se mantuvieron presionando la cajita del regalo sabiendo perfectamente que ahí dentro había una carísima muñeca muy bien elegida por mi madre pues en su último viaje a Francia había traído exclusivamente para esta fiesta; no, no era una fiesta poco planeada y podía notarse; tan pronto como estuvimos en la cálida entrada fuimos recibidos por dos jóvenes que parecían ser una servidumbre muy bien educada; los demás adultos charlaban animadamente; mi padre fue el primero en saludar a alguien, un hombre tan atractivo como solo podía verse en aquellas películas antañas, parecía tener un modo muy extraño de hablar que a papá parecía satisfacerle, e incluso le vi cómodo tanto como a mi madre y a su vez algo ansiosos, no estaba segura de haberle visto de esa forma anteriormente pero no fue sino hasta un momento después que aquel hermosísimo hombre giro su fría mirada a la mía lo que me hizo dar un salto hacia atrás que de no haber sido por mi madre hubiera caído, mis padres me lanzaron una sonrisa de lo más tierna pero yo no me sentía tan segura como era común; me saludo muy amablemente, fue papá quien me presentó pues yo no pude hacerlo, por unos segundos su mano sostuvo la mía, estaba congelado, eso me alteró un poquito más aunque no logró ponerme histérica]
[“¿Por qué no llevas ese obsequió a la festejada, cariño?” – Comentó papá y mamá aprobó aquello con una sonrisa, su hermosa sonrisa que podía dejar fuera de combate a cualquiera, aun con la belleza de mi madre y el atractivísimo rostro de mi padre no se igualaban a la hermosura de aquel otro hombre padre de aquella niña a la que aún no había visto y supongo que lo comprendió porque entonces él señalo un sofá algo alejado pero muy presente en la lujosísima habitación contigua que parecía ser la principal dentro de aquella mansión]
[asentí, no quería ni decir ‘pio’ así que me giré sobre mis talones esperanzada en que papá o mamá me detuvieran pero no lo hicieron en vez de eso pude escuchar la conversación animada entre ellos tres, quizá ya se habrían unido otros; la lentitud de mis pasos me hizo pensar que había dejado de moverme aunque pude notar que no era así pues me encontraba a solo unos pasos de aquella niña, que estaba muy lejos de parecer tal cosa, pues más bien era idéntica a la muñeca que yo llevaba en brazos aunque envuelta en un papel brilloso que según mamá era bastante costo y debía tener cuidado]
¡hola! yo eh, mmmm … he traído esto para ti
[dije, aunque la caja aun la mantenía cerca de mí probablemente porque aún estaba paralizada, de pie a unos cuantos pasos de aquella graciosísima niña]
[mis diminutos dedos se mantuvieron presionando la cajita del regalo sabiendo perfectamente que ahí dentro había una carísima muñeca muy bien elegida por mi madre pues en su último viaje a Francia había traído exclusivamente para esta fiesta; no, no era una fiesta poco planeada y podía notarse; tan pronto como estuvimos en la cálida entrada fuimos recibidos por dos jóvenes que parecían ser una servidumbre muy bien educada; los demás adultos charlaban animadamente; mi padre fue el primero en saludar a alguien, un hombre tan atractivo como solo podía verse en aquellas películas antañas, parecía tener un modo muy extraño de hablar que a papá parecía satisfacerle, e incluso le vi cómodo tanto como a mi madre y a su vez algo ansiosos, no estaba segura de haberle visto de esa forma anteriormente pero no fue sino hasta un momento después que aquel hermosísimo hombre giro su fría mirada a la mía lo que me hizo dar un salto hacia atrás que de no haber sido por mi madre hubiera caído, mis padres me lanzaron una sonrisa de lo más tierna pero yo no me sentía tan segura como era común; me saludo muy amablemente, fue papá quien me presentó pues yo no pude hacerlo, por unos segundos su mano sostuvo la mía, estaba congelado, eso me alteró un poquito más aunque no logró ponerme histérica]
[“¿Por qué no llevas ese obsequió a la festejada, cariño?” – Comentó papá y mamá aprobó aquello con una sonrisa, su hermosa sonrisa que podía dejar fuera de combate a cualquiera, aun con la belleza de mi madre y el atractivísimo rostro de mi padre no se igualaban a la hermosura de aquel otro hombre padre de aquella niña a la que aún no había visto y supongo que lo comprendió porque entonces él señalo un sofá algo alejado pero muy presente en la lujosísima habitación contigua que parecía ser la principal dentro de aquella mansión]
[asentí, no quería ni decir ‘pio’ así que me giré sobre mis talones esperanzada en que papá o mamá me detuvieran pero no lo hicieron en vez de eso pude escuchar la conversación animada entre ellos tres, quizá ya se habrían unido otros; la lentitud de mis pasos me hizo pensar que había dejado de moverme aunque pude notar que no era así pues me encontraba a solo unos pasos de aquella niña, que estaba muy lejos de parecer tal cosa, pues más bien era idéntica a la muñeca que yo llevaba en brazos aunque envuelta en un papel brilloso que según mamá era bastante costo y debía tener cuidado]
¡hola! yo eh, mmmm … he traído esto para ti
[dije, aunque la caja aun la mantenía cerca de mí probablemente porque aún estaba paralizada, de pie a unos cuantos pasos de aquella graciosísima niña]
DarlaChassier · F
[normalmente las fiestas infantiles eran durante el día o por lo menos así es como mis demás compañeros del salón solían hacer las suyas, yo por otro lado gustaba más de pasar un día entero con mis padres o cosas similares, no era necesariamente alguien de juguetes sin embargo no me negaba a ellos; la fiesta a la que acudiríamos sería pasadas las seis, mamá llevaría un vestido de noche muy bonito color perla y papá su elegante traje negro mientras que yo estaría bien con un vestidito azul marino, al igual que los zapatos y los moños que adornarían mi cabello acomodado en una hermosa trenza llamada: cola de sirena, a aquella niña yo no le conocía de nada más bien era mi padre quien debía conocer a su padre y no podíamos faltar porque esto era algo de negocios como bien decía él además de que yo sería una de las muy pocas niñas que acudirían a la fiesta y no hacía falta que yo misma me cuestionara un "porque"; abordamos el automóvil a la siete menos veinte, un tanto de tiempo después habíamos llegado a una de esas hermosas casas en una de las colinas de la zona norte de la ciudad, me asomé por la ventanilla del carro mientras mis padres hablaban de las personas dueñas de aquella casa pero no preste atención ya que me entretuve con los adornos muy bien colocados y llenos de un calor completamente majestuoso, aquello era sin duda la fiesta más elegante a la que asistiría pues ni siquiera la presumida de Emily Roberts había dado una fiesta tan bonita cómo está y eso que aún no había entrado a la lujosa casa, más bien mansión pues este lugar era enorme, papá aparcó en la entrada para que un chico se llevará el carro y mamá me ayudó a bajar colocando entre mis manos un regalo que yo debía entregar a la cumpleañera; los tres entramos al lugar aunque ya con algunas personas, en su mayoría adultos]
M1537635 · M
|| puedes decirme kou pequeña.
M1537635 · M
|| que linda niña eres... hasta se me antoja abrazarte.
M1537635 · M
|| Gracias por aceptar mi solicitud.
StevenBrown · M
La primer cosa que paso por su mente apenas logra abrir los ojos tras un largo sueño, fue en su maestro. Aún cuando este se hallaba bajo tierra, y su garganta se sintiera extremadamente seca. Su cuerpo gritándole que 'por favor' le consiguiera alimento, y no cualquiera.
Vivir como una criatura de la noche era lo peor para un ser como él. Un vampiro. Saber que tenía que beber sangre de los vivos si quería sobrevivir. Habían épocas en que él simplemente quería dejarlo todo, abandonarlo todo y rendirse. Solo que cuando esos momentos llegaban, Steven no podía evitar pero dar un paso atrás. Sentiría algunas lágrimas rodar por sus mejillas, y lo odiaba. Ese sentimiento, esa sensación. Era como la vez en la cual su maestro le convirtió en lo que hoy día es. Podría haber elegido la muerte, pero no lo hizo. Porque no quería, no podía. Aún no.
Ah, si... Steven se consideraba una peste para la humanidad. Un monstruo. Y si fuera alguien 'bueno', dejaría que otros acabaran con su vida. ¿O debería decir... no-vida? Él sabe que murió, pero que luego volvió... Sintiéndose bastante diferente. Aún así, el simple hecho de pensar en cosas tan oscuras le hacia reírse internamente, y esto era porque su maestro simplemente no dejaría que eso pasara. Demasiado obsesionado con él, estaba.
"Ugh..." El gruñido se escapa de lo profundo de su garganta, mientras sus garras se clavan en la húmeda tierra. Él recuerda haberse puesto a dormir en un área segura dos décadas atrás, pero no puede asegurar si las cosas seguían igual allí afuera, o no. Su cuerpo débil y hambriento se deja caer después sobre aquel terreno, y busca recuperarse en lo que pueda antes de volver a ponerse de pie.
Él sabe que alguien tendría que morir esa noche, y si tenía suerte, sería alguna persona que ya estuviera al borde de la muerte, o simplemente algún anciano. Deseaba y luchaba contra sus instintos de depredador al punto de doler, y el único confort que tenía era pensar el que, gracias a ese sueño, varios tuvieran que evitar tener que encontrarse con él. Gente que sobrevivió a su hambre, por así decirlo.
Tenía que convencerse a si mismo que valía la pena el esfuerzo.
Vivir como una criatura de la noche era lo peor para un ser como él. Un vampiro. Saber que tenía que beber sangre de los vivos si quería sobrevivir. Habían épocas en que él simplemente quería dejarlo todo, abandonarlo todo y rendirse. Solo que cuando esos momentos llegaban, Steven no podía evitar pero dar un paso atrás. Sentiría algunas lágrimas rodar por sus mejillas, y lo odiaba. Ese sentimiento, esa sensación. Era como la vez en la cual su maestro le convirtió en lo que hoy día es. Podría haber elegido la muerte, pero no lo hizo. Porque no quería, no podía. Aún no.
Ah, si... Steven se consideraba una peste para la humanidad. Un monstruo. Y si fuera alguien 'bueno', dejaría que otros acabaran con su vida. ¿O debería decir... no-vida? Él sabe que murió, pero que luego volvió... Sintiéndose bastante diferente. Aún así, el simple hecho de pensar en cosas tan oscuras le hacia reírse internamente, y esto era porque su maestro simplemente no dejaría que eso pasara. Demasiado obsesionado con él, estaba.
"Ugh..." El gruñido se escapa de lo profundo de su garganta, mientras sus garras se clavan en la húmeda tierra. Él recuerda haberse puesto a dormir en un área segura dos décadas atrás, pero no puede asegurar si las cosas seguían igual allí afuera, o no. Su cuerpo débil y hambriento se deja caer después sobre aquel terreno, y busca recuperarse en lo que pueda antes de volver a ponerse de pie.
Él sabe que alguien tendría que morir esa noche, y si tenía suerte, sería alguna persona que ya estuviera al borde de la muerte, o simplemente algún anciano. Deseaba y luchaba contra sus instintos de depredador al punto de doler, y el único confort que tenía era pensar el que, gracias a ese sueño, varios tuvieran que evitar tener que encontrarse con él. Gente que sobrevivió a su hambre, por así decirlo.
Tenía que convencerse a si mismo que valía la pena el esfuerzo.
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