― Vamos chico ¿a qué le tienes miedo ? ― Se levantó las mangas de sus dos brazos y las puso bien dobladas a la altura de los codos, ambos brazos los estiro hacía adelante para estirarse. Algunas veces, crujieron sus músculos, hacía bastante que no hacía ejercicio, pero ahora, iba a hacer una excepción todo por el muchacho.

―¿Sabes hacer algo con ellos?― Esperaba que supiera hacer algo con los disparadores, incluso lo más sencillo, columpiarse, eso le ayudaría bastante a evitar molestías explicaciones, en especial, porque no era mucho de saber como explicar algo que le salía natural a el.

Y con la esperanza de que el ridículo que había hecho con su sucesor pasará, continuó prestando atención, aunque s primeras demostraciones no funcionarán, quizás las demás acciones aracnidas le saldrían mejor, lo esperaba de verdad.
Abrió los ojos de par a par cuando el castaño mostró sus disparadores, en seguida negó pero no por eso su ánimo bajo. ― Eh, No, ni soñando. Soy nuevo en esto. ―Admitió sin despegar la vista de ese pequeño, simple pero en realidad sofisticado lanzador. ― ¿E-Esa es la lección? ¡¿Vamos a usarlos?! Quiero decir, voy a aprender a usarlos por que es obvio que tu ya los has usado. ―

¿Y por qué es que ahora se negaba a salir su poder?, todo el día tuvo problemas con ellos y ahora parecían haberse esfumado, aún con el desánimo no lo hizo notorio, aunque sí, Frunció un poco el ceño, el joven hispano no insistió; ― Se qué, van a salir... Aunque ahora no sé porque no. ― En el interior del disfraz apretaba los párpados e incluso enseñó la lengua, pero nada. Suspiró. ― S-Sí. Mejor pasamos a lo otro que debo saber. ―

[ . . . ]

Después de esperar, negó con la cabeza un par de ocasiones y palmo el hombro del muchacho. ― Bien chico, creo que aún te falta para poder controlar eso, mejor nos enfocamos en otra de las cosas básicas ― O por lo menos, para él, alguien que había hecho eso toda su vida, columpiarse es algo completamente natural.

Con cuidado, se levanto la manga de la chaqueta y enseño uno de sus disparadores. ― Supongo que no tienes uno de estos ¿no?

Recordaba bien, bastante bien aquellas descargas eléctricas, a veces se le entumía el brazo de solo recordar como es que recibió ese choque de lleno de la nada, pero, no iba a ser rencoroso al respecto ( por lo menos, no mucho ).

― Supongo que tenemos todo el día para eso ― Mencionó con ese usual tinte irónico, con una de las cejas levantadas mientras continuaba con la mirada puesta en el muchacho a la espera de que hiciera algo de lo que podía hacer, o por lo menos, lo que llegaba a decir que podía hacer.

[ . . . ]

... Pero nada apareció; ─Ya casi, ya casi, sé que ya vienen. ─ Tras la máscara sólo se alcanzaba a ver como se esforzaba.

* Buscaba respuestas incesantes desde la partida de Peter de su Universo, y luego la repentina aparición de otro que, parecía más alejado de su oficio de siempre, Miles se resignó, necesitaba ayuda, no entendía la funcionalidad de sus poderes. Sumado con ello cada pasó el traje le apretaba más, el sudor no ayudaba y el muchacho se sentía incómodo, sacudió su cabeza y dejó de quejarse para si. Caminó y caminó hasta que finalmente dejó de voltear a los lados y sin alma que los espiará escucho al mayor, abriendo sus ojos y colocando su diestra en la barbilla; el índice sobresalió y tanteaba una y otra vez su propia barbilla.*
─ Eh, ¿Yo?─Sí estaba nervioso y emocionado por su primer lección.─.. puedo... hacerme invisible.. Pero no cuando quiero Y, dar electro choques pero.. No cuando quiero.. ─ Admitió encogiendosé de hombros, quizás la demostración sería mejor de lo que se escuchaba. Comprimió sus labios y achino sus ojos tratando de obligar a sus instintos arácnidos aparecer, pero na

Llevaban ya un buen rato caminando después de descender del bus y como esperaba, el muchacho lo había llenado de preguntas desde hacía un buen rato, en especial, la principal ¿Qué es lo que hacían ahí?.

El muchacho necesitaba que alguien lo entrenará y el iba a necesitar ayuda para solucionar todo ese problema, así que no le quedaba de otra más que hacerlo. Conocía ese parque (Por lo menos, el de su dimensión) así que ese se convertiría en el mejor lugar donde poder hacer ese entrenamiento.

Una vez que llegaron al lugar más alejado de paseantes, se detuvo para voltear a ver al muchacho. — Bien ¿qué sabes hacer? — Al grano, directo, como si quisiera acabar con eso lo más pronto posible.