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ssin1563614 · 26-30, F
y repetía el mismo patrón hasta asegurarse de que aquel ser amorfo hubiera dejado de jugar con sus sentidos al escurrirse entre la flora. Bajó el arma a la altura de su cintura. "¿Se fue?", pensó tras un momento de quietud. — Creo que podemos irnos.. —
Vio algo fugaz caer frente a sus ojos, frente a su yegua. Le pareció ser un objeto brillante, como una estrella fugaz. Se asomó por un lado del caballo y miró directo al piso, viendo que en efecto, entre el césped había una sustancia viscosa. Subió con miedo la mirada. Sí, ahí estaba lo que les acechaba desde hace rato.
La criatura se dejó caer frente a ellas. Se movió lento, con el caminar semejante a una araña. Era del tamaño de una vaca ó más grande; una mezcla de máquina y animal que resultaba grotesca a ojos de la reina.Sabiendo que plantó el miedo con éxito, el extraño ser volvió a rugir.
Vio algo fugaz caer frente a sus ojos, frente a su yegua. Le pareció ser un objeto brillante, como una estrella fugaz. Se asomó por un lado del caballo y miró directo al piso, viendo que en efecto, entre el césped había una sustancia viscosa. Subió con miedo la mirada. Sí, ahí estaba lo que les acechaba desde hace rato.
La criatura se dejó caer frente a ellas. Se movió lento, con el caminar semejante a una araña. Era del tamaño de una vaca ó más grande; una mezcla de máquina y animal que resultaba grotesca a ojos de la reina.Sabiendo que plantó el miedo con éxito, el extraño ser volvió a rugir.
ssin1563614 · 26-30, F
y escondiéndose entre la espesura. Era difícil adivinar su fisonomía. Lo único a que atinó a distinguir fueron los siniestros miembros a modo de brazos que sobresalían de una especie de cuerpo redondo; una larga cola con una colección de varillas brillantes que se repartían sobre la extensión. ¿Era eso lo que provocaba el ruido metálico? De pronto...
.. hubo silencio.
Ese tipo de silencio que incomoda e indica la proximidad de algo peor. Esa carencia de ruido que eriza la piel y hostiga el corazón, donde un suspiro sería la sentencia a muerte. Decidió detener los pasos de su yegua. Extendió el brazo derecho a Ériu, exigiendo hiciera lo mismo. Sigilosamente desenvainó la espada que colgaba a su lado derecho. Desconocía el espíritu aventurero de Ériu, así que dejó como prioridad el defenderla.
— No hagas.. ningún ruido. — Susurró. Ni un ave, insecto, ó cualquier otro animal se manifestaba. Oscilaba la mirada de izquierda a derecha, de derecha a izquierda(.
.. hubo silencio.
Ese tipo de silencio que incomoda e indica la proximidad de algo peor. Esa carencia de ruido que eriza la piel y hostiga el corazón, donde un suspiro sería la sentencia a muerte. Decidió detener los pasos de su yegua. Extendió el brazo derecho a Ériu, exigiendo hiciera lo mismo. Sigilosamente desenvainó la espada que colgaba a su lado derecho. Desconocía el espíritu aventurero de Ériu, así que dejó como prioridad el defenderla.
— No hagas.. ningún ruido. — Susurró. Ni un ave, insecto, ó cualquier otro animal se manifestaba. Oscilaba la mirada de izquierda a derecha, de derecha a izquierda(.
ssin1563614 · 26-30, F
La criatura que les rodeaba emitía chirridos metálicos, gemidos y sonidos de engranes trabajando. ¿Qué era lo que había aparecido en Arcadia? Por más que pasó noches en vela devorando libro tras libro, buscando respuestas a preguntas que brotaban en su mente, no hubo texto alguno que describiera al engendro que no tardaba en presentarse frente ambas monarcas. El resoplar inquieto de la yegua bastó para terminar de convencerla de su retiro.
— Comprendo tus palabras, Ériu. — Al hablar, jaló suavemente las cuerdas del animal, ordenándole implícitamente el retroceder con cuidado. Miró de soslayo a Ériu, esperando que entendiera sin necesidad de palabras su decisión. Kassia era orgullosa. No admitiría el desliz que cometió al ir sin una escolta. — He enfrentado enemigos reales, si te soy sincera, pero esto no puedo distinguirlo. — Fue ahí que la mayor de sus pesadillas se hizo tangible. Entre la oscuridad del bosque, serpenteaba una figura negra, deslizándose(..)
— Comprendo tus palabras, Ériu. — Al hablar, jaló suavemente las cuerdas del animal, ordenándole implícitamente el retroceder con cuidado. Miró de soslayo a Ériu, esperando que entendiera sin necesidad de palabras su decisión. Kassia era orgullosa. No admitiría el desliz que cometió al ir sin una escolta. — He enfrentado enemigos reales, si te soy sincera, pero esto no puedo distinguirlo. — Fue ahí que la mayor de sus pesadillas se hizo tangible. Entre la oscuridad del bosque, serpenteaba una figura negra, deslizándose(..)
ssin1563614 · 26-30, F
— Shhh, shh.. —
Pasó la palma de la diestra por el crin de su angustiada yegua. Hombre o animal, el tacto de la Reginâ apaciguaba toda ira, todo temor. Cualidad heredada de Celanea, pues en el corazón de su madre se alojaba la paz que su pueblo necesitaba y merecía. Tranquilidad que Kassia anhelaba sentir en esa apretada situación. Las manos le temblaban, sujetando las cuerdas con las que podía dirigir al animal. Tal vez, y sólo tal vez, Ériu tenía razón. Estaban metiéndose en territorios enemigos (a pesar de ser su reino) y, al desconocer con qué liaban, la desventaja era evidente.
Kassia abrió los ojos de par en par, a la expectativa de un algo. Una sombra, una luz, una figura que dejara que le diera una mínima idea del enemigo, de lo que fuera que atentara contra su reino, pero el sonido metálico que recorre los árboles atonta su imaginación. El peligro era real.
Pasó la palma de la diestra por el crin de su angustiada yegua. Hombre o animal, el tacto de la Reginâ apaciguaba toda ira, todo temor. Cualidad heredada de Celanea, pues en el corazón de su madre se alojaba la paz que su pueblo necesitaba y merecía. Tranquilidad que Kassia anhelaba sentir en esa apretada situación. Las manos le temblaban, sujetando las cuerdas con las que podía dirigir al animal. Tal vez, y sólo tal vez, Ériu tenía razón. Estaban metiéndose en territorios enemigos (a pesar de ser su reino) y, al desconocer con qué liaban, la desventaja era evidente.
Kassia abrió los ojos de par en par, a la expectativa de un algo. Una sombra, una luz, una figura que dejara que le diera una mínima idea del enemigo, de lo que fuera que atentara contra su reino, pero el sonido metálico que recorre los árboles atonta su imaginación. El peligro era real.
FAs1564284 · F
tener el doble de cuidado que cualquiera. Muchas personas dependen de nosotras.
Solamente puede ser obra de un animal enorme, pensó sin atreverse a decirlo en voz alta como si quisiera evitar un mal augurio. Sus ojos estuvieron atentos a cada movimiento brusco que el bosque presentaba hasta que las yeguas hicieron un movimiento inusual y emitieron sonidos que no podían significar más que miedo. Unos segundos después el rugido de algo retumbó con solemnidad por el lugar, haciendo que el corazón de Ériu se acelerara y que no pudiera contener el asombro en sus ojos. Sin embargo, aunque deseaba más que nada en el mundo ir de lleno al peligro, esperó las instrucciones de la reina sin despegar la vista de la lejanía.
Solamente puede ser obra de un animal enorme, pensó sin atreverse a decirlo en voz alta como si quisiera evitar un mal augurio. Sus ojos estuvieron atentos a cada movimiento brusco que el bosque presentaba hasta que las yeguas hicieron un movimiento inusual y emitieron sonidos que no podían significar más que miedo. Unos segundos después el rugido de algo retumbó con solemnidad por el lugar, haciendo que el corazón de Ériu se acelerara y que no pudiera contener el asombro en sus ojos. Sin embargo, aunque deseaba más que nada en el mundo ir de lleno al peligro, esperó las instrucciones de la reina sin despegar la vista de la lejanía.
FAs1564284 · F
El camino no fue tan largo como esperaba y pronto estuvieron solas para avanzar entre la fauna con cierta lentitud y precaución. Atenta, la princesa de Xeivia asimiló la información que su tutora le daba y tras acariciar suavemente la correa que sostenía entre sus manos se dispuso a remojar sus sonrojados labios para transmitirle lo que sabía en base a su experiencia: — He de confesar que siento cierta inquietud ante lo que me cuenta, Regina. Podrá creer que soy simplemente una niña pero mis ojos han visto más de la naturaleza que los de cualquier Xeiviano y aunque estoy segura de que usted hace bien en temer por la seguridad de su pueblo, me atrevo a decir que ahora mismo las que más corren peligro somos nosotras. — Un ave salió volanto frente a ellas como si diera fe a las palabras de Starlight, interrumpiendo momentáneamente su discurso. — No deseo que me malinterprete, por supuesto que no me iré sin ayudarla a develar el misterio pero, como regentes de nuestros reinos, debemos
FAs1564284 · F
Tras montarse en la yegua que amablemente le habían prestado se dispuso a seguir a Kassia y a Alphonse. Las sillas que usaban para montar en esas tierras eran distintas a las de su reino y, aunque resultaba tonto, ese simple hecho la hizo sentir melancolía; extrañaba a Yu, el caballo con el que había sentido una enorme conexión desde el momento en el que lo vio descansando en el establo real, ese animal podía ser con seguridad el más fiel de todo Xeivia y había sufrido enormemente la separación con su jinete tras el arribo a Arcadia. Ériu esperaba que estuviera bien y no enfermara, pues de perderlo quizá se perdería una parte de sí misma, esa que era solamente de su fiel amigo.
FAs1564284 · F
Quizá de entre todos los regentes que Xeivia había poseído en el pasado Ériu era la que conocía más sobre la naturaleza, pues su tierna infancia de basó en días y noches viviendo en una cabaña, lejos del que ahora era su reino por derecho. Su espíritu aventurero era capaz de suprimir cualquier deje de miedo que aquel oscuro bosque pudiera infundir en la menor y por tal motivo había aceptado ansiosa la petición de la Regina Arcadiana aunque había que admitir que, al contrario de ella, la princesa de Xeivia tenía intenciones más egoístas. Ella no temía por su vida ni por su seguridad, ella añoraba la aventura, el peligro.
ssin1563614 · 26-30, F
— Han desaparecido cientos de animales, y ésto les preocupa. Estar al frente de un reino no sólo significa saludar desde un balcón. También hay que exponerse al peligro por proteger a tu gente.. —
ssin1563614 · 26-30, F
Tenía una idea vaga de las criaturas que nacieron dentro del bosque de Arcadia, y también fuera del reino. Había visto a esos seres alados surcar los cielos y esconderse tras las montañas un montón de veces; escuchaba ruidos metálicos provenir de entre los árboles del bosque; y en las playas, encontró vestigios de seres marinos. Quería encargarse primero del bosque. Saber qué estaba viviendo ahí.
— Lamento haberte traído conmigo a esto, pero he enviado a mis más cercanos guerreros a investigar por las zonas costeras de Arcadia. Lo vi como una oportunidad perfecta para compartir un poco de mi sabiduría como regente, princesa Ériu — Sostenía las riendas del animal con firmeza, pero no brutalidad. Conocida como "La benévola", Kassia impartía su amabilidad hasta en el ser vivo más pequeño del mundo. — Estos últimos días, los leñadores han escuchado ruidos extraños que vienen desde el bosque..
— Lamento haberte traído conmigo a esto, pero he enviado a mis más cercanos guerreros a investigar por las zonas costeras de Arcadia. Lo vi como una oportunidad perfecta para compartir un poco de mi sabiduría como regente, princesa Ériu — Sostenía las riendas del animal con firmeza, pero no brutalidad. Conocida como "La benévola", Kassia impartía su amabilidad hasta en el ser vivo más pequeño del mundo. — Estos últimos días, los leñadores han escuchado ruidos extraños que vienen desde el bosque..
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