Si, trato de poner una línea entre mi tiempo laboral y mi tiempo libre. Aunque a veces uso la camisa del trabajo para mis clases.
-Parece que lo único genuino en él fuera del trabajo es su buena voluntad y amabilidad, después de todo para él habría sido horrible tener que fingir sonrisas durante las jornadas en el hotel.-
No hace falta que me pague. Sólo es un favor y no una molestia.
-Le sonríe algo apenado, si bien le gusta el dinero en su casa lo criaron para pensar que el único dinero limpio se gana trabajando honradamente. Le señala la dirección, entonces espera a que ella de el primer paso para acompañarla hasta el inmenso shopping.-
Responde con una sonrisa en el rostro a la vez, que ella siempre vistiendo de manera elegante pues es una modelo " en apariencia" mientras le pregunta si la puede llevar y cómo pago le regalará ropa para que vista mejor y quién sabe en una de tantas se logra conquistar a alguna chica cuando se vaya de fiesta él sólo o con sus amistades.
— Pagaré bien tu servicio, si gustas sólo déjame en la tienda; entras te llevas algo para ti y lo demás que tengas de tiempo lo sabrás administrar.
Pregunta todavía si es que puede hacerle el favor, además de que solicitará un taxi porque llevará algo de compras y espera la habitación esté limpia. Pidiendo una jarra de café mexicano antes de su llegada.
-Yasha por otro lado es de carácter dócil, seguramente por cómo ha crecido dentro de múltiples entornos laborales donde se puede forjar la paciencia y amabilidad necesarias para tratar con las personas y aprender en el proceso, por ello la petición lo lleva a proponer.-
¿Una tienda? Bueno, en el camino pasé frente a un shopping que está gitando por la avenida y tiene varios negocios dentro. Si gusta puedo acompañarla.
-Su sonrisa se hace menos evidente, más serena, dejando una sensación de suavidad en ese rostro gentil que tiene. Al oír sobre paga niega con la cabeza.-
Aún faltan unas horas para mi segunda jornada, además me serviría ver los locales. Después de todo llevo apenas unas semanas aquí.
-Eso es evidente ya que viste muchísimo más casual que cuando está en el hotel. Camiseta en vez de camisa, vaqueros en lugar de pantalón de traje y tenis en vez de zapatos.-
Pese a su carácter algo voluble; también es amable y agradecida a lo que tras ver de quién se trata de acerca al auto cuyo pasajero ya conoce y que en verdad parece le ha caído del cielo.
— Sabes dónde hay una tienda de ropa, o un lugar donde pueda comprar celulares el mío está dejando de funcionar.
Esperando una respuesta a lo que ve las calles siguen estando un poco más movidas de lo normal, quizás porque ya está siendo más tarde.
— Descuida, te pagaré ya que el favor no es gratis.
-Estaba cruzando la calle cuando la vio, pensó que saludarla sería abusar de su confianza, por lo que sólo siguió caminando, más cuando estaba por acercarse a la acera un auto le dedicó una serenata de bocinazos junto con sus buenas maldiciones. El rubio no se percató de que el semáforo ya había cambiado, por lo que se apuró a la acera, pensando que ya no podría hacer de cuenta que no la vio y por cortesía lo mejor sería saludar. Intentando evitar interponerse en el camino de ella, decidió sonreírle.-
Buen día señorita.
-Bajó el ritmo de sus pasos, algo común cuando un trabajador ha de saludar a un cliente sin tener que detenerse a forzar una conversación.-
Había optado salir de el hotel donde ya ha optado por quedarse por tiempo indefinido y saliendo a las calles las cuales están un tanto vacías y sin tráfico además de un silencio de por demás incómodo ya que está acostumbrada a oír ruido. Mirando por ambos lados para ver si alguien sabe donde hay una tienda de ropa cercana o al menos donde ir a comprar café de importación, maldiciendo su suerte por qué no ha visto a nadie conocido y los pocos que le habla están trabajando.
