Ciertamente le agradaba ese lugar, en especial, porque daba hacía el paso elevado del metro, algo que aprovechaba para saludar a la gente que paseaba por ahi. Iba a dar una mordida a uno de sus hot dogs cuando escuchó a alguien aterrizar cerca de donde estaba, solo volteo la mirada hacía atrás y vio de quien se trataba.
Se trataba de Silk, otra de los aracnidos que ahora habitaban en New York — Hey, no sabía que te habías quedado con esta parte de la ciudad.
Bronx sin duda era una de sus partes favoritas de la ciudad, la gente, el movimiento, parecía un mundo completamente diferente al que existía en la gran ciudad de New York. Eso a su vez, significaba que también había más crimenes contras los cuales luchar, una de as razones por las que estaba ahí hasta esa hora.
Primero fue detener un robo en una tienda de televisiones, luego, un robo en un banco, luego, unos robos a transeúntes, llevaba unas cuantas horas en esa área, pero no parecía molestarle. Peter tomaba su descanso, sentado encima de un edificio, sentado al borde, con los pies colgantes en el vació y a un lado suyo, una pequeña canasta además de una lata de pepsi.
